Aprender a silenciar la mente - reseña crítica

En el mundo actual, apenas tenemos tiempo de parar y pensar brevemente. Osho, el autor, nos enseña a tener un momento de soledad y silenciar la mente. Con él descubrirás lo que nos lleva a la ansiedad y la depresión y la importancia de la meditación.

Relájate y disfruta de la lectura de este microlibro. ¿Empezamos?

¿Qué es la meditación?

Escuchar es algo mecánico, cualquier animal que tenga oídos puede hacerlo. Sin embargo, comprender significa centrar tu atención en lo que oyes. Las palabras llegan hasta ti, y tú las relacionas con un significado. En este proceso tu mente no debe interferir: escucha sin interpretar, sin prejuicios ni interferencia de otras cosas.

Primero intenta entender la palabra "meditación". En sánscrito, existe el término dhyana. Esta palabra no tiene paralelo en ningún otro idioma, no puede ser traducida. Esto se debe a que en ningún otro idioma las personas experimentan el estado que ella denota. 

A lo largo de la historia se han escrito muchos libros intentando mostrar el camino de la meditación. Sin embargo, aunque los autores eran bien intencionados, cometieron el mismo error. En general, usaron la palabra concentración como sinónimo de dhyana. Pero el término sánscrito no significa exactamente lo mismo.

En general la mente siempre está en movimiento y por eso es muy difícil pensar en una sola cosa. Aunque esto es necesario para conseguir analizar de forma más profunda cualquier objeto. Una persona que está siempre en las nubes nunca podrá ser un científico.

La concentración dispersa las nubes y permite que el sol llegue a nuestras vidas. Produce la energía suficiente como para generar un fuego dentro de nosotros. Como vemos su característica más importante es que a través de ella nos enfocamos en un punto. Por su parte, la contemplación es más amplia.

Esta diferenciación de conceptos se aplica también a la ciencia y la filosofía. Los científicos intentan estudiar algo hasta sus últimas consecuencias. Por su parte, los filósofos analizan el mundo desde una perspectiva más amplia.

La filosofía se hace básicamente a partir de la contemplación, pero también puede usar la concentración como herramienta en algunos momentos. La religión, sin embargo, no puede utilizar esta última. 

Lo primero que debemos saber sobre la mente es que habla constantemente. Cuando tú permaneces callado, tu cerebro sigue charlando. Si estás despierto o adormecido, la conversación continua. 

Sin embargo, si te esfuerzas para conseguir un intervalo dentro de esa conversación interna, te estás equivocando. No es necesario esforzarse, pues, en realidad, estas pausas ocurren todo el tiempo, basta estar atento. Entre dos pensamientos siempre hay un espacio de silencio.

Meditación y el fracaso del éxito

En Occidente, las personas lograron alcanzar toda la abundancia que la humanidad, como un todo, buscó durante siglos. Los países que pertenecen a esta parte del mundo, consiguieron hacerse ricos, pero ahora están demasiado cansados. El trabajo desgastó el alma de su población. 

En el plano material, externo, todo está disponible, pero el contacto con el interior se ha perdido. Ahora el hombre tiene todo en sus manos, pero es incapaz de encontrarse a sí mismo. Las posesiones se quedaron, pero los maestros se fueron. 

Se ha producido un gran desequilibrio. Es solo cuando alguien se vuelve materialmente rico que percibe, por contraste, su pobreza interna. 

La meditación no es más que enraizarse nuevamente en el propio mundo interno, en la interioridad. Por eso el interés de Occidente por la meditación y los tesoros de Oriente. No tratamos de predicar la pobreza, sino de enfocarnos en lo que realmente importa. 

Hay solo una realidad: la materia es tu forma visible y el espíritu, tu parte invisible. El cuerpo no puede sobrevivir sin el alma, y ​​esta no existe sin el cuerpo. En realidad, esa división ha creado un gran peso en el corazón de los hombres. Creó una esquizofrenia en la humanidad. 

Dividir la realidad en dos partes opuestas, antagónicas, es peligroso porque significa dividir también al hombre. El ser humano es una miniatura del Universo. Divide el mundo en dos y también dividirás a la gente. Por lo tanto, no hay distinción entre el plano espiritual y el material. 

Todos ya nacimos místicos

No hay gente común, eso es un concepto creado por gente egoísta que quiere justificar su propia existencia. Todos los seres humanos somos diferentes. Fuimos creados por Dios. ¿Cómo, entonces, podemos ser iguales? Cada individuo es único y nunca se repetirá. Dios nunca crea nada común. Todo en su creación es raro. Cada individuo es tan único que nunca habrá otro igual. 

Sin embargo, la meditación está destinada a los "místicos". Es verdad, se trata de algo especial, pero cada uno de nosotros lleva consigo un gran misterio que necesita ser comprendido. Cada uno de nosotros posee un gran potencial que necesita ser desarrollado. 

Todos nacemos con un futuro. Todos tenemos esperanza. Un místico es alguien que está tratando de desentrañar los misterios de la vida, que se está moviendo hacia lo desconocido, que está explorando nuevos territorios. Y así comienzan las vidas de todos los niños. Con admiración, asombro, con muchas preguntas en su corazón. 

Más tarde, en algún momento dentro del proceso de "crecimiento", perdemos el contacto con la posibilidad interna de ser místicos y nos convertimos en comerciantes.

La meditación es un camino para liberar el misticismo y sirve para cualquiera, sin excepción. No se trata de un condicionamiento, porque no es una doctrina. No significa tener un credo. Si educas a un niño a ser cristiano, estarás transmitiéndole una doctrina. Estarás forzándolo a creer en cosas que parecen absurdas. 

Si no cree en ti, te enfadarás, pero si lo hace, empezará a perder su inteligencia.

La mente solo puede existir en sociedad pues necesita la presencia de otras personas. No puedes sentir rabia cuando estás solo. No puedes estar triste si no te relacionan con nadie. Tampoco puedes volverte violento. Para todos estos sentimientos necesitas tener una persona cerca.

La mente es un fenómeno social, un subproducto de la sociedad. No solo de la época moderna, sino de cualquier tiempo. Incluso en la prehistoria, cuando alguien iba a cazar solo en el bosque, esa persona estaba ansiosa. 

La diferencia no está en la mente, está en el grado de paciencia. Antiguamente, las personas eran más pacientes, podían esperar. Hoy no sabemos estar tranquilos y esto es un problema.

Autopercepción

La autoconciencia es una enfermedad, mientras que la autopercepción es salud. Las palabras aparentemente quieren decir lo mismo. Pueden incluso utilizarse como sinónimos, pero en el ámbito de la meditación son diferentes. En el primer concepto se pone el énfasis en el “yo”. En el segundo, en la percepción.

Es una diferencia muy sutil, pero muy importante. La autoconciencia provoca que te preguntes cosas como: "¿qué siente la gente acerca de mí?", "¿cómo me están juzgando?", "¿cuál será su opinión?". Debes cambiar el foco del énfasis del ego hacia la percepción. 

No importa lo que la gente piense de ti, si te aman u odian. Lo que dicen de ti no te concierne, es su problema, ellas deben decidir por su cuenta. Solo intenta estar alerta en todas las ocasiones.

Para eliminar todo el caos interior utiliza meditaciones activas o dinámicas, que tienen como principio la catarsis. Una vez que elimines el ruido, surgirá un silencio en ti. Si se ejecutan correcta y continuamente estas técnicas encontrarás la paz que necesitas.

Es interesante señalar que Patanjali, el pionero del yoga, no desarrolló ningún método catártico. Al parecer, no eran necesarios en su época. Las personas eran naturalmente más silenciosas, pacíficas, primitivas. La gente dormía bien y vivía como los animales. No era tan pensativa, lógica y racional. 

Las personas estaban más centradas en el corazón, como sucede con los pueblos primitivos incluso hoy. Además, la vida funcionaba de una manera tal que producía muchas catarsis automáticamente.

Meditación Nadabrahma

Existe una meditación basada en mantras, es decir, en los caminos con mayor potencial para quien desea contemplarse. Si el Nadabrahma se realiza de la manera correcta, todo el cerebro comienza a vibrar fuertemente, así como el cuerpo. Cuando esto sucede, la mente empieza a cantar porque tu parte material y espiritual están alineadas.

Normalmente cuerpo y mente caminan separados. El primero continúa con sus quehaceres, mientras la segunda permanece pensando. Ellos nunca se encuentran, y eso crea una escisión. Esta esquizofrenia básica surge porque estos dos elementos siguen rumbos diferentes. Y tú te encuentras dividido entre ellos.

El resultado de esto es una gran angustia, la sensación de ser rasgado por la mitad. Cuando meditas con un mantra, sea Nadabrahma o cualquier otra forma de cántico, el sonido de lo que cantas resuena en tu interior. Entonces, el cuerpo comienza a responder. Puede ser cualquier sonido, incluso "abracadabra". 

En ese instante tu parte material y espiritual van en la misma dirección, por primera vez. Te sientes libre y como si fueras un ser completo. En este momento es cuando llega la paz. Puedes mirar desde afuera y ver el juego que está en marcha. 

Cuando practiques la meditación Nadabrahma, recuerda hacer que tu mente y cuerpo estén juntos. Sin embargo, tú tienes que convertirte en un observador. Sal de ambos, gentilmente, lentamente, por la puerta de atrás, sin peleas, sin esfuerzo. Este es el sentido de la palabra "éxtasis": salir de uno mismo. 

Si lo haces, encontrarás un estado lleno de paz. Lleno de silencio, felicidad, una bendición. Esto es todo lo que hay detrás de los cánticos, es el motivo por el cual prevalecieron a lo largo de los siglos. Nunca hubo una religión que no usara cantos y mantras.

Nadabrahma es una antigua técnica tibetana, originalmente practicada en las primeras horas de la mañana. Sin embargo, puede ser practicada a cualquier hora del día, a solas o acompañado. Tu estómago deberá estar vacío y deberás permanecer inactivo durante al menos 15 minutos después de la meditación. 

También puede practicarse en pareja. Cada uno debe sentarse frente al otro, ambos cubiertos por una sábana y sosteniendo las manos en posición cruzada. Es mejor no usar ropa. 

Ilumina el cuarto solo con cuatro pequeñas velas y quema un incienso que debe ser destinado exclusivamente para esa meditación. Cierren los ojos y emitan juntos un sonido durante 30 minutos. Después de algún tiempo, podréis sentir que las energías se encuentran y se unen.

Los estadíos del Nadabrahma

La meditación dura una hora y tiene tres etapas:

Primera etapa (30 minutos): siéntate en una posición relajada, con tus ojos y boca cerrados. Comienza a emitir un sonido, suficientemente alto para que sea percibido por otras personas y para que cree una vibración en todo tu cuerpo. 

Si lo deseas, visualiza un vaso o un tubo vacío, rellenado solo con las vibraciones de ese sonido. Habrá un punto en el que el sonido continuará por su cuenta y te convertirás en el oyente. No es necesario hacer ninguna respiración especial, puedes cambiar el tono o mover tu cuerpo suave y lentamente si quieres.

Segunda etapa (15 minutos): esta parte se divide en dos sesiones de siete minutos y medio. En la primera, mueve las manos, palmas hacia arriba, haciendo un círculo. Comienza en el centro del abdomen, unos cuatro dedos por debajo del ombligo.

Las dos manos se van hacia adelante y luego se separan, haciendo dos circunferencias que se reflejan a la izquierda y a la derecha. El movimiento debe ser tan lento que en algunos momentos parezca que no existe. Siente la energía fluyendo de ti hacia el universo. 

En la segunda parte, gira la palma de las manos hacia abajo y empieza a moverlas en la dirección opuesta. Ahora, estas se acercarán al llegar cerca del centro del abdomen y se separarán, haciendo un círculo hacia fuera, hacia los lados del cuerpo. Siente la energía entrando en ti.

Tercera etapa (15 minutos): siéntate y deja absolutamente parado e inmóvil tu cuerpo. Mantente así durante 15 minutos, preferentemente oyendo un sonido relajante.

Notas finales

Los valores pregonados por Occidente provocan una gran presión en nosotros en el día a día. Por ello, muchos caemos en las trampas de la ansiedad, la depresión y otros trastornos psicológicos de difícil tratamiento. Tenemos que mirarnos a nosotros mismos, silenciar nuestra mente. 

La gran lección de la obra de Osho es explicar lo que es y cómo debe ser buscada la verdadera meditación. Cuando salimos de los conocimientos superficiales para profundizarnos mejor en algo, alcanzamos la paz interior. Para, piensa, lee, medita y mejora. Tú puedes hacerlo.

Consejo de 12min

Sigue con “El Buda entra en un bar”, de Lodro Rinzler. Un libro que reúne las enseñanzas del budismo tibetano.