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Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: Things I wish I'd known Before We Became Parents
Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.
ISBN: 9780825457777
Editorial: Portavoz
El Dr. Gary Chapman y la Dra. Shannon Warden comparten lo que desearon haber sabido antes de tener hijos: los hijos modifican tus tiempos, tu dinero y tu matrimonio, y eso es solo el comienzo.
Con calidez, ofrecen consejos prácticos acerca de todo, desde preparar un presupuesto hasta cómo poner límites, a la vez que celebran la gran alegría que traen los hijos.
¡Prepárate para la experiencia más increíble de tu vida con este libro!
Tener un bebé y cuidar un bebé son dos cosas diferentes. La disposición para admitir tus limitaciones y ajustar tu calendario evitará que te sientas derrotado o desilusionado contigo mismo.
Hay una razón para que se necesiten un papá y una mamá para criar un bebé, existe un porqué de que en el matrimonio nos comprometemos a “amarnos y apreciarnos” mutuamente: nunca el amor será más necesario que cuando tienes un bebé.
Todas las investigaciones indican que el entorno más sano para criar un bebé es el creado por un padre y una madre que tienen una actitud mutua de amor y apoyo.
Además, tienen que reconocer las limitaciones, no pueden hacer todo.
Los padres ya no pueden pensar en términos de lo que “voy” a hacer, sino más bien de lo que “vamos” a hacer. Criar hijos es un deporte de equipo.
Adaptar nuestras actitudes y decidir cómo abordaremos la crianza de los hijos es una tarea que vale la pena, pero que es difícil. No obstante, vivir con expectativas poco realistas e inalcanzables, y la desilusión resultante, es algo poco deseable e improductivo.
Además del cambio de actitudes, también debemos tomar medidas prácticas si vamos a hacer frente a la demanda de tiempo que conlleva ser esposos y padres.
Además, sería bueno que conversaran con una pareja que haya tenido un hijo en los últimos seis meses. Pregúntenle cómo el bebé les cambió el calendario. Si ambos trabajan a tiempo completo, ¿han analizado si harán o no cambios profesionales después que el bebé nazca? ¿Han tomado alguna decisión?
Si cada uno de ustedes decide continuar su carrera a tiempo completo, ¿qué opciones de cuidado infantil anticipan? Pueden realizar una lista de las principales actividades que cada uno tiene con su “tiempo libre”, como golf, gimnasio, juegos de video, pasatiempos, Facebook, etc. ¿Prevén recortar algunas de estas acciones después que el bebé nazca?
También, sería útil que hicieran una lista de las tareas hogareñas que se hacen de manera regular y quién realiza actualmente cada una de ellas. Enumeren cosas como comprar comestibles, cocinar, lavar platos, barrer o aspirar el piso, limpiar el baño y la ducha, etc. ¿Prevén cambiar roles en alguna de estas actividades? ¿Cuán dispuestos están a hacer sacrificios personales por el bien de su hijo?
Los hijos no son un gasto, sino más bien una inversión. Sin duda, el valor que los niños agregan a nuestras vidas y al mundo supera con creces cualquier costo financiero. No obstante, es útil y práctico prever los costos que crean y decidir cuán sabiamente presupuestar dinero, tiempo y energía a fin de que tener una mejor preparación para cuidarlos.
Algunos consejos que pueden ayudar:
La autodisciplina, la organización y la creatividad no son útiles solo en relación con estrategias financieras, sino también con el manejo del tiempo y la energía.
El tiempo, la energía y el dinero invertidos en tu matrimonio, tus hijos y en mantener tu salud física, emocional y espiritual es tiempo bien invertido.
La pregunta clave es: ¿Están actualmente comprometidos a “vivir de acuerdo con sus posibilidades”? Si su respuesta es “sí”, ¿cuánto éxito han tenido hasta este momento? Contemplen si tienen deudas: ¿cuál es el monto total y qué planes están haciendo para salir de ellas? Esto puede incluir pagar préstamos universitarios. Asegúrense de incluirlo en su presupuesto.
Además, ¿están ahorrando el 10% de sus ingresos líquidos? De no ser así, ¿qué medidas pueden tomar para hacer de eso una realidad? ¿Tienen un plan escrito (presupuesto) que les muestre las obligaciones mensuales y cuánto tienen asignado para alimentación, vestuario, recreación, ahorros, donaciones, etc.? De no ser así, ¿por qué no empezar el proceso llevando registros sobre a dónde fue a parar el dinero este mes?
¿Cuán disciplinados son cada uno de ustedes en seguir un plan para manejar el dinero una vez que se han puesto de acuerdo? Al prever convertirse en padres, ¿son receptivos a explorar otras ideas creativas para obtener más por su dinero? Si es así, podrían considerar las ideas de este libro, buscar en Internet o hablar con otras parejas acerca de lo que han encontrado útil.
Las buenas normas tienen cuatro características: son intencionales, son mutuas, son razonables y se analizan con toda la familia.
Las normas deben ser intencionales. Son las reglas que hemos considerado de manera consciente. No emergen simplemente de nuestra frustración en el momento, sino que son producto de bastante reflexión en cuanto a por qué se necesita la norma, cuál es su propósito y si es realmente para el beneficio de todos.
En segundo lugar, las buenas normas involucran aportes mutuos del padre y la madre. Cada uno de nosotros creció en familias diferentes, y en consecuencia, tenemos normas distintas.
Las buenas normas, además, son razonables, tienen alguna función positiva. Las preguntas generales son: “¿Es esta norma buena para el niño? ¿Tendrá algún efecto positivo en su vida?”.
La enseñanza eficaz de obediencia requiere que las consecuencias por romper normas deban causar incomodidad a quienes las quebrantan. Hay dos tipos de consecuencias: naturales y lógicas. Las consecuencias naturales son aquellas que se producen sin que los padres tengan que hacer casi nada.
Las consecuencias lógicas tienen relación con la norma incumplida. Es fundamental que se determinen las consecuencias al fijar la norma, y que se informe al niño tanto la norma como las consecuencias de romperla.
Por ejemplo, una norma podría ser que luego de usar un juguete, el niño debe volver a ponerlo “en su lugar”. Si no lo hace, pierde el privilegio de jugar con este juguete al día siguiente.
Aquí la palabra clave es “regularidad”. Si un día aplicamos la disciplina y al siguiente hacemos caso omiso a la ofensa, el niño se confunde.
Muchos padres creen que el éxito académico es el boleto de sus hijos hacia la “buena vida”, sin comprender que las mejores notas en la libreta de calificaciones no necesariamente se convierten en éxito en la vida.
Entrar en contacto con tus propias emociones es el primer paso para enseñar a tu hijo a tener empatía por los demás y desarrollar sus habilidades sociales. Además, no olvides que ustedes son el ejemplo para esa criatura.
Puedes fijar la meta de expresar una palabra amable o hacer una acción bondadosa a alguien cada día. Tal vez quieras comenzar con tu cónyuge.
También, puedes hacer una lista de diez cosas por las que estás agradecido. Escríbelas y analízalas con tu cónyuge.
Cuando tu cónyuge está hablando, ¿le prestas total atención? Intenten sentarse una noche esta semana apagando televisión, computadora y teléfono. Mírense uno al otro y hablen de tres cosas que les hayan sucedido hoy y de cómo se sintieron al respecto. Aprender a prestar “atención enfocada” los preparará para criar hijos.
La salud emocional y la salud física son los dos rieles sobre los cuales debe funcionar el tren de la crianza. Todos conocemos adultos que son físicamente sanos pero emocionalmente discapacitados.
La necesidad emocional más profunda que tiene el niño es sentirse amado por sus padres. Este es el ingrediente esencial en la formación de ese vínculo emocional entre padre e hijo; es también la base para estimular independencia, iniciativa y confianza en el niño.
Para que tu hijo sienta ese amor, tienes que brindarle tiempo de calidad, lo que significa que deberás darle a tu hijo tu atención total.
Además, hace tiempo conocemos el poder emocional del contacto físico. Por eso, nos levantamos, abrazamos y le decimos tonterías al bebé. Mucho antes de que comprenda el significado de la palabra “amor”, él se siente amado mediante el tierno contacto físico.
Todas las investigaciones concuerdan en que el bebé que recibe abrazos, caricias y besos desarrolla una vida emocional más sana que aquel que durante mucho tiempo no recibe contacto físico.
La primera vez que miras a tu recién nacido puede ser algo aterrador y a la vez también estimulante. Aterrador porque te sientes inadecuadamente preparado, pero estimulante porque este es tu bebé. Ustedes juntos han creado un nuevo ser humano.
En este pequeño hay un potencial ilimitado, aunque todavía no esté desarrollado. Tienes el privilegio y la oportunidad de enseñarle y entrenarlo para que alcance ese potencial. ¿Qué podría ser más emocionante y desafiante?
La buena noticia es que no tienes que esperar hasta que sean adultos bien entrenados para experimentar gozo. Pero si no estás en paz contigo mismo, con tu cónyuge y con Dios, puedes ver la crianza de los hijos como una carga más que como un gozo.
Hay gran gozo en observar cómo tu niño aprende habilidades y actitudes que lo llevarán a ser un adulto responsable. Cuando, como padre, reflexiones acerca de esta verdad, podrás sentirte menos abrumado por el tiempo y la práctica que el aprendizaje requiere, y más esperanzado en cuanto a los resultados perdurables que tus esfuerzos tendrán.
Esta actitud los ayudará a respirar con un poco más de alivio y a registrar los muchos gozos relacionados con el proceso de aprendizaje del pequeño.
La dura realidad es que hay muchas posibilidades de que tus hijos resulten como tú. Entonces, es importante poder aprender de tus errores y hacerte algunas preguntas:
Y por último: ¿qué es lo que más te gustaría cambiar antes de que tu hijo nazca? Habla con tu cónyuge, con un amigo, un pastor o un consejero, y recibe ideas sobre medidas que puedes tomar para hacer realidad ese cambio y lograr una buena crianza.
En el microlibro basado en “Los 5 lenguajes del amor”, Gary Chapman revela un hecho fundamental sobre las relaciones: las personas hablan diferentes lenguajes del amor emocional. Comprender el de tu pareja permitirá que alcancen una mayor conexión y un mejor romance
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Es un pastor bautista, consejero matrimonial y escritor estadounidense. Estudió teología, letras y antropología en diferentes instituciones académicas, entre las que sobresale la Universid... (Lea mas)
Ha ayudado a cientos de familias, parejas e individuos durante los últimos 20 años como consejera profesional licenciada. Es profesora asoc... (Lea mas)
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