Indomable: Deja de complacer, empieza a vivir - Reseña crítica - Glennon Doyle
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Indomable: Deja de complacer, empieza a vivir - reseña crítica

Indomable: Deja de complacer, empieza a vivir Reseña crítica Comienza tu prueba gratuita
Autoayuda y motivación

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: Untamed

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN: 9788417694234

Editorial: Urano

Reseña crítica

Un día, la pregunta “¿quién era yo antes de convertirme en la persona que el mundo me dijo que fuera?” apareció en la cabeza de Glennon Doyle. Después de eso, el cambio fue inevitable.

Este es un relato personal guiado por una mirada introspectiva pero al mismo tiempo social. Es una voz que busca hablar principalmente a las mujeres para repensar cuáles son las cosas que hacen que de a poco se vayan construyendo jaulas alrededor de nosotros y cómo liberarse de ellas.

Glennon conoce a Abby

Glennon se encontraba en un momento crítico de su vida. Recientemente había descubierto que su esposo, padre de sus tres hijos, le había sido infiel en múltiples ocasiones. Más allá del impacto del descubrimiento, lo que más la afectaba era que no podía entender cómo la vida que había intentado planificar desde siempre no había funcionado.

Sufrió de bulimia durante su adolescencia porque le obsesionaba ser delgada, se volvió adicta al alcohol después de emborracharse tantas veces hasta perder el sentido tratando de ser agradable, gastó miles de dólares en cremas para tener un aspecto juvenil. Ella sentía que había negado quien era durante décadas en el intento de encajar.

Un día, Glennon se encontraba en una presentación de uno de sus libros cuando entró por la puerta Abby Wambach, una exfutbolista que también se encontraba presentando un libro. En el momento en el que sus ojos se cruzaron, un sentimiento de extraña familiaridad y un calor de hogar invadieron el cuerpo de Glennon.

Después del evento, su amiga Dynna le dijo que parecía que Abby y ella hubieran sido pareja en otra vida.

Tiempo después, Abby sería la mujer que iría a visitar a los padres de Glennon para decirles que amaba con toda su alma a su hija y que quería casarse con ella. La respuesta de la madre de Glennon fue que no había visto a su hija tan feliz desde que tenía diez años.

Llaves

Glennon sabía que esa niña de diez años que había sido alguna vez nunca había desaparecido del todo, pero entendía perfectamente a qué se refería su madre. Después de tanto esfuerzo por ser una buena madre, una esposa, una buena escritora y una buena mujer, después de haber luchado contra la bulimia y la adicción a las drogas y el alcohol, creyó que su chispa interna estaba extinta.

A los 26 años, quedó embarazada y dejó de consumir. La abstinencia la ayudó a recordar cómo era antes de que todo eso sucediera. Se dio cuenta de que durante su infancia, sentía lo que necesitaba sentir y fue así hasta que la vergüenza la domesticó.

Las personas, y especialmente las mujeres, se pierden a sí mismas cuando aprenden a complacer.

Para construir una vida propia, libre de las jaulas de la sociedad, Glennon tuvo que resucitar esas partes de ella misma que había aprendido a mirar con desconfianza, a ocultar y abandonar para que el resto del mundo se sintiera cómodo.

Esas cosas son las llaves de la libertad y están dentro de nosotras, solo debemos encontrar el valor para mostrarlas.

Primera llave: siéntelo todo

En su primer encuentro en rehabilitación por su adicción al alcohol, Glennon contó que llevaba seis días sobria y que se sentía terrible. Abrió su corazón y contó a los allí presentes que sentía que vivir le resultaba demasiado difícil, y que constantemente tenía la sensación de que los demás conocían un secreto para vivir que ella ignoraba.

Al finalizar el encuentro, una mujer se acercó a ella y le dijo que se identificaba con su historia. Esta mujer le transmitió que era normal sentir todo lo que sentía y que no se trataba de que estuviera enfrentando mal la vida. El único secreto que se le escapaba a Glennon era que hacerlo bien resulta muy duro.

Sentir es difícil, pero para eso están los sentimientos, incluidos los más dolorosos. No sabía que la idea era sentirlo todo. Pensaba que debía sentirse feliz. Pensaba que la felicidad era para sentirla y el dolor para suprimirlo, anestesiarlo, evitarlo.

En estos últimos 18 años, Glennon ha aprendido dos cosas sobre el dolor:

  1. Podemos sentirlo todo y sobrevivir: nunca nos liberamos del dolor, pero podemos liberarnos del miedo al dolor y con eso basta.
  2. Podemos usar ese mismo dolor para transformarnos y convertirnos en todas las versiones de nosotras mismas que queramos, versiones más auténticas y hermosas.

Siguiendo esta línea, debemos ser críticas de la cultura del consumo, entendiendo que es ella la que nos dice que podemos comprar la huida del dolor y nos mantiene adormecidas, impidiéndonos evolucionar y crecer.

No debemos impedirnos nuestra propia evolución porque nos asuste demasiado someternos al proceso.

Segunda llave: quédate quieta y verás

Cuando una mujer entiende por fin que es imposible complacer al mundo, es libre para descubrir cómo complacerse a sí misma.

Cuando Glennon descubrió la infidelidad de su esposo, no sabía si divorciarse o continuar con su matrimonio, por lo que decidió asesorarse con testimonios y opiniones en internet. Allí se encontró con una amplia y contradictoria variedad de opiniones.

Esto hizo recapacitar a Glennon y entendió que si todas esas personas sostenían opiniones tan diversas sobre lo que había que hacer, era justamente porque no existía una manera objetivamente acertada o equivocada de lidiar con ello.

Los conceptos de correcto e incorrecto, bueno y malo no son reales, solo son jaulas culturalmente construidas, artificiales y siempre cambiantes, creadas para sostener las instituciones.

Glennon entendió que si seguía intentando hacer las cosas bien, se pasaría la vida siguiendo las reglas de otro en lugar de las suyas. Quería tomar sus propias decisiones como mujer libre. El problema era que no sabía cómo hacerlo.

Unas semanas más tarde, una amiga le envió una tarjeta con una gruesa tipografía en negrita y mayúsculas que decía: “Quédate quieta y sabrás”.

Glennon empezó a practicar la meditación; al principio, le costaba horrores. Pasadas unas semanas, con la práctica, empezó a notar que cada vez se adentraba más y más en sí misma. Al final sintió que pudo hundirse lo suficiente como para descubrir un nuevo nivel en su interior cuya existencia ni siquiera conocía.

En aquel lugar, en lo más hondo, no hay voces. Sin todos los ruidos del exterior, empezó a notar algo que no percibía en la superficie. Allí, en lo más profundo, notaba algo que circulaba dentro de ella: un saber.

El saber acudía a su encuentro y la guiaba hacia lo que necesitaba hacer a continuación, un paso a la vez. Así comenzó a ir por la vida con más claridad y solidez.

Glennon lleva la segunda llave tatuada en su muñeca: “Quédate quieta”. Ese tatuaje le recuerda a diario que si está dispuesta a sentarse en calma consigo misma, siempre sabrá qué hacer.

Tercera llave: atrévete a imaginar

Hay dos tipos de orden. Existe uno visible ante nuestros ojos, lo vemos todos los días en las calles y en las noticias. En ese orden visible reina la violencia y las injusticias. A este orden lo llamamos realidad.

No vemos nada más porque nunca hemos visto algo distinto. Sin embargo, siempre hay algo en nuestro interior que lo rechaza, porque sabemos por instinto que este no es el orden natural de las cosas.

Sabemos que hay un sistema mejor, más auténtico y puro. Ese sistema mejor es el orden invisible que llevamos dentro. Es la visión que nos representamos en la imaginación acerca de un mundo más auténtico, más hermoso.

Glennon dice que su definición favorita de la fe es la capacidad de creer en el orden invisible de las cosas, porque es gracias a la imaginación que empiezan las revoluciones personales y globales.

Es la esperanza la que empuja desde nuestro interior e insiste que todo debería ser mejor y que puede serlo. Debemos apelar a que el orden invisible se torne visible y que nuestros sueños lleguen a ser nuestros planes.

Cuarta llave: construye y quema

Cuando nos damos permiso para sentir, nuestro yo interior se transforma. Cuando actuamos siendo consecuentes con nuestro saber e imaginación, nuestro mundo exterior se transforma. Vivir desde los mundos que llevamos dentro cambiará nuestros mundos externos.

Pero es necesario entender que estos cambios requieren aceptar la destrucción de lo viejo. Si queremos construir algo nuevo, debemos estar dispuestas a dejar que arda lo viejo.

Debemos tener muy claro que si nuestra verdad interna puede incendiar una convicción, una estructura familiar, un negocio, una religión, una industria, ese es el camino que debemos seguir.

Si sentimos, sabemos e imaginamos, nuestras vidas, familias y mundo también existirán en versiones más auténticas con el tiempo, pero al principio da mucho miedo, porque una vez que sentimos, sabemos y nos atrevemos a imaginar más para nosotras, ya no podemos dejar de hacerlo.

Muchas veces pensamos que quizá sea más seguro dejar las cosas como están, porque aunque no sean auténticas, tal vez sean suficientes. Pero ese “suficiente” es lo que empuja a las personas a beber en exceso, a recurrir demasiado al sarcasmo, a amargarse, enfermar y vivir sumidas en una desesperación silenciosa.

La construcción de lo verdadero y hermoso implica la destrucción de lo aceptable.

Glennon dice que ha perdido identidades, convicciones y relaciones que le ha dolido perder. Ha aprendido que, cuando se vive desde las emociones, saber e imaginación propias, no se deja de perder pero lo que se pierde es aquello que ha dejado de ser lo suficientemente auténtico para poder adueñarnos de lo que sí lo es.

Fantasmas

Cuando era veinteañera, Glennon creía que en alguna parte existía una mujer perfecta, cuya vida era sencilla. Esa mujer la atormentaba como un fantasma, y se esforzaba al máximo por ser ella.

A los treinta, dejó de intentar ser la mujer perfecta y decidió reivindicar sus imperfecciones diciéndoles a todos que era un desastre total y que estaba orgullosa de serlo.

El problema era que seguía creyendo en la existencia de ese ser humano ideal y pensando que ella no lo era, es decir, seguía creyendo en fantasmas. Había decidido desafiar la perfección en lugar de perseguirla, pero la rebelión es una jaula como lo es la obediencia. Ambas implican vivir contra los principios de otros en lugar de armar los propios.

La libertad no consiste en apoyar o rechazar un ideal, sino en crear tu propia existencia de cero.

Si todos queremos ser amados y buscamos encajar, si esta es la experiencia humana que todas compartimos, es porque compartimos la idea de que existe algún modo mejor, más perfecto, de ser humanas.

¿Dónde está ese ser humano que funciona “correctamente”, a partir del cual medimos nuestro desempeño? Glennon dice que pudo liberarse cuando entendió que esos eran fantasmas y que su problema no era que no daba la talla como humana, sino que no daba la talla como fantasma.

Nunca vamos a cambiar el hecho de que ser una persona es complicado, así que tendremos que renunciar a la idea de que en teoría debería ser fácil.

Glennon nunca más se consideraría una persona dañada, defectuosa o imperfecta, porque es una mujer que ya no cree en fantasmas.

Notas finales

Después de enfrentarse a varias adicciones, a la bulimia y a la infidelidad de su esposo, Glennon Doyle entendió que no estaba viviendo una vida plena y decidió comenzar a vivir de otra manera.

En este libro, la autora comparte su historia y reflexiones para ayudar a otras mujeres a que también se animen a reconectarse con su verdadera esencia y deseo.

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¿Quién escribió el libro?

Nacida en Burke, Virginia, en el año 1976, es una escritora estadounidense reconocida por sus obras “Guerrera del amor” (2016) e “Indomable” (2020). Es también fund... (Lea mas)

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