¡Hazlo! ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez? - Reseña crítica - Seth Godin
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¡Hazlo! ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez? - reseña crítica

¡Hazlo! ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo por primera vez? Reseña crítica Comienza tu prueba gratuita
Autoayuda y motivación

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: 

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN: 9788466649759

Editorial: B México

Reseña crítica

¿Tienes las agallas para comenzar cosas? ¿Quieres dejar de ser el tipo de persona que se adapta al statu quo y vive aferrándose a las normas preestablecidas? Seth Godin te ayudará a cambiar para que te conviertas en el tipo de persona que el mundo busca: un verdadero iniciador. ¡Adelante, hazlo!

La iniciativa

Lo importante es el cambio de actitud: no debes esperar que alguien tome la iniciativa, tómala tú mismo. Debes convertirte en alguien que empieza, que inicia, que está preparado para fracasar con tal de marcar una diferencia.

¡Vamos! Es tu turno de hacer. La iniciativa es el único pilar que necesitamos. Empezar es el primer paso que debemos dar, es el más importante. Debes dejar de darle vueltas y lanzarte para hacerlo realidad.

Entre otras cosas, debes estar al tanto del mercado, de las oportunidades, de quién eres, debes estar preparado para comprender que sucede a tu alrededor, debes estar conectado, debes ser coherente, debes crear un valor para vender y debes ser productivo.

Pero sin la iniciativa no podrás reaccionar al mundo de constante cambio que te rodea. Sin el coraje y la pasión para arriesgarse, para lanzarse, para iniciar, estarás a la deriva. Posiblemente te aterre y por ello lo pases por alto. Pero es en verdad lo único que necesitas: las agallas para lanzarte.

Quienes triunfan son las personas que hacen de la iniciativa una pasión y una práctica. Debes cambiar tu actitud y adoptar la costumbre de empezar.

Los elementos de la producción

Si quieres que algo se haga realidad, necesitarás:

  1. Una idea
  2. Personas que la lleven a la práctica
  3. Un lugar para desarrollarla y organizarla
  4. Materia prima
  5. Distribución
  6. Dinero
  7. Marketing

De acuerdo con el autor, los economistas confían en estos inputs. Sin embargo, sostiene que “si nadie dice ‘adelante’”, cualquier proyecto languidece. Nada se sostiene si no hay alguien que insista, empuje, crea, apueste, emprenda. Si no existe alguien así, todo se pierde.

En definitiva, “todos esperan a que alguien diga ‘adelante’”.

Las personas, por naturaleza, necesitan un mapa. Dibuja uno y la gente te seguirá.

Si nadie se dedica a empezar, no hay innovación. Y las ideas sobran, falta ponerse en marcha.

La única forma que tienes es probando. Debes experimentar. Así, mejorarás tus técnicas y ganarás entendimiento y capacidad de hacer que las cosas sucedan.

“El único modo de poseer realmente algo y de ejercer nuestra influencia es mediante la experimentación, las pruebas, las modificaciones y el entendimiento”.

No es necesario tener un gran nombre, un edificio, ni acciones en la bolsa para que empezar algo valga la pena. No tiene que ser algo arriesgado, ni que cambie el mundo. En otras palabras, no tienes que ser Howard Schultz.

Por el contrario, hay muchas personas en muchos puestos de trabajo que se encuentran en el lugar perfecto para empezar algo. 

Si trabajas en un hospital, por ejemplo, y alguien tiene problemas para cargar la bandeja hasta su mesa, ayúdalo. Si hay una bisagra que chirría, ponle aceite.

Resulta muy obvio, ¿verdad? Pero por algún motivo no lo hacemos. ¡Hazlo! No mañana, no la próxima semana. Hazlo ahora.

Existen muchos tipos de capital: financiero, de redes, intelectual, físico, de prestigio. Pero el más importante en la nueva economía es el capital instigador, aquel que tienen las personas con el deseo de avanzar y las agallas para decir “sí”.

Innovar en este momento

Cada vez se acorta la vida media de una innovación. Innovar y cosechar ya no es una estrategia a largo plazo. Debemos innovar hacia la innovación y empezar para empezar de nuevo. 

Este mundo nos pide que seamos más rápidos porque los ciclos son más cortos. Debemos prestar atención al cambio. 

Los riesgos implican ganar o perder. Pero muchas personas evitan arriesgarse por la simple posibilidad de fracasar. Lo cierto es que nos han educado para evitar el riesgo y el fracaso. Además, la gente ha empezado a confundir el cambio con el riesgo: si las cosas cambian, hay movimiento y por lo tanto hay riesgo.

Las personas que le temen a esto evitan el movimiento, arriesgarse, fracasar, se estancan, se adaptan al statu quo, defienden sus posiciones, pero nunca tienen la voluntad de ir más allá.

¡Están cometiendo un error! Ni el riesgo ni el movimiento son algo malo y “riesgo” y “cambio” no son lo mismo.

El mundo cambia permanentemente, y si no te mueves ni mueves a tus proyectos, estos perecerán. La economía necesita movimiento, tú también; y el movimiento NO es riesgo.

Evitar el fracaso es contraproducente. La mayoría de las personas que empiezan, a menudo fracasan. “Si apuestas por el camino de la iniciativa y te mantienes en él, mientras otros se obsesionan por la ‘calidad’ y la ‘predictibilidad’, a la larga acabarás triunfando”.

De este modo marcarás la diferencia y emplearás tu energía para llevar a cabo proyectos que merecen la pena. 

Lo cierto es que estamos programados para tener miedo y en muchos casos la “resistencia” sabotea nuestras mejores oportunidades y echa a perder la posibilidad de que rompamos los moldes. Pero saber esto te ayudará a ignorarla y a avanzar de todas formas. 

Ego

“Ego” no es una mala palabra. Buscamos reconocimiento, marcar la diferencia y romper los moldes. No queremos que nuestro trabajo sea anónimo.

¡Deja que tu ego te convierta en un iniciador! Sin embargo, la forma de conseguir que algo se vuelva realidad es permitiendo que otros se lleven el mérito.

Tu éxito (y el de tu ego) es que tu proyecto se ponga en marcha, no llevarte el mérito cuando lo haga.

La mayoría de los empleadores y propietarios exigen obediencia. Pero esto no hace más que generar estancamiento en la innovación y la mejora. La obediencia hace que seamos predecibles y ordinarios, pero evita el crecimiento.

Lo cierto es que debes pasarte la vida buscando ponerte el día, cambiando para adaptarte a un sistema demasiado inestable. Debemos poner nuestra energía en desafiar y cambiar lo que es mediocre.

Curiosidad y espíritu emprendedor

El trabajo ha adoctrinado a la gente hasta tal punto que ya no se preguntan cómo funcionan las cosas. La iniciativa necesita curiosidad. Es el deseo de entender cómo funcionan las cosas y de descubrir qué debemos hacer para mejorarlo. Un iniciador no descansará hasta lograrlo.

Los emprendedores no solo inician, utilizan el dinero para crear un negocio rentable, algo que pueda crecer y prosperar una vez que se pone en marcha. Esto requiere muchas agallas e iniciativa.

Este espíritu emprendedor escasea justamente porque implica iniciativa y porque requiere el uso de dinero, personas y activos para crear una entidad nueva y mayor.

Los verdaderos emprendedores saben que una buena empresa necesita más que una persona para crear los cambios. El mejor modo de prosperar es cambiando y el cambio ocurre cuando alguien está dispuesto a ir más allá y ver qué pasa.

Errores y proyectos

Un iniciador se equivocará, tomará malas decisiones, perderá tiempo, y la culpa recaerá sobre él. Pero es justamente esto lo que lo hace valioso. Muchos prefieren evitar los retos, ser castigados, tener miedo, correr riesgos. Si eres un iniciador y estás dispuesto a todo esto, vales mucho.

Es muy difícil encontrar gente que decida iniciar proyectos que valen la pena. Dichas iniciativas no siempre funcionan, pero esto debe darte confianza: estás haciendo algo que nadie se atreve a hacer.

Cuando el coste de intentarlo es menor al de no hacer nada, ¡inténtalo! La economía exige que aportemos iniciativa y el coste de equivocarnos es inferior al de no hacer nada. ¡Vamos!

Sin proyectos, no hay recompensa. Los proyectos no duran para siempre, necesitan renovarse. Y para eso está el iniciador, quien se dedica a empezar cosas, para inventar, elegir, apostar y abandonar ideas, predecir, prever… CAMBIAR.

Debemos dejar de esperar que nos den un mapa para proceder. Se premia a quienes trazan el mapa, no a quienes los siguen. ¡Ponte a dibujar ese mapa!

Lo que hace nuestras vidas interesantes es el descubrimiento, la sorpresa, el riesgo a explorar. ¿Por qué no agregar ese interés a nuestro trabajo? Evitar el riesgo, el cambio, lo nuevo, la exploración ya no funciona. Debes ir hacia adelante, lo más rápido que puedas e inundar tu vida con ese interés que te mueve: debes iniciar.

Nos han enseñado a callar, a bajar la cabeza, vivimos con una lista de prohibiciones, pero nos aterra saber cuánta libertad tenemos. En parte, disfrutamos de los límites que nos imponen porque tardamos mucho en pasar a la acción y comenzar.

Quienes hoy defienden el statu quo son las mismas personas que en el pasado se propusieron cambiarlo. Ceden, se desaniman, se adaptan al orden establecido y terminan por aceptarlo.

No te pierdas en el camino, sé constante y coherente, empieza y termina las cosas. Sigue apostando y marcarás la diferencia. El límite está en tu cabeza, no en el sistema. La gente apasionada marca la diferencia porque puede hacerlo.

Los malos comienzos son siempre una opción, pero debes utilizarlos para revisar, innovar y mejorar. “Apostar no significa estar en lo cierto; significa pasar a la acción”.

“Puede que no funcione”

El cambio es muy poderoso, pero sucede que siempre va acompañado de fracaso. Debemos buscar fracasar para triunfar. Intentar conlleva la posibilidad de que no salga bien. Tiene que intentarlo, no te escondas.

Todos tenemos el motor que nos empuja a intentarlo y a mejorar. No dejes que ese motor se apague, no te vuelvas un incapaz de intentar y pasar a la acción.

Además, empezar implica acabar. Si no intentas hacerlo realidad, estarás fracasando.

Pero si empiezas algo y no lo terminas, habrás perdido el tiempo. Tu trabajo tiene que cruzarse con el mundo que te rodea, necesita críticas y comentarios. Solo así sabrás si funciona o no. Si no te arriesgas a empezar y a acabar, todo lo hecho fue un pasatiempo.

El humano es por esencia un iniciador. Los niños inician, crean, arman. Pero les cortamos las alas. Nuestros padres nos reprimen, los profesores regañan, los compañeros rechazan, las fábricas nos contratan, siempre coartando posibilidades de iniciar.

Los alborotadores, iniciadores, incitadores, innovadores, siguen empezando (y acabando) cosas. El mundo se está dando cuenta que el lavado de cerebros fue un error. Se necesitan más como estos. Recuperemos esa esencia que teníamos de niños. Comencemos.

Si nunca has fracasado, hay dos opciones: tienes demasiada suerte o nunca has apostado por nada. Intentarlo implica tener éxito y fracasar sucesivamente.

Quien ha triunfado, tiene una larga lista de fracasos atrás. No hay duda. Que el miedo a fracasar no te paralice.

El mayor reto es tener las agallas de arriesgar el éxito alcanzado para lograr algo mayor. Y, a la larga, arriesgar ese éxito es la única forma de lograr algo grande de verdad.

Empezar no es solo un evento, sino una serie de eventos. Paso tras paso, eso es empezar. “Continúa empezando hasta que acabes”.

“Hoy en día no empezar es muchísimo peor que equivocarse. Si empiezas, tienes la oportunidad de evolucionar y corregir para convertir tu equivocación en un acierto. Si no empiezas nada, nunca tendrás esa oportunidad”.

El primer paso que debes dar es identificar tu miedo a ir más allá. Cuando aceptes que tu éxito y felicidad dependen de que acabes con el miedo que te detiene, ya habrás recorrido una buena parte de lo que implica empezar.

¡Adelante!
¡Hazlo!
¡No puedes perder, no te des por vencido!

Notas finales

Todos tenemos el potencial de iniciar cosas. Solo es cuestión de encontrar el coraje y lanzarnos a ese mundo tan prometedor.

Todas las empresas, fábricas, empleadores están buscando gente como esta: que diga “sí”, que se anime, que tire para adelante, que crea y aproveche las oportunidades de comenzar cosas cada día.

Los iniciadores se han convertido en personas muy valiosas ya que, durante mucho tiempo, el mundo se ha dedicado a cortar alas, a lavar cerebros, a celebrar la obediencia. Finalmente se han dado cuenta de que fue un error.

Sácate el miedo que te han enseñado a tener y lánzate a un mundo de oportunidades.

Consejo de 12min

Si te han gustado estos consejos y quieres seguir recorriendo el camino para ser el iniciador que deseabas, Seth Godin tiene más para ti. Descúbrelo en “Tribus: Necesitamos que TÚ nos lideres”.

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¿Quién escribió el libro?

Este empresario estadounidense de origen judío está graduado en Informática y Filosofía en la Universidad de Tufts. También se perfeccionó en el marketing, donde obtuvo un máster en la Universidad d... (Lea mas)

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