El humor de mi vida - Reseña crítica - Paz Padilla
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El humor de mi vida - reseña crítica

El humor de mi vida Reseña crítica Comienza tu prueba gratuita
Espiritualidad y mindfulness

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: 

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN: 9788491396208

Editorial: HarperCollins

Reseña crítica

Humor, amor y muerte son la base de este libro. Tres palabras que están destinadas a coexistir.

Nadie muere de amor, se muere si no se ama, y para morir sin miedo hay que amar la vida.

Vivir es reír, y como la muerte es parte de la vida, debemos tenerla como amiga y reírnos con y de ella para perderle el miedo.

Te invitamos a leer, pues hay que aprender a morir viviendo con amor y humor.

Cómo encarar el cáncer con humor y amor

“El humor de mi vida” es una obra escrita por María de la Paz Padilla, obra que además de ser un instrumento de ayuda para aquellas personas que están pasando por un cáncer terminal o quienes deben acompañar a alguien en esas condiciones, es un título de amor con humor.

Mari Paz Padilla vive intensos momentos de dolor, no solo por la muerte de su madre, su pilar, sino también por la convalecencia y posterior muerte del amor de su vida, una muerte que no avisó.

Sin embargo, y pese a lo inmenso del dolor, lo aceptó convirtiéndolo en el amor más maravilloso que pudiera sentirse y expresarse, abriendo un portal al disfrute de cada instante de la vida.

Paz califica al año 2020 como un año de pérdidas. Trabajos, libertad, amigos, familiares. Lo único que no se va es el miedo.

Paz quiso escribir sus experiencias para que la memoria no disolviera en el tiempo la experiencia vivida con Antonio, su esposo.

El amor, el humor y la muerte están destinados a coexistir. ”Uno no se muere de amor, como se suele decir, se muere si no se ama, y para poder morir sin miedo, es necesario amar la vida”.

El humor como arma de seducción

El arma de seducción masiva más potente es el humor, la comedia. No hay mejor empatía que aquella que se produce por reír juntos. Para hacer reír hay que amar, amar al ser humano.

Hay que querer verlo feliz y eso no puede hacerse si hay miedo. La manifestación del humor es consecuencia de la inteligencia, es un complicado mecanismo evolutivo que implica esquivar los miedos instintivos.

Los miedos desaparecen cuando nos reímos de ellos. En consecuencia, la única manera de perder el temor a la muerte es con humor y amor. La muerte es parte de la vida, por lo tanto es importante profundizar en el estudio y la investigación, y hablar de ella sin tabúes para así perderle el miedo.

A través de su reconocido humor, la autora relata sus experiencias junto a Antonio Juan Vidal Agarrado. Desde que se conocieron en los scouts, ella decidió que ese “largo” era para ella.

Se casaron a escondidas, en la iglesia, frente a Dios como testigo, pero sin ninguna autoridad.

La historia de mi vida

Mari Paz incursionó casi por azar en el mundo de la televisión. Acompañó a su cuñado a un casting y, para hacer tiempo, se metió en otro. Fue seleccionada y así comenzó su exitosa carrera.

Sin embargo, su pareja no lo aprobó, lo que llevó al rompimiento. El destino, años después, volvió a unirlos. Vivieron un tórrido romance en las Maldivas y volvieron a casarse de “mentirita”.

Su tercera boda fue en la India. Un año después, celebraron su cuarta y última boda, esta vez junto a familiares y amigos, y con todas las de la ley.

Un día, Antonio llamó asustado a Paz para decirle que no se sentía bien, que estaba extraño, desorientado. No sabía ni su nombre. Tras consultar con el médico, el diagnóstico resultó ser un tumor cerebral maligno.

Aquí comenzó el sufrimiento de la pareja. “¿Has oído lo que yo?”, le preguntó Paz a Arturo, su amigo y manager, quien la acompañaba.

Antonio fue tratado con corticoides y recobró la conciencia.

A partir de ese momento, fue necesario usar máscaras. No por hipocresía o por la pandemia, sino para que Antonio no se diera cuenta del miedo que ella sentía, lo que podría acrecentar el suyo.

Podía estar asustada, aterrada, pero debía mostrar alegría, entereza, ante la posible muerte de su amado.

Preparándose para la muerte

En la escuela no te preparan para enfrentar la muerte, sea de un familiar o la tuya propia. Tenemos miedo a lo desconocido. De ahí la importancia de aprender de la muerte, de conocerla.

El cerebro no está diseñado para ser consciente de nuestra muerte o del envejecimiento, para que no nos sintamos atormentados por dejar de ser algún día lo que fuimos de jóvenes.

Existe gran cantidad de información acerca del nacimiento, de la procreación, del cuidado de los niños, pero de la muerte hay muy poco y definitivamente hay que prepararse para lo inevitable.

La muerte siempre ocupó un lugar privilegiado dentro de la filosofía. Algunos han considerado que es la liberación que tiene el alma del cuerpo.

Epicuro opinaba que no debe asustarnos, porque nunca vamos a coexistir con ella. Si estamos, la muerte no, y si ella está, nosotros no.

Cicerón, por su parte, decía que filosofar no era otra cosa que prepararse para morir. Tito Lucrecio dijo: “Ni antes nos dolió ni después nos dolerá”.

Lo que sí es cierto es que el tema de la muerte ha sido una constante a lo largo de la historia en la mayoría de las culturas.

Cristianos e islámicos han estado de acuerdo en que la muerte es la separación del cuerpo y el alma, y al enfrentarse a su dolor, Paz así lo entendió. Además, supo que la muerte debe ser una celebración.

La situación la llevó a investigar la postura de diferentes culturas frente a la muerte. En México, por ejemplo, se celebra el día de muertos. En Benín, a pesar de su componente trágico, la muerte se vive con especial naturalidad.

Mientras tanto, Antonio era sometido a una operación para extirpar su tumor maligno. Según los médicos, la operación resultó un éxito. Le recomendaron al paciente asumir hábitos saludables y practicar deporte.

Reflexionar acerca de la muerte provoca cambios profundos en el interior y nos hace ver con mayor pragmatismo lo que estamos haciendo de nuestras vidas. Hay que ver la muerte con naturalidad, sin morbo y sin terror.

Las cosas cambian, nada es permanente. Y debemos avanzar, crecer, cambiar.

Cambiando los hábitos

Un estilo de vida sedentario es perjudicial para cualquier enfermo oncológico por aquello de la pérdida de masa muscular. El deporte es importante para paliar los efectos secundarios del tratamiento con quimio y radioterapia.

Gracias al ejercicio físico y a la consecuente liberación de endorfinas, además de no abatirse emocionalmente, Antonio descansaba mejor, y los efectos analgésicos del deporte mitigaban el dolor.

Paz asumió la situación con humor, se puso una máscara al estilo griego y hacía las tareas hogareñas como si nada pasara. El humor es la mejor manera de ridiculizar los miedos.

Saber que tu muerte es inminente aparta de la mente todo lo que no tiene importancia real, como el dinero, el poder, el estatus o la fama. Solo el humor salva.

Según la psiquiatra Elizabeth Kubler-Ross, la teoría del duelo se divide en varias etapas: negación, ira, negociación, depresión y, por último, aceptación. La autora vivió cada una de estas fases con la enfermedad de su marido.

La pérdida de un ser querido, acompañar a un familiar con cáncer o el propio padecimiento de la enfermedad ameritan terapia psicológica, sobre todo porque no tenemos educación sobre inteligencia emocional.

Hay que trabajar en la búsqueda del despertar de la conciencia, conocernos para encontrar el equilibrio, y deshacernos de lo que habíamos tenido como verdad y que muchas veces nos hace daño creando patologías.

Es importante meditar, buscar la quietud que hemos perdido con el diario acontecer. Debemos hacer uso de los mantras para aquietar nuestra mente.

En busca de ayuda

Debemos recurrir a la psicología como hábito. Cuando no podemos manejar una situación, debemos buscar ayuda profesional. La psicología está estigmatizada. Debemos conocernos mejor y la psicología es la herramienta.

La psicología ayuda a aceptar un acontecimiento nefasto que no tiene marcha atrás. No es resignarse, es dejarse llevar, dejar de oponer resistencia. Hay que asumir la inevitabilidad e intentar ser felices a pesar de la realidad.

Hay que focalizarse en vivir el presente. ¿Para qué adelantarse a algo que no ha pasado aún? ¿Para qué pensar en la reproducción de las células cancerígenas si no han aparecido?

Hay que disfrutar el momento, la oportunidad que te da la vida de ser feliz. Ese fue el consejo de Ana, la psicóloga de Paz, y eso fue lo que hizo. Eso sí, saboreando cada instante.

En el libro, Paz Padilla comparte los consejos de la web de la Asociación Española Contra el Cáncer sobre la complicada tarea que implica la gestión de las emociones de un paciente con cáncer. Estos consejos son:

  • Expresa lo que sientes, sé tolerante contigo mismo y demuéstrate aceptación y respeto.
  • Comparte tus sentimientos. La alegría, el miedo y el enojo necesitan ser expresados. La mejor forma de hacerlo es con personas de confianza.
  • Déjate ayudar. Expresa tu malestar cuando este todavía sea de poca intensidad.
  • Controla los pensamientos. No son los acontecimientos los que causan las emociones, sino nuestra interpretación de ellos. No anticipes problemas sobre cuya ocurrencia no tienes certeza. Sé objetivo.
  • Activa tu cuerpo y mente. La inactividad favorece la aparición de pensamientos negativos. Ocúpate.

Como la mayoría de las personas, Paz había vivido de espaldas a la muerte, aterrorizada o negándola. La muerte es parte de la vida y tarde o temprano debemos afrontarla. Debemos prepararnos, estudiar, investigar acerca de ella para hacer este proceso menos doloroso.

Paz encontró un libro que cambiaría su forma de ver la vida y también la muerte: “El libro tibetano de la vida”, del maestro budista de meditación Sogyal Rimpoché.

El budismo no ve la muerte como el cristianismo. No es un acontecimiento triste, sino una manera de trascender. Venimos a esta vida a aprender; si no lo logramos, debemos regresar. De trascender, tu alma es la que decide si regresar a la vida o quedarse en el Nirvana.

Según la sabiduría de Buda, debemos utilizar la vida para prepararnos para la muerte. Tenemos miedo a la muerte porque queremos seguir apegados a la materia.

Un ritual de amor incondicional

En definitiva, en algún momento nos percatamos de que debemos dejar de resistirnos. La vida no son los días que nos faltan por vivir, sino los maravillosos días que hemos vivido hasta ahora.

A pesar de que la ciencia no lo reconoce aún, la conciencia no se encuentra en el cerebro, este es solo una interfaz que permite la expresión de la conciencia, y en el momento de la desconexión, desaparece el personaje que hemos interpretado, aunque no la verdadera conciencia.

Es muy importante prepararnos para ayudar a quien muere. Se debe establecer una relación sincera y sin temor. Se debe estar relajado y comportarse de manera natural.

Es importante que la persona que acompaña, “cuando el moribundo empiece por fin a comunicar sus sentimientos íntimos, no interrumpa, discuta ni reste importancia a lo que diga. Aprenda a escuchar y aprenda a recibir en silencio, un silencio receptivo y sereno que haga sentirse aceptada a la otra persona”.

Se debe tomar su mano y dejarlo hablar. Este momento es decisivo para el moribundo. Es posible que se ponga iracundo, que reproche. Hay que ser paciente y dar mucho amor, un amor incondicional.

Tampoco debemos dárnosla de sabios, mucho menos tratar de salvarlo con nuestras creencias. Y si no encuentras qué decir, díselo al moribundo y pídele ayuda.

Lo ideal es preparar un ambiente cálido, lo más armónico posible, con los familiares que no estén muy perturbados. Y de alguna manera darle permiso para que se vaya, decirle que todo está bien, que es importante que se vaya en paz, que ha hecho bien su tarea en esta vida y que se le ama.

Paz hace un resumen acerca del proceso de disolución de los elementos tierra, agua, fuego, aire y espacio cuando la persona muere y qué hacer en cada momento, según explica el budismo. Habla también de la nueva percepción, la bioneuroemoción, como método para el bienestar emocional, y la biodescodificación como instrumento para mejorar la salud.

Antonio murió el 18 de julio de 2020. La tristeza es parte natural del proceso del duelo y por tanto debemos aceptarla, acogerla, pero no instalarnos en ella.

Paz vivió con Antonio la vida y su muerte, con humor y con amor. Lo acompañó, le dijo cuánto lo amaba, y celebraron su partida con la familia, prometiéndose volver a estar juntos.

Notas finales

En esta obra, la autora relata la historia de amor junto a su pareja, Antonio Vidal, y la situación que vivió cuando a él le diagnosticaron cáncer.

El libro también narra de qué manera la autora se preparó para enfrentar la inminente muerte de su esposo, apoyándose en el humor, el amor, la filosofía y las sabidurías ancestrales.

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¿Quién escribió el libro?

Reconocida actriz española, presentadora de televisión y empresaria. Se casó con Alberto Ferrer en 1998 y con Antonio Vidal en 2016. E... (Lea mas)

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