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Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro:
Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.
ISBN: 9789500211550
Editorial: Editorial El Ateneo
¡Transforma el modo de verte a ti mismo! El camino puede ser difícil, pero el resultado será asombroso.
Virginia Gawel nos invita a desactivar los mecanismos que nos llevan a odiar lo que somos para reconciliarnos con nuestra verdadera esencia. Esta revolucionaria propuesta que reúne prácticas y conceptos tanto orientales como occidentales te ayudará a ser quien verdaderamente eres.
¡Conéctate con lo más profundo de tu ser!
Las personas suelen detestarse y despreciarse a sí mismas. Se encuentran en un laberinto de autoodio del que deben salir.
Sin embargo, es posible llevar a cabo un proceso de autorreconciliación para que convivan en paz consigo mismos y salgan de ese laberinto.
Cuando en una determinada cultura hay una palabra que no existe, significa que ese concepto está negado por la cultura, no está visualizado. La palabra “autoodio” está socialmente acallada, y el objetivo ahora es erradicar ese acallamiento.
Vivimos en una hipnosis colectiva que hace que todos absorbamos expresiones tales como “autoestima” (en vez de “autoamor” o “autoapoyo”), que nos llevan a mirarnos con desaprobación y autodesprecio.
Acabar con el autoodio implica adoptar la filosofía de la no violencia, aplicada tanto al entorno como a la forma de vincularse con uno mismo, con quienes somos.
El concepto “Maitri” es tomado del budismo, e invoca una actitud y una práctica que pueden transformar el veneno del autoodio en un combustible vital: es una actitud psicoespiritual.
La autora utiliza el término “budismo” desde un punto de vista laico, como una psicología.
Hemos aprendido que pensar bien de nosotros está mal, que valorarnos es narcisismo y egolatría, y nos tildan de arrogantes.
Pero no existen palabras para la virtud de expresar con modestia nuestras bellezas y dones. Para ello podremos usar la palabra Maitri, que se define como “amor benevolente, gentil, sanamente compasivo”.
Más específicamente, aquí lo aplicaríamos a la relación con nosotros mismos: una mirada benevolente hacia nuestra propia persona, que nos permita el despliegue de nuestra real identidad.
Maitri implica una actitud y una multiplicidad de prácticas que la propician con el fin de volvernos “un ser querido para nosotros mismos”.
Implica "bientratarse", elegirse, "deselegir", mirar compasivamente nuestras limitaciones, amar nuestras características, disfrutar nuestras bellezas y perdonarnos. Implica además no juzgarnos ni criticarnos despiadadamente.
Se trata de no distorsionar nuestras maravillas.
Todos tenemos una Esencia que recibe condicionamientos desde afuera a medida que crecemos y eso hace que vivamos en una realidad distorsionada.
En ese proceso se construye nuestra identidad y nos vamos identificando con esa personalidad, esos pensamientos, emociones y sentimientos.
Pero sucede que ese cúmulo de condicionamientos reemplaza a nuestra identidad esencial y la obstruye.
Es como si nos quedáramos dormidos. Las tradiciones espirituales apuntan a un entrenamiento para despertar, y despertar es volver a conectar con esa Esencia que está sepultada bajo condicionamientos.
En ese sentido, el fin del autoodio sucede cuando recobramos contacto con nuestra Esencia dormida y dejamos de identificarnos con nuestros condicionamientos.
Identificarse es fijar nuestra identidad en cosas impermanentes que no somos, como emociones, vínculos, deseos, imágenes o ideologías. Pero en verdad esas cosas solo son parte de nosotros. Tu identidad es mucho más que un pensamiento, una emoción, una actitud. No eres eso con lo que te has identificado.
El fin del autoodio implica "desidentificarnos" de todo eso y autoliberarnos de los condicionamientos para reconectarnos con nuestra Esencia.
La autoobservación es una herramienta esencial para desidentificarnos; consiste en habilitar la “Conciencia Testigo”, desde la cual podemos ver el contenido interno sin aferrarnos a él. Es un acto de contemplación de uno mismo.
Sentir que no somos dignos es parte del autoodio. Para liberarte de esa parte del autoodio, es necesario comprender cómo funciona.
Nos han criado para experimentar vergüenza como si fuera siempre un sentimiento virtuoso. Pero no nos enseñaron a discernir cuándo la vergüenza tiene fundamento real.
De cierta forma, nos hicieron pensar que sentir vergüenza equivalía a tener modestia.
Por esto, ciertos condicionamientos hacen que se dispare en nosotros el sentimiento de vergüenza cuando en realidad deberíamos sentir cosas como disfrute.
Este modo de educar hace que confundamos entre el sentimiento legítimo de haber cometido un acto avergonzante y el de la vergüenza de sí infundada.
Debemos “recablear” nuestro cerebro para no experimentar esta confusión moral que transforma al autoodio en un castigo “razonable” y desbancar la falacia de que somos apreciables si nos despreciamos.
Avergonzarnos no es ser modestos. Por el contrario, nos transforma en seres autoanulados.
La intrafobia es el miedo a hacer contacto con nuestro inconsciente. Uno siente que de allí podrían emerger los rasgos menos apreciados, lo siniestro, lo incontrolable, lo primitivo.
Quienes experimentan intrafobia temen a sus emociones, a indagar en lo que duele, a hacer psicoterapia. Se resisten a entrar en su interior y a que otros lo hagan, dado que desconocen su Esencia.
Este miedo forma parte del autorrechazo: reconocerlo y combatirlo será indispensable.
Las psicologías de oriente, como el taoísmo, el budismo y el sufismo, abordan las emociones, los estados sutiles de la mente, la identidad profunda y una visión del inconsciente muy concreta.
Proponen conceptos y prácticas que son aplicables a la interioridad de cualquier persona, en todas las culturas y épocas.
Estas prácticas tradicionales, que se centran en la meditación, la compasión, la autoobservación y otras prácticas similares, proporcionan muchos beneficios para el cerebro, y por eso es tan importante para los occidentales nutrirnos de ellas.
Debajo de las múltiples capas de personalidad que tenemos, generadas por la culturización y los condicionamientos que nos desconectan de nuestra Naturaleza Esencial, existe un Núcleo con el cual debemos aprender a permanecer en contacto.
Trabajar sobre esto nos brinda la posibilidad de revincularnos con ella, desobstruirla y devolverle su real potestad sobre nuestra vida.
Tenemos que librar ese Núcleo reprimido que nos impide vivir nuestra vida y vitalizar nuestra percepción de nosotros mismos.
Nuestra personalidad está formada por muchos “yoes”.
Mediante la autoobservación a través de la Consciencia Testigo, podemos conocer esa multiplicidad de subpersonalidades.
En el circuito del autoodio, lo que en verdad rechazamos o aceptamos son partes de nuestra identidad y, muchas veces, rechazamos aquellas partes más sanas y cultivamos lo que no es tan valioso.
Estos múltiples yoes son entidades transitorias que se configuran en determinadas situaciones para luego desvanecerse y dar lugar a otra identidad.
Lo importante aquí es que ninguno de esos yoes es nuestra identidad esencial.
El trabajo sobre uno mismo permitirá conocer cada fragmento de la personalidad, para lo cual la práctica de la desidentificación será fundamental.
Comprender esta multiplicidad es crucial, ya que uno no se odia a sí mismo, sino que odia partes de sí mismo y, para que algunos fragmentos no ataquen a otros, es importante la práctica de la no violencia hacia uno mismo, adoptándola como filosofía de vida.
¿Sientes que eres duro contigo mismo o que no puedes perdonarte? Pues bien, quien es duro y quien no puede perdonar es solo una parte de ti: el Crítico Interno.
El Crítico Interno es tan inevitable como necesario. Dado que no podemos evitar su existencia, necesitamos convertirlo en un integrante útil y educarlo para que actúe cuando haga falta.
El problema, nuevamente, es que el Crítico no es el yo en su totalidad, sino una parte más. Identificarnos con el Crítico conlleva un estrechamiento de la conciencia, por ello hay que quitarle el rango erróneo que le hemos otorgado.
Solemos tener una confianza ciega y crédula sobre lo que el Crítico dice, por eso suele ser tan devastador. Le hemos obedecido y temido como si fuera un jefe, cuando debería ser un empleado.
A través de la desidentificación, podrás dejar de lado esa credulidad ciega respecto de esa voz, y podrás discernir entre lo valioso de ser escuchado y desestimar lo que no lo es.
Contamos con muchos mecanismos que nos ayudan a autosabotearnos a diario y producen perturbaciones respecto de cómo nos relacionamos con el entorno y con nosotros mismos.
Darnos cuenta de esos mecanismos, observarlos y hacernos responsable de ellos es importante para liberarnos y evolucionar.
Algunos de ellos son:
Nadie nos salvará de todos estos mecanismos más que nosotros mismos. La observación, la desidentificación o la ayuda de un psicoterapeuta pueden ser grandes herramientas para alcanzar la autoliberación.
Hay condicionamientos socioculturales por los cuales odiamos nuestros cuerpos.
El sistema en el que vivimos necesita que despreciemos nuestros cuerpos para que seamos “buenos clientes” y consumamos cosas como dietas, siliconas, tratamientos, alimentos basura, etc. (la lista es infinita).
Una persona que cuida y valora su cuerpo no es un buen cliente. Por eso nos hacen sentir asco sobre nosotros mismos.
Pero hay veces en que el rechazo a nuestro cuerpo tiene otros orígenes. Por ejemplo, porque vemos en nosotros rasgos de algún familiar que nos ha hecho daño o porque sentimos que nuestro cuerpo está sucio luego de un abuso.
Es necesario honrar la sacralidad y la inocencia de nuestros cuerpos todos los días.
Muchas tradiciones espirituales, como el Yoga, el Aikido, el Tai Chi Chuan o el Qi Gong, cuentan con herramientas para trabajar sobre el cuerpo.
Seguir cualquiera de los caminos que conduzcan a integrar el cuerpo a la espiritualidad, convirtiéndolo en un amigo, te será útil para combatir el autoodio.
Nuestra Sombra, aquellos aspectos ocultos o inconscientes de uno mismo, tanto positivos como negativos, que han sido reprimidos o que nunca han emergido, es quien más necesita de la práctica Maitri para que desarrollemos una mirada compasiva y amistosa hacia nosotros mismos.
Todos esos aspectos están ocultos porque nos resultan inaceptables respecto de quienes creemos ser y por ello los mantenemos en el Inconsciente.
Parte de la tarea de reconciliarse con uno consiste en rescatar y nutrir esos aspectos de la Sombra para que sean sanos.
El miedo a que estos rasgos quiebren nuestra “imagen” es el que impide que salgan, pero los necesitamos para convertirnos en personas completas, en quienes verdaderamente somos.
En vez de quebrarse, nuestra identidad se ampliará. Debemos reconciliarnos con esos rasgos, comprender sus potencialidades y darles su merecido lugar.
“Podría decirse que integrar la Sombra se constituye en un proceso de reapropiación de lo no vivido”.
Por eso debemos "desrreprimir" lo excluido, conocerlo, educarlo y aprender a regularlo para que juegue a favor de nuestra Esencia.
El psicólogo Abraham Maslow fue quien utilizó la expresión “Complejo de Jonás” para hacer referencia al miedo a los propios talentos.
Nos asustan nuestras posibilidades y nos asusta llegar a ser eso que vislumbramos.
Suele suceder que nos achicamos, nos justificamos, nos postergamos y hasta llegamos a envidiar secretamente a quien sí se atreve a explotar su grandeza. Sentimos que no hay oportunidades en el afuera, pero si se presentan, nuestra visión angosta, nuestro miedo nos impide tomarlas.
Entonces, “nos autoodiamos por hacernos vivir a nosotros mismos por debajo de nuestras potencialidades”.
El mundo necesita que no renuncies a esos talentos y posibilidades. Por el contrario, necesita que encarnes tu grandeza personal con valentía. Eso te ayudará como antídoto para el autoodio.
Virginia Gawel profundiza cada uno de los aspectos y mecanismos que se encuentran dentro de nosotros; que nos llevan por el camino del autoodio y nos dejan paralizados en esa trampa.
En su libro incluye un apartado denominado “Invitación a la práctica” para que comencemos a desandar el circuito del autoodio.
Muchos de los consejos para desactivar esos mecanismos que tanto daño nos hacen están basados en prácticas tradicionales como el budismo, pero vistos desde una perspectiva laica, es decir, como psicologías.
La finalidad del libro es conocer esos mecanismos y aspectos de nuestras vidas que nos impiden desarrollar nuestra verdadera Esencia, y transformarlos para que cada fragmento que nos constituye juegue a nuestro favor y dejemos de odiar lo que somos.
Una de las cosas más importantes en la vida es conocerse a uno mismo. ¿Quieres conocer cómo sientes? Entonces te recomendamos “Permiso para sentir”, de Marc Brackett.
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Es una psicóloga, docente, conferencista, comunicadora y escritora nacida en Argentina en 1961. Pionera en la integración de prácticas orientales y occidentales, fundó el Centro Transpersonal de... (Lea mas)
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