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Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: El camino del despertar
Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.
ISBN: 9788467071917
Editorial: Paidós
El esperado regreso del doctor Mario Alonso Puig. Una inspiradora obra que nos ayudará a transformarnos en la persona que siempre quisimos ser. Un viaje profundo hacia la superación de limitaciones que, desde dimensiones ocultas de nuestra mente, nos impiden alcanzar la plenitud. Una guía transformadora que te conducirá hacia la persona que siempre has deseado ser.
A través de la metáfora del Camino del Héroe, Mario Alonso Puig conecta descubrimientos fascinantes sobre el cerebro, la naturaleza de la realidad y la influencia de nuestra mente en la percepción. ¿Vamos?
La llamada a recorrer el Camino del Héroe es una invitación a liberarnos de las fuerzas gravitacionales del yo egoico, del personaje, para adentrarnos en ese espacio de infinitas posibilidades, el espacio de la persona, el espacio del Ser.
Al igual que los personajes de una película viven atrapados en su guión y no pueden salirse de él, nosotros también vivimos atrapados en una narrativa, en unos sentimientos y en unos recuerdos que constituyen lo que se conoce como nuestra identidad egoica o yo egoico.
Solo cuando uno descubre que es persona y que no tiene que vivir de acuerdo a un determinado personaje, atrapado en un papel concreto, también descubre que es posible vivir en libertad. Nuestro miedo a la libertad no es sino el miedo de ese personaje con el que nos hemos identificado.
Una vida se transforma cuando nos reconectamos con la grandeza que hay en nuestro interior y favorecemos que se despliegue y alcance su plenitud. Para ello es necesario sanar heridas emocionales, heridas que ni siquiera sabes que existen, por mucho que se noten sus efectos.
Todos tenemos heridas y las escondemos en los rincones más oscuros del inconsciente para no mirarlas y evitar así volver a sentir el dolor que sufrimos cuando se produjeron.
No sanar esas heridas hace que sigamos padeciendo muchos de los bloqueos que impiden que hagamos realidad nuestros sueños y evitan que aflore nuestra mejor versión, esa que todos estamos llamados a ser.
No hay mayor poder que el de convertir el dolor en crecimiento, la oscuridad en luz, el miedo en valentía y el odio en amor. Pero para poder transformarse en ese mago, primero hay que aprender a ser guerrero, porque en el Camino del Héroe tendremos que hacer frente a difíciles pruebas y a grandes desafíos.
Quien posee una mentalidad de guerrero no puede ni sentirse como una víctima indefensa ni, por supuesto, actuar como tal. No se trata de ser agresivo o violento, sino a desarrollar ese poder interior que nos impide abandonar ante la dificultad o la intimidación.
Son las personas con mentalidad de víctima las que permiten que los sentimientos de impotencia y de desesperanza las dominen. Un guerrero no cede ante la dificultad. Sus pies se mantienen firmes en la tierra, los hombros se dirigen hacia atrás, su pecho se expande y mantiene su mirada al frente.
Cuando una persona fluye, es capaz de conectar con la energía negativa, pero sin quedar atrapada en ella. Recorrer el Camino del Héroe es también una llamada a conectar con los demás y con la vida de una forma mucho más amplia y profunda.
Es la invitación a entrar en un espacio desde el que se crea y se genera una nueva realidad, una realidad que previamente nos parecía inimaginable. Por eso hablamos de una llamada que procede del Ser, de lo más profundo de la persona, y no del yo egoico o personaje.
Uno de los principales obstáculos que encontraremos en el Camino del Héroe es el lenguaje. Hay tres tipos de lenguaje: el literal, que es el que utilizamos para describir las cosas; el metafórico, y la poesía, que nos habla de realidades más profundas. El lenguaje literal es el que domina el hemisferio izquierdo del cerebro.
El metafórico y la poesía son procesados por ambos hemisferios, es decir, no solo los entiende el raciocinio, sino que también los elabora y capta el hemisferio derecho del cerebro.
El significado de cada palabra lo captaría el hemisferio izquierdo, mientras que los elementos afectivos, visuales y contextuales, presentes tanto en la metáfora como en la poesía, los procesaría el derecho.
Por eso, una determinada palabra pronunciada en un contexto significa una cosa y dicha en otro significa otra distinta. Nosotros, tan apegados como estamos a funcionar prestando atención casi exclusivamente a la mente del hemisferio izquierdo, somos eficaces, pero no eficientes.
En la represión, el lóbulo frontal del hemisferio izquierdo bloquea, a nivel preconsciente, la llegada de información incómoda desde el hemisferio derecho.
Por eso hay que ser un verdadero “loco” para romper los límites que la mente ligada al hemisferio izquierdo nos impone.
Para transitar el espacio que va del yo al no-yo es necesario convertirse en un verdadero héroe o heroína: se trata de desplazarse desde un mundo que nos resulta conocido y familiar hasta otro extraño del que lo ignoramos prácticamente todo. Es entonces cuando tendremos que decidir si el miedo será quien nos gobierne o si dejaremos que sea la fe la que nos dirija.
Más allá de la zona de confort existe un mundo desconocido (el mundo del no-yo) que nos parece tenebroso, porque plantea la posibilidad de encontrarnos con peligros que no sabemos si podremos afrontar.
Por ello, a este espacio se le denomina “zona de hundimiento”, o “zona de breakdown”, puesto que los sentimientos dominantes son la ansiedad, la inseguridad y el miedo.
Nos asalta la duda, la confusión y la desconfianza. Nos vemos solos, perdidos y en peligro. Por eso, la mayor parte de las personas regresa rápidamente a su zona de confort. Son muy pocos los que resisten, los que están dispuestos a seguir avanzando, contra viento y marea, por el Camino del Héroe.
De ahí que sea tan necesaria en esta etapa la figura arquetípica del guerrero, ese ser humano capaz de resistir el embate de la prueba.
Cuando se traspasa la “zona de hundimiento” se llega a la “zona de descubrimiento”, o “zona de breakthrough”, que es donde comenzamos a reconocer tanto los recursos de los que disponemos como el origen de muchos de los bloqueos que sufrimos.
Aquí uno hace descubrimientos vitales y tiene intuiciones con un gran poder transformador. Cuando llegamos a esta zona es cuando más se manifiesta el crecimiento, la mejora, la evolución e incluso la transformación.
Cuando uno sale de ella y atraviesa ese espacio donde se siente solo, perdido y en peligro, lo que descubre es algo que no estaba en el «mapa de su mente». De ahí que se denomine “zona de descubrimiento”, porque produce sorpresa, asombro y gratitud.
Para transformar nuestra vida y convertirnos en quienes estamos llamados a Ser necesitamos cumplir cinco premisas:
Ser conscientes de que podemos elegir entre esclavitud o libertad, entre arrastrarnos o volar.
Asumir la responsabilidad en el proceso de alcanzar la libertad y de reclamar nuestra verdadera identidad.
Sentir en nuestro corazón y en nuestras tripas lo que supondría dicha transformación para nuestra vida y la de nuestros seres queridos.
Tener confianza en que si creemos, tener fe con decisión, y también un sentimiento de certeza acerca de algo. Es abrirse a la magia para que se haga posible lo que parece imposible.
Dar un paso detrás de otro, poner una piedra sobre otra, pero no como quien cree que está construyendo un simple muro, sino como quien sabe que está construyendo una catedral.
Uno sale de su zona de confort solo por dos motivos: inspiración o desesperación. La posibilidad de descubrir un nuevo continente es, sin duda, una extraordinaria fuente de inspiración. Sin embargo, cuando uno «está harto de estar harto» es cuando resulta más fácil dejar de prestar atención a las manidas frases que tantas veces nos han repetido hasta quedar grabadas en nuestro inconsciente:
La curiosidad mató al gato.
Más vale pájaro en mano que cien volando.
Más vale malo conocido que bueno por conocer…
Hay tres tipos de umbrales, o puertas, que nos llevan de nuestro mundo conocido a ese otro desconocido. Primero se produce el paso del mundo consciente del hemisferio izquierdo al inconsciente del hemisferio derecho, para después pasar de un espacio a otro dentro de la esfera inconsciente.
Cruzar estos umbrales implica hacer frente a distintas pruebas, que, a medida que se van superando, harán que el héroe o la heroína experimenten un mayor nivel de crecimiento, de evolución y de despertar.
Cada uno de estos tres umbrales nos introduce en un mundo diferente de desafíos y de oportunidades, si bien tienen algo en común: los tres nos ayudarán a reconectar con algo de lo que nos habíamos desconectado.
Primer umbral: nos permite reconectar con el cuerpo, con la inteligencia somática. Quien cruza este primer umbral establece un tipo de relación con su cuerpo completamente diferente al que previamente tenía. Esto se nota porque se tienen nuevas sensaciones corporales, se adquiere un mayor equilibrio emocional y se desarrolla la intuición.
Segundo umbral: cuando cruzamos el segundo umbral, pasamos del mundo físico al espacio que existe entre lo físico y lo espiritual, lo material y lo energético, la forma y el fondo. Por eso, conectaremos con un mundo de arquetipos y símbolos que son representaciones mentales que nos ponen en relación con todo un mundo de imágenes, sentimientos, sensaciones y potencialidades ocultas.
Tercer umbral: atravesar el tercer umbral nos pondrá en contacto con el mundo del espíritu. Si recordamos, cuando cruzamos el primer umbral pudimos reconectar con ese cuerpo del que nos sentíamos separados.
Ante la insolubilidad del problema, la mente del hemisferio izquierdo se resiste de tres maneras.
Rebelándose contra la injusticia de un mundo de ricos y pobres: enfado, crispación, ira.
Resignándose ante la muerte inevitable de tantos inocentes.
Bloqueándose y siendo incapaz de tomar nuevas decisiones.
Por el contrario, la mente conectada con el hemisferio derecho abordará el problema desde otro ángulo, desde una perspectiva completamente diferente.
La mente ligada al hemisferio izquierdo sólo puede aspirar a objetivos lógicos, sensatos, racionales, y, sin embargo, cuando se produce la sincronización de nuestras dos mentes, conseguimos objetivos exponenciales, extraordinarios, fuera de serie.
Si vivimos plenamente en este mundo, tomaremos malas decisiones, experimentaremos el dolor del error y tendremos que aprender de ese error para que no se convierta en un fracaso. Además, habrá personas a las que no les gustemos, nos criticarán, nos herirán y de nuevo sentiremos dolor. Sin embargo, para poder convertir toda esta experiencia en avance, en crecimiento, en mejora y en evolución, debemos asegurarnos de que nada encoja nuestro cuerpo, que nada lo haga más pequeño.
Solo desde la aceptación es posible una nueva respuesta, a la que denominamos fluir. Por eso, para fluir, lo primero es recibir; lo segundo, aceptar (no resistirse, no enfrentarse a lo que está sucediendo), y lo tercero, transformar. Cuando fluimos, la relación con lo que nos ocurre se transforma, y eso es precisamente lo que tiene la capacidad de cambiar aquello que nos ocurre.
Cuando fluimos, estamos «curvando la realidad»; es decir, se genera, se crea una nueva realidad. Si la mente ligada al hemisferio izquierdo ha introducido un patrón de tensión muscular generalizada ante una situación difícil, lo que llamamos candado neuromuscular o coraza muscular, en el Camino del Héroe aprenderemos a hacer que nuestro cuerpo reaccione de una forma completamente diferente.
En lugar de cuerpo encogido, cuerpo expandido, abierto, erguido. En lugar de mirada baja, mirada hacia adelante y ligeramente elevada.
La sabiduría para reconocer en los demonios una puerta y en el amor el elemento clave para sanar nuestras heridas nos va a permitir seguir transitando por nuestro Camino del Héroe.
El verdadero amor es origen y es fin en sí mismo. Amas porque quieres amar, y por eso solo se le revela una nueva realidad a aquel que ama sin esperar que nada especial se le revele.
¡Qué difícil resulta aceptar que se pueda hacer algo sin buscar nada a cambio, aunque sea algo tan noble como el despertar! El ego es incapaz de amar sin esperar, mientras que el Ser es incapaz de amar y a la vez esperar. El amor es la piedra filosofal que lo transforma todo.
Hace falta humildad, valentía y compromiso para amar esa herida, esa verdad que duele, para no querer huir de ella, sino para abrazarla.
Mantente presente, en silencio, aunque duela, aunque ofenda, aunque sea injusto, aunque sea parcial, aunque pueda ser, incluso, profundamente erróneo. No reacciones, no te justifiques, no argumentes, no te defiendas, no contraataques. Simplemente, quédate ahí y aguanta con serenidad la tempestad, aunque sientas que te desborda la ira, la tristeza, el miedo, la vergüenza, la culpa.
Elévate. Descubre que esa tristeza, que esa amargura, que ese miedo, que esa ira que experimentas y que te genera tanto dolor también te están mostrando el camino a la transformación. Elévate para ver esa oportunidad envuelta en ropas de faena. Es la visión del águila la que te mostrará la oportunidad en medio del dolor y de la dificultad.
Investiga. Detrás de nuestros demonios hay una intención positiva, por muy oculta que esté. Cuando odiamos, lo hacemos para tapar nuestros sentimientos de soledad, de vulnerabilidad, de tristeza y de impotencia.
Descubre. El dolor es el camino. La relación es la clave. Respeta, valora y ama eso que temes y lo transformarás. Si puedes amar el infierno, es porque ya estás en el cielo. Eso que nos duele es lo mismo que necesita ser integrado. Huir del dolor es también huir del descubrimiento. Pregunta a ese dolor: ¿Cuál es el regalo que estás intentando darme y que yo me resisto a aceptar? ¿Cuál es el recurso que me estás ofreciendo, aunque yo no lo pueda reconocer?
Conecta con esa parte de tu cuerpo donde la incomodidad, la tensión e incluso la ausencia de sensaciones se hace más llamativa.
Reconoce tu vulnerabilidad, tu fragilidad, tu ignorancia y acepta que no por ello eres indigno de amor, sino que, por el contrario, estás mucho más necesitado de él.
Ábrete a ese Universo que es sabiduría y amor incondicional, y el único que puede enseñarte a amar lo que aún eres incapaz de amar. De las vasijas rotas no procede la reparación, porque lo máximo que podemos hacer es poner unas cuantas grapas para intentar mantener las fracturas unidas. Sin embargo, aquí no hay belleza. Solo cuando el Universo rellena de oro esas fracturas convierte en hermosas esas mismas fracturas.
Recupera la capacidad de asombro. Mantén un espíritu curioso y observa atentamente cómo el Universo reconcilia dos lados aparentemente irreconciliables. No podría producirse lo que vas a ver si no existieran esas dos fuerzas opuestas. Asómbrate ante el nivel de creatividad y de originalidad con el que el Universo puede manifestarse en tu vida.
Agradece. Quien experimenta semejante transformación solo puede vivir en gratitud, porque vive en unión, en sabiduría y en amor. Por eso su presencia irradia algo tan especial y vivificador
Al hacer frente a energías negativas, como la ira, los celos, el miedo, la culpa, la envidia, la sensación de impotencia o la desesperanza, es frecuente que nos sintamos atrapados por ellas.
Sin embargo, el mago puede actuar sin que eso ocurra. De esta manera es posible que se produzca la transformación. Del espacio abierto que se crea al abrazar esas emociones sin quedar atrapado en ellas emerge su poder sanador y transformador. Ese mismo espacio es el que nos invita a despertar.
La invitación es, por tanto, a que aceptemos tanto los momentos de alegría como los de tristeza, los momentos de confianza como los de miedo, los momentos de ilusión como los de desesperanza, los momentos de satisfacción como los de dolor, y transformarlos en crecimiento, en mejora, en evolución.
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