El Arte de Vivir - Reseña crítica - Epicteto
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El Arte de Vivir - reseña crítica

El Arte de Vivir Reseña crítica Comienza tu prueba gratuita
Espiritualidad y mindfulness

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: 

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN: 

Editorial: Urano

Reseña crítica

Epíteto nació como esclavo en el 55 DC., en Hierápolis, parte del Imperio Romano, en donde hoy es Turquía. Después de haber conquistado su libertad, ganado eminencia en la sociedad y haber sido profesor de Marco Aurelio, el mayor Emperador Romano, se dedicó a la construcción de su versión filosófica del estoicismo griego, centrada en la premisa de que el ser humano no puede controlar la vida, sólo sus respuestas a ella.

Pon en práctica algunas de las 93 instrucciones sabias, concisas y directas del “Arte de Vivir” y aprende a encarar los desafíos del día a día con éxito y enfrentar las pérdidas inevitables de la vida con gracia.

Historia y obra

Epíteto no dejó escritos filosóficos. Así como Platón hizo con Sócrates, Flavio Arriano compiló los principales puntos del filósofo a partir de sus conferencias. Este agregado originalmente generó 8 libros - compendio conocido como "Discursos" - de los cuales sólo 4 sobrevivieron al tiempo. Epafrodito, que fue su señor y secretario administrativo de Nerón, admirado con su inteligencia, lo mandó a Roma a estudiar. Al convertirse en el alumno más destacado de Musonio Rufo, acabó conquistando la libertad.

Se quedó en Roma, enseñando, hasta que lo expulsaron en el 94 DC, debido a que el emperador Domiciano se sentía políticamente amenazado por los filósofos. En seguida fue a Nicópolis, en el noroeste de Grecia, donde pasó el resto de su vida haciendo charlas sobre cómo vivir con más dignidad y tranquilidad. Considerada como el "Budismo de Occidente" - por centrarse en la esencia divina dentro del individuo - su obra básicamente se ocupó de responder a las siguientes preguntas:

1. ¿Cómo vivir una vida feliz y plena?

2. ¿Cómo puedo ser una buena persona?

Para él, ser filósofo es separar lo que es verdad de lo que es meramente una serie de accidentes desencadenados por fallas del pensamiento lógico, patrones culturales y lecciones de nuestros padres y profesores, que aunque bien intencionadas, tienen errores. Entonces, para aliviar el sufrimiento de nuestra alma, debemos realizar un trabajo de introspección y una jornada para ganar conciencia de nuestras creencias y hábitos productivos e improductivos, desde el punto de vista de la libertad, la felicidad y la sabiduría.

Premisas y Definiciones

Antes de entrar en las instrucciones, es importante garantizar la comprensión de las premisas y definiciones de las cuales el autor parte.

Premisa # 1

La principal función de la filosofía es ayudar a las personas a afrontar los retos de la vida y a hacer frente a las pérdidas inevitables como el dolor, la enfermedad y la muerte.

Premisa # 2

La felicidad y la libertad derivan del entendimiento del siguiente principio: hay cosas que están en nuestro control y cosas que están fuera de él.

Premisa # 3

Todo el mundo tiene la oportunidad de practicar la bondad, independientemente de ser rico o pobre, religioso o laico, con o sin educación formal.

Definición # 1

La libertad es saber discernir entre qué es lo que podemos controlar y qué es lo que no podemos para, de esa forma, actuar sobre lo primero y aceptar lo último.

Definición # 2

La felicidad es un flujo continuo y dinámico de actos de valor.

Ahora, vamos a las sugerencias del autor para una vida plena y feliz.

Separa lo que puedes controlar de lo que no

Aceptar los límites y trabajar con ellos, en vez de luchar contra ellos, es el camino hacia la libertad. Obviamente, poner nuestros deseos en cosas que están fuera de nuestro control es una prisión. ¿Qué está en nuestro control? Nuestros deseos, aspiraciones y las cosas que nos repelen. Esto debe ser de nuestra cuenta, porque son variables sobre las cuales conseguimos actuar. Siempre hemos de interferir en lo que es interno. ¿Qué está fuera de nuestro control? El cuerpo en que nacemos, en qué familia nacemos, el prestigio social. Debemos recordar que son factores externos, así que no debemos preocuparnos por ellos. Intentar controlarlos sólo tiende a generar más ansiedad. Debemos concentrarnos en lo que podemos controlar y ser conscientes de lo que no es de nuestra cuenta. En consecuencia, el autor recomienda la práctica intencional de indiferencia a los factores externos.

Tal vez sea la casa, el trabajo, el matrimonio, una amistad, un bien, la reputación, la movilidad, la salud o cualquier otra cosa sin la cual tendremos que seguir adelante y, en consecuencia, darle un nuevo significado a nuestra vida. Ante esta situación, Epíteto defiende que el estoicismo puede ser un buen remedio para estas horas, un faro que indica el camino hacia fuera de la desesperación; un antídoto para todas las cosas inevitables que él llama "enfermedades del alma".

Compórtate como un adulto

Nadie puede herirte. Nadie tiene ese poder sobre ti. Incluso si alguien dice algo que te molesta, incluso si te insultan, es tu elección interpretar la situación como un insulto o no. Por eso, Epíteto recomienda que, la próxima vez que alguien parezca que te está provocando, recuerdes que es sólo tu propio juicio del hecho que genera esa sensación. No dejes que tus emociones se alteren por meras apariencias. Intenta no reaccionar en el momento. Aléjate de la situación. Elévate, observa desde lo alto y respira profundamente. Es sólo un hábito generado por un condicionamiento social que hay que desaprender.

En la misma línea, el autor cree que no debemos tener miedo de las críticas. Sólo cuando nos sentimos frágiles sentimos la compulsión de defendernos o justificarnos ante los demás. Deja que tus actitudes hablen por ti. No podemos controlar las impresiones que otros tienen de nosotros y el esfuerzo para intentar controlarlo sólo desestabiliza nuestra autoestima. Entonces, la próxima vez que alguien te diga "me dijeron que...", no te preocupes por defenderte; sólo sonríe y responde:

"Con seguridad no conocen mis otros defectos. Si supieran de ellos, no estarían hablando apenas de esos.”

Excepto por abuso físico extremo, nadie puede herirte, a menos que tú lo permitas. No permitas ser herido y no lo serás. ¡Eso está bajo tu control!

Valora tu familia

El autor defiende que si tú tienes un padre o una madre, tienes ciertas obligaciones emocionales y prácticas. La naturaleza los llamó por un lazo que no se deshace. Tienes la obligación de cuidar de ellos y de escuchar sus sugerencias, incluso si tus padres no son "buenos padres". Tal vez los dos o alguno de ellos tengan poco discernimiento, poca instrucción, malos modos o posean una visión de mundo diferente a la tuya. A pesar de eso, vale la siguiente reflexión:

¿La naturaleza da para todo el mundo padres ideales? Es más; ¿le da padres a todo el mundo? No importa las características de tus padres, todo eso es secundario. El orden divino no coloca a las personas o circunstancias según nuestros gustos. No te concentres en lo que hacen o dejan de hacer y abraza tu papel de buen hijo o hija. Acepta esta realidad, esa es una de esas variables que no controlas. Así, estarás más cerca de la libertad. Deja a los demás, incluyendo principalmente a tus padres, comportarse de la manera que quieran, pues eso no es tu problema. Comprende que la naturaleza dispone las cosas según una razón, pero que no todo en la naturaleza es razonable.

Elige bien a tus compañías

De acuerdo con Epíteto, una de las dos cosas que va a suceder cuando te acerques a alguien es: serás influenciado o influirás. De la misma forma que sucede cuando el carbón frío entra en contacto con la brasa: o se apagan o arden. Esto es un gran peligro para las personas, principalmente las de corazón blando. La mayoría de nosotros todavía no tiene firmeza suficiente para atraer a las personas que tienen que ver con nuestro propósito, entonces acabamos siendo arrastrados por la multitud.

Nuestros valores e ideas quedan contaminados y confusos; nuestro discernimiento pierde fuerza. Es difícil no involucrarte si tus amigos están hablando de cosas de bajo nivel. Somos arrastrados por el momento social. Entonces, hasta que no desarrolles el instinto de autodefensa e influencia positiva sobre los demás, elige a tus amigos, colegas y vecinos con mucho cuidado. Eso porque todas esas personas tienen el poder de cambiar tu destino. El mundo está lleno de gente talentosa y que buscan las mismas cosas que tú. La regla de oro es: elige a las personas que despiertan lo mejor dentro de ti.

Mantén el nivel de tus conversaciones

Epíteto sostiene que las personas no deben restringirse a conversaciones sublimes o filosóficas en todo momento, pero deben ser conscientes de que hay ciertos tipos de conversaciones que tienen efecto corrosivo para el camino de la felicidad y la libertad. Cuando, la mayoría del tiempo, conversamos sobre cosas ordinarias, consecuentemente nos volvemos ordinarios, porque nuestra mente está llena de trivialidades. En otras palabras, te conviertes en aquello a lo que le prestas atención. Si las personas inician conversaciones indecentes o que no llegan a ninguna parte, aléjate si puedes.

Si no puedes, por lo menos quédate callado o demuestra tu discordancia. Otra opción que el filósofo recomienda, y que implica más habilidad, es intentar cambiar de tema sutilmente a temas más saludables. Si estás en medio de extraños, puede ser más difícil. En fin, el autor cree que buen humor y risas son saludables, principalmente cuando no ocurren en detrimento de algo o alguien. "Ríe con", pero no "rías de".

No busques la validación de los otros

Nunca dependas del aprecio de los demás, aconseja el autor. No hay nada inteligente en eso. El mérito personal no puede venir de una fuente externa, no debe venir de las personas. El hecho es que las personas, incluso las que te aman, no van necesariamente a estar de acuerdo con tus opiniones o compartir los mismos intereses. Haz tu mejor esfuerzo en el trabajo. No te preocupes si están viendo o no. Hazlo independientemente del reconocimiento de los demás.

En un momento de dificultad, el autor recomienda no dramatizar o quedarse en círculos. Vuelve a tu interior y pregúntate qué puedes hacer para superar el problema. Cava profundamente. Posees poderes que ni siquiera sabes que tienes. Sólo encuentra uno de ellos y utilízalo. Según Epíteto, una gran señal de quien vive con sabiduría es la serenidad. Esto se da porque el progreso ético nos libera de las tormentas interiores. Automáticamente las preocupaciones se van. Para eso, él recomienda parar con pensamientos y actitudes del tipo: "Si no trabajo más que los demás, nadie me reconocerá", "nunca seré alguien en la vida", "si no critico a mi empleado, se va a aprovechar mi buena voluntad".

Deja de poner energía en ser visto como sofisticado, único o inteligente. De hecho, ten cuidado si comienzas a parecer "especial". Esto puede hacer que pierdas el foco por tu vanidad. La verdad es que, al tratar de agradar a las personas, perdemos el poder sobre lo que está en nuestra zona de influencia. "Sobre todo, deja de compararte con cualquier otra persona que no sea tú mismo. Si lo haces, es lo mismo que querer controlar una variable externa, es decir, perder la libertad y la felicidad." Las personas sensatas miran dentro de sí cuando son desafiadas. Por lo tanto, mantente en armonía con tu verdad. Si intentas controlar la impresión de los demás, perderás tu poder interno.

No lleves las cosas para el lado personal

Cuando alguien actúe de forma no educada contigo, independientemente de lo que haya hecho, el filósofo recomienda pensar lo siguiente:

"Si yo fuera esa persona y estuviera enfrentando los mismos problemas, nacido en la misma condición, con los mismos padres, ¿no me habría comportado de la misma manera?" No conocemos la historia de las personas y sus batallas internas, entonces tiene sentido tener paciencia y reconocer los límites que están en juego. Esto no significa ser connivente, sino tratar de entender el contexto y reconocer que generalmente la intención es buena.

Incluso si la intención no es positiva, la mejor respuesta es tener compasión por la persona, ya que ha perdido la mayor capacidad que un ser humano puede tener: la de discernir lo que es sano o no para sí mismo. Cuando llega a ese punto significa que perdió su paz interior. Entonces, la próxima vez, en lugar de odio o rabia, ten pena de las personas que están fuera de sí.

No seas bueno por interés

Epíteto defiende que la práctica de la virtud y de la felicidad son sinónimos, es decir, la bondad es el medio y el fin en sí mismo. Es la práctica y la recompensa inseparables. No es ostentar buenas maneras, sino una serie de ajustes de nuestro carácter que llevan tiempo. Los seres humanos vamos alineando nuestros pensamientos, palabras y actitudes progresivamente en una dirección sana. De acuerdo con el autor, no funciona la lógica "yo seré bueno para conseguir x, y o z".  Eso porque la virtud vive en la intención y, en consecuencia, la actitud, no en los resultados. Por lo tanto, debemos ser buenos porque ser bueno es ser feliz, es decir, estar tranquilo y libre de preocupaciones.

Aprende a sustituir hábitos

Epíteto defiende que la práctica de la virtud y de la felicidad son sinónimos, es decir, la bondad es el medio y el fin en sí mismo. Es la práctica y la recompensa inseparables. No es ostentar buenas maneras, sino una serie de ajustes de nuestro carácter que llevan tiempo. Los seres humanos vamos alineando nuestros pensamientos, palabras y actitudes progresivamente en una dirección sana. De acuerdo con el autor, no funciona la lógica "yo seré bueno para conseguir x, y o z".  Eso porque la virtud vive en la intención y, en consecuencia, la actitud, no en los resultados. Por lo tanto, debemos ser buenos porque ser bueno es ser feliz, es decir, estar tranquilo y libre de preocupaciones.

Comprométete a seguir un plan

La mayoría de nosotros quisiera vivir en un mundo íntegro y libre de corrupción. Epíteto ve que a todo el mundo le gustaría vivir con más confianza, generosidad y tolerancia. Sin embargo, nadie quiere comprometerse y ser el idealista inocente que va primero. Y eso no es porque seamos perezosos. Es simplemente porque tenemos miedo. Miedo de las incertidumbres de la vida. Las personas son buenas, pero no excepcionalmente buenas.

La mayoría cultiva pensamientos, palabras y actitudes que se conforman con lo que es moralmente aceptado por los patrones de su época para mantener las amistades, el comercio y prevenir el caos. Mientras tanto, sentimos con frecuencia una extraña nostalgia de lo que sería vivir con virtud, es decir, con felicidad, libertad y plenitud.

Los estoicos comprenden que la ansiedad, la falta de propósito y el miedo a la pérdida es una consecuencia de nuestro propio exilio de la virtud. Y ese es justamente el juego de ellos. Ellos prefieren ser virtuosos que ser simpáticos, defensivos o conservadores. La virtud es el único bien incondicional. Otros activos como amistades y simpatías son bienes valiosos, pero son condicionales. Por lo tanto, la virtud es suprema. Es el único camino hacia dentro de nosotros mismos y el sentimiento auténtico de conexión con los demás y la naturaleza.

Notas finales

Puedes aprender 3 lecciones con Epíteto: libertad es separar, en la vida, las variables que controlamos de las que no controlamos, para actuar sobre las primeras y aceptar con gracia las últimas. Una vida feliz y una vida virtuosa son sinónimos. La felicidad y la realización personal son consecuencias naturales de actitudes correctas.

La principal función de la filosofía es ayudar a las personas comunes a afrontar los retos de la vida y a hacer frente a las pérdidas inevitables como el dolor, la enfermedad y la muerte.

Consejo de 12’

¿Te gustó la lectura? Creemos que también puedes disfrutar del microbook “Meditaciones”. El autor, el emperador Marco Aurelio, fue alumno de Epíteto y el estoico más famoso de la historia.

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¿Quién escribió el libro?

Epicteto fue un filósofo griego que vivió en la Antigua Roma entre los años 55 y 135. Aunque más que un filósofo fue un moralista, volcándose más a la práctica que a... (Lea mas)

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