Cómo superar la ansiedad - Reseña crítica - Enrique Rojas
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Cómo superar la ansiedad - reseña crítica

Cómo superar la ansiedad Reseña crítica Comienza tu prueba gratuita
Autoayuda y motivación

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: Cómo superar la ansiedad: la obra definitiva para superar el estrés, las fobias y las obsesiones

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN: 9789878220277

Editorial: Booket

Reseña crítica

Enrique Rojas nos brinda las claves esenciales para comprender y manejar la ansiedad, un trastorno cada vez más relevante en la sociedad actual. Este libro ofrece un enfoque práctico y conciso sobre cómo enfrentar este desafío en un mundo marcado por el estrés. ¿Listo para tomar el control de tu bienestar mental? ¡Descubre las últimas novedades sobre el tratamiento de la ansiedad en esta obra imprescindible!

La ansiedad en la modernidad

El hombre moderno se encuentra alejado de su verdadero ser, inmerso en una sociedad marcada por el materialismo, el hedonismo y la masificación. Esta decadencia nos lleva al nihilismo, manifestado en la ansiedad y el estrés que afectan a diversos ámbitos de la vida cotidiana.

La incomunicación, la competitividad desmedida y el culto a lo superficial contribuyen a este panorama, generando una profunda insatisfacción y temor anticipado a los problemas. En este frenesí, el individuo pierde de vista sus verdaderos deseos y la reflexión sobre su vida, dejándose llevar por lo urgente en lugar de lo importante.

Es necesario reconectar con lo espiritual y lo íntimo para encontrar sentido en medio de la vorágine moderna. Esta ansiedad es a menudo anticipada, es decir, surge antes de que realmente llegue el problema, ya que existe la sensación de incapacidad para superarlo, con lo que se teme que se produzca el propio desmoronamiento y la “disolución del yo”, que es el fundamento último de la ansiedad.

Además, todo este conjunto de circunstancias hace que el hombre se olvide de reflexionar, con una cierta profundidad, sobre sí mismo, sobre lo que realmente quiere, y pueda así elaborar un proyecto coherente de vida. 

Tanto la angustia como la ansiedad comparten una base común en la experiencia humana, pero podemos distinguirlas mediante un enfoque cuantitativo. Si seguimos un criterio cuantitativo podremos realizar una distinción entre el miedo y la ansiedad. El miedo se caracteriza por ser específico, concreto y objetivo, surgiendo como respuesta a una amenaza claramente identificable. 

Por el contrario, la ansiedad es una sensación difusa, sin un objeto preciso, que genera temor e inquietud. Esta distinción radica en que el miedo tiene una causa externa, mientras que la ansiedad surge sin un motivo concreto, afectando la psicología del individuo de manera más amplia. La ansiedad también conlleva una activación fisiológica intensa, manifestándose en una constante anticipación de peligro y malestar emocional.

La ansiedad se manifiesta a través de una serie de componentes esenciales que desencadenan diferentes respuestas en el cuerpo:

  • Respuestas físicas: Activación del sistema nervioso autónomo, que produce síntomas como taquicardia, opresión en el pecho, dificultad para respirar y sensación de náuseas, entre otros.
  • Respuestas de conducta: Observables externamente e incluyen temblores, tensión muscular, cambios en el tono de voz y movimientos sin rumbo.
  • Respuestas cognitivas: Afectan el pensamiento, la memoria y la percepción, manifestándose en preocupaciones obsesivas, pensamientos intrusos negativos y dificultades de concentración.
  • Respuestas asertivas (o sociales): Se refieren al comportamiento en las interacciones sociales, como la dificultad para iniciar conversaciones, presentarse en reuniones sociales o expresar desacuerdo.

Estos componentes no solo revelan la complejidad de la ansiedad, sino también su impacto en diversos aspectos de la vida cotidiana y las relaciones interpersonales.

La ansiedad

Se estima que entre el 10 y el 20 por ciento de la población la experimenta, con una mayor incidencia en áreas urbanas debido al estilo de vida. En consulta médica general, alrededor del 30 por ciento de los pacientes manifiestan ansiedad. 

La ansiedad prolongada y severa puede causar síntomas físicos importantes, contribuyendo a la patología psicosomática. Aunque la ansiedad puede ser adaptativa en ciertos contextos, ayudando a enfrentar demandas específicas de la vida, en casos de ansiedad crónica puede desencadenar respuestas de evitación e inhibición, manteniendo un estado de alerta prolongado e innecesario.

La ansiedad y el miedo son respuestas anticipadas a posibles peligros, aunque difieren en su percepción y manifestación. Mientras el miedo tiende a ser una reacción clara ante una amenaza identificable, la ansiedad, más difusa, puede provocar síntomas físicos y mentales persistentes, siendo un factor importante en enfermedades psicosomáticas. 

En ocasiones, estas experiencias se entrelazan, dando lugar a miedos angustiosos, cuyo tratamiento requiere la intervención de profesionales de la salud mental para discernir el caso clínico y aplicar el tratamiento adecuado.

Sin embargo, existe una ansiedad creativa, que impulsa el crecimiento personal y el desarrollo de nuevas habilidades. Esta forma de ansiedad conduce a la superación personal, aunque puede ser difícil de distinguir de la ansiedad negativa, que genera bloqueo y malestar físico y psicológico. 

La afectividad se puede experimentar de diferentes maneras, pero las cuatro formas más habituales son las siguientes: 

  1. Sentimientos: la regla de la afectividad, el modo habitual de vivirla. 
  2. Emociones: manifestación afectiva intensa, más breve que el sentimiento y se acompaña de síntomas físicos. 
  3. Pasiones: manifestación afectiva fuerte, de más breve duración que la anterior, que tiende a nublar la inteligencia. 
  4. Motivación: del latín motus, lo que mueve, lo que empuja a tener esta conducta, buscando un objetivo concreto. 

Las nombramos en plural por la riqueza que tienen. Cuando en la consulta psicológico-psiquiátrica vemos a una persona triste, hundida, desesperada o, por el contrario, alegre, contenta, pletórica, llena de ilusión por el futuro, al entrar en el análisis de lo que vive nos damos cuenta de los ángulos y vertientes que tiene el ser humano. La afectividad es como un mar sin orillas. 

De ahí que al tratar de definirla necesitemos recurrir a ejemplos, metáforas o explicaciones largas y complicadas. Todo lo afectivo es interior. Es algo que mueve por dentro al hombre y lo lleva hacia posiciones bifrontes, contrapuestas, diametralmente distintas: placer-displacer, excitación-tranquilidad, tensión-relajación, aproximación-rechazo, activación-bloqueo. 

La impresión interna es de impacto, tiene una nota de brusquedad súbita, de algo que sobrecoge y que deambula entre estos dos polos opuestos. Veamos a continuación dos tipos clásicos de fenómenos relacionados con la ansiedad y sus síntomas: Ataques de pánico.

Todos los procesos de activación ansiosa o estresante tienen un objetivo fundamental: preparar al organismo para la acción. 

La ansiedad se vertebra en cinco planos claves: fisiológico, psíquico, de conducta, cognitivo y asertivo. Se trata de un proceso de adaptación a la situación que descansa en una sobreactivación biológica, como consecuencia de un bombardeo permanente de estímulos externos e internos

Manifestaciones

Los desencadenantes de la ansiedad pueden ser externos o internos, como recuerdos y pensamientos, y su control es fundamental para gestionar los ataques de ansiedad, aunque prever su ocurrencia sigue siendo un desafío para la ciencia.

La ansiedad es siempre un estado de alerta del organismo que produce un sentimiento indefinido de inseguridad. Por ello, la amenaza se sitúa en dos planos inmediatos: el físico y el psíquico. Para explicar cómo se produce es necesario distinguir distintas especies de ansiedad. Hablaremos de ansiedad exógena, endógena y angustia existencial. 

La angustia existencial no es patológica. La tiene todo ser humano por el solo hecho de serlo. Es aquella que proviene de la inquietud de la vida y nos pone frente a frente con nuestro destino, con la muerte y con el más allá. 

La ansiedad exógena no es todavía propiamente ansiedad; mejor sería llamarla de otro 

modo. Es aquel estado de amenaza inquietante producido por estímulos externos de muy variada condición: conflictos agudos, súbitos, inesperados; situaciones encronizadas de tensión emocional; crisis de identidad personal; problemas provenientes del medio ambiente. 

Lo endógeno es, de alguna manera, el patrimonio físico. Aquí la base es biológica. Es la constitución por dentro. El endón se moviliza, corre, se expresa y aflora siempre movido por dos vientos principales: los acontecimientos externos de una parte y los procesos somáticos de otra. 

Está situado en una zona fronteriza entre lo corporal y lo psíquico. Es la vitalidad a la que antes me refería al hablar de los sentimientos. 

Lo endógeno depende de la genética, la herencia y los cambios internos del organismo, aunque, en bastantes ocasiones, los acontecimientos exógenos tiran de este plano y se producen acontecimientos ansiosos desencadenados. 

La ansiedad, a menudo, no tiene un solo origen, sino que combina varias cosas. La depresión y la ansiedad son trastornos comunes en la vida afectiva, representando las formas más frecuentes de experimentar emociones, sentimientos y pasiones. 

Los sentimientos son estados subjetivos difusos con una tonalidad positiva o negativa, mientras que las emociones son vivencias de agitación más breves acompañadas de síntomas físicos como ansiedad, pánico o desesperación. Las pasiones, similares en intensidad a las emociones pero de duración más prolongada, pueden afectar la vida intelectual. 

Tanto la ansiedad como la depresión pueden manifestarse en cualquier estilo de vida, dependiendo de su agudeza, intensidad, duración y la forma en que se enfrentan.

El estrés

El estrés es la respuesta del organismo a un estado de tensión excesiva y permanente que se prolonga más allá de las propias fuerzas. Se va a manifestar a través de tres planos específicos: físico, psicológico y de conducta. 

Dicho de otra forma, lo que le ocurre al sujeto con estrés es que se sitúa en unas condiciones de vida que le llevan continuamente al borde del agotamiento. Lleva acumulados un sobreesfuerzo constante, una tensión emocional y/o intelectual fuerte, un ritmo vertiginoso de vida, sin tiempo para nada.

Lo primero que se va a ir observando es una reacción de alarma, derivada de “ese estar agobiado por mil cosas”. 

Se caracteriza por una serie muy compleja de modificaciones bioquímicas que tratan de compensar ese estado de excesiva actividad: bajo nivel de glucosa en sangre, descargas masivas de adrenalina, aumento del catabolismo general de los tejidos etc.

El cortejo sintomático está presidido por excitación cardíaca, aumento del tono muscular y trastornos gastrointestinales difusos. La segunda etapa se denomina fase de resistencia. Se produce cuando ya se ha alcanzado una cierta adaptación a esa sobrecarga prolongada que pretende neutralizarlo. 

Persiste todo igual que al principio, lo que sucede ahora es que se eleva el nivel de resistencia por encima de lo normal. El individuo se ha acostumbrado a llevar ese ritmo trepidante de vida. Finalmente, se llega a un tercer y último estadio: es la fase de agotamiento, tras la supervivencia de las dos primeras.

Tratamiento

En el tratamiento de las enfermedades psíquicas, es fundamental diseñar una terapia pentadimensional que abarque los siguientes aspectos:

  • Farmacoterapia: La medicación desempeña un papel crucial, especialmente en casos de ansiedad generalizada o crisis de pánico. Es importante adaptar el tratamiento según la intensidad y la duración de los síntomas.
  • Psicoterapia: Se centra en abordar la personalidad y la conducta del paciente. Algunas técnicas terapéuticas son altamente efectivas cuando se aplican correctamente.
  • Socioterapia: Aunque su relevancia es limitada en la ansiedad pura, es crucial en casos de fobias u obsesiones. Consiste en promover relaciones sociales sanas que contribuyan al bienestar del paciente.
  • Laborterapia: Mantenerse ocupado y tener una rutina diaria puede ser beneficioso para el manejo de la ansiedad. Trabajar y mantenerse activo puede ser especialmente útil en combinación con la socioterapia.
  • Biblioterapia: Lecturas comprensibles y claras pueden ayudar al paciente a comprender su condición, conocer su origen y explorar estrategias de afrontamiento. Además, la lectura en general puede ser una forma de distracción útil para evitar la obsesión con la ansiedad.

También existen una serie de medidas adicionales que en algunos casos pueden tener mucha utilidad:

  • La hidroterapia va desde baños tibios o calientes, a veces asociados a sales sedantes o relajantes, a cierto tipo de duchas-masaje o, incluso, la asistencia periódica a algún balneario con aguas curativas para procesos artríticos y musculares. Por extensión tienen un efecto ansiolítico. 
  • La climatoterapia consiste en buscar en ciertos períodos del año aquellas zonas en donde la temperatura es más adecuada y el clima más estable, con lo que ceden las tensiones ansiosas. Algunas estaciones termales tienen una situación privilegiada, con lo que cubren los dos aspectos apuntados. Las curas termales han tenido una larga tradición y vuelven de nuevo a estar de moda, dada su utilidad. 
  • Las fisioterapias constituyen una gama amplia: masajes, vibroterapia, reeducación corporal o kinesiterapia. Este último apartado es especialmente interesante. La asociación con actividades deportivas, de acuerdo con las condiciones morfológicas y la edad, son también interesantes. 
  • En algunos casos especiales puede emplearse la electroterapia: utilización de corriente continua o farádica y de corrientes alternas de baja frecuencia (farádicas), de alta frecuencia o de onda corta; tiene efectos térmicos, analgésicos, antiespasmódicos y miorrelajantes. 
  • En algunos países suele emplearse la actinoterapia: radiaciones ultravioleta y especialmente infrarrojas, en casos de ansiedad generalizada y en los hipocondríacos más encarnizados. 
  • La electroestimulación, basada en la técnica de Cerletti, puede ser un buen recurso cuando han fallado todos los métodos tradicionales, siempre que se haga previamente un electroencefalograma y una comprobación del funcionamiento cardíaco a nivel general.

Ser capaces de emplear con arte y oficio estos cinco ingredientes, pero sin olvidar que lo principal es la farmacoterapia: la medicación es decisiva de entrada y la psicoterapia es clave de salida. Los otros tres componentes (socioterapia, laborterapia y biblioterapia) deben ser utilizados según el criterio del psicólogo, del psiquiatra y del equipo terapéutico.

Notas finales

La justeza de juicio implica la capacidad para valorar los acontecimientos de manera equilibrada. Esto requiere algunas premisas fundamentales: 

  • Visión a largo plazo: Es necesario mirar más allá del momento presente y no quedarse atrapado en la negatividad de una situación. Esto requiere una buena inteligencia emocional y el uso adecuado de la razón para elaborar respuestas prácticas y lógicas.
  • Desdramatizar: Evitar exagerar la importancia de un problema real convirtiéndolo en un drama. Es importante mantener la calma y evaluar objetivamente la situación.
  • Reacción proporcional: Es fundamental reaccionar de manera proporcionada a lo que está sucediendo. Esto implica aplicar el aprendizaje acumulado a lo largo de la vida para manejar los acontecimientos de manera adecuada.

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¿Quién escribió el libro?

Nació en Granada, España en 1947. Es docente de Psiquiatría y dirige el Instituto Español de Investigaciones Psiquiátricas en la ciudad de Madrid. Combina ambos cargos... (Lea mas)

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