Agilidad emocional - Reseña crítica - Susan David
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2020 lecturas ·  4 calificación promedio ·  134 calificaciones

Agilidad emocional - reseña crítica

Agilidad emocional Reseña crítica Comienza tu prueba gratuita
Psicología y Desarrollo personal

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: Emotional Agility: Get Unstuck, Embrace Change, and Thrive in Work and Life

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN: 978-1592409495

Editorial: Editorial Sirio

Reseña crítica

Este libro te va a explicar cómo estamos influidos por nuestras experiencias pasadas. El secreto para aprender a lidiar con tus sentimientos es saber cómo administrarlos correctamente.

Aprende a actuar de una forma diferente y alcanza todo tu potencial. Descubre más sobre cómo tener una inteligencia emocional bien desarrollada con esta lectura. ¡Acompáñanos!

Tus emociones son algo positivo

Todos pasamos por períodos de cambio e incertidumbre en nuestras vidas. Durante esos momentos experimentamos innumerables sentimientos. Aun así, nos enseñaron desde muy temprano que las emociones negativas como la tristeza, la rabia y el miedo son malas. 

Siempre asumimos como un hecho que “Cenicienta está triste y necesita un lindo vestido y un príncipe para hacerla feliz”. O la antigua expresión de los reprimidos emocionalmente que afirma que los niños grandes no lloran.

Piensa en las diversas emociones que los seres humanos son capaces de sentir (miedo, alegría, tristeza, culpa, desprecio, decepción). ¿Te diste cuenta de que la mayoría de ellas son consideradas “negativas”? 

Si nuestro deseo es ser felices todo el tiempo, ¿por qué esas emociones negativas existen? Estamos rodeados de personas que nos dicen constantemente que pensemos positivamente. Esto hace que estemos tan ocupados intentando superar esas expectativas, que dejamos de escuchar nuestras propias emociones.

Cuando das una sonrisa falsa o te obligas a ser feliz, estás ignorando señales vitales que existen para guiarte en la dirección correcta. El miedo, por ejemplo, puede surgir para darte un aviso. Si no lo sintieras, podrías pensar que saltar de un peñasco es una buena idea. 

Las emociones negativas no son el problema. Rechazar su existencia es uno de los mayores obstáculos para nuestro desarrollo emocional.

Normalmente lidiamos con este tipo de sentimientos guardándolos para nosotros mismos y preocupándonos en exceso por ellos. La persona que esconde sus emociones intenta “ignorarlas”. Esto hace que acabe sofocándose hasta que explotan de forma nada saludable. 

Alguien que se preocupa en exceso, por otro lado, analizando demasiado sus emociones, entra en un círculo vicioso. Esto puede hacer que se hunda en sus propios pensamientos.

Estos dos polos son perjudiciales para tu bienestar emocional y muchas veces causan problemas en tus relaciones en el trabajo y el hogar. Aunque existen situaciones que exigen que guardes tus sentimientos (como un examen, por ejemplo), debes aprender a sentir tus emociones. Puedes lograrlo en cuatro pasos:

  1. Enfócate en el presente para sentir tus emociones y reconocerlas.
  2. Da un paso hacia atrás, crea distancia y observa la situación con más claridad.
  3. Asume actitudes basadas en tus propios valores y en tus objetivos a largo plazo.
  4. Acepta tu decisión y sigue adelante.

Solo después de aceptar todas nuestras emociones, aprenderemos a vivir al máximo y podremos ser verdaderos con nuestros valores y objetivos personales.

La diferencia entre el miedo y la intuición

Todos los días tomamos decisiones y la mayoría de ellas están influidas por nuestras emociones. Normalmente, validamos nuestra opinión basándonos en una “intuición”, algo que puede ser verdad en algunos casos. Sin embargo, el problema de este enfoque es que nuestras emociones no siempre son confiables.

Mientras pasamos por altos y bajos en la vida, comenzamos a coleccionar historias de derrotas que repetimos cuando necesitamos algún consuelo. Por ejemplo, pensamos cosas como: “soy terrible en modo multitarea” u “odio trabajar con gente de carácter fuerte en la oficina”. 

Eso acaba influyendo sobre nuestras decisiones diarias, ya que podemos descartar a un candidato talentoso en una entrevista por ser un poco dramático. También puede hacer que no asumamos un nuevo proyecto porque no nos creemos capaces de realizarlo. 

Podemos quedarnos presos en esas historias antiguas. Necesitamos aprender cómo desprendernos de ellas para lidiar con las situaciones reales.

¿Sabes cómo distinguir una intuición de una respuesta automática basada en una experiencia pasada que fue activada por el miedo? Aplica los cuatro pasos que mencionamos anteriormente a una situación actual que te pareció estresante.

Por ejemplo, en el trabajo, te enteras de que un proyecto que te entusiasmó bastante no va a ser llevado a cabo debido a restricciones de presupuesto. Al principio sientes rabia. Tu instinto es rendirte. 

En vez de eso, usa un poco de tiempo para estar presente. Piensa si esta situación pudo activar alguna memoria en tu pasado, un momento en el que no fuiste valorado y perdiste tu empleo. Puedes dar un paso hacia atrás y entender que la empresa simplemente no tiene dinero pero te valora lo suficiente para contarte la situación. 

Así, te sentirás decepcionado y no rechazado. En vez de enfadarte, decides expresar esa decepción de manera constructiva.

Seguir los cuatro pasos explicados anteriormente te va a ayudar a diferenciar la intuición del miedo y ganar claridad para enfrentar cualquier situación. Puedes decidir qué actitud vas a tomar y seguir adelante sabiendo que hiciste lo mejor para ti.

Ten conciencia plena 

La insensibilidad es el acto de vivir sin ninguna percepción o conciencia de las personas o del espacio a tu alrededor. La atención plena, o mindfulness, significa vivir en el presente y tener una conexión contigo mismo y con las personas a tu alrededor.

Muchos de nosotros pasamos el día distraídos. Eso no significa que seamos malas personas. Es solo que estamos muy ocupados y enfocados en alguna tarea o presos en nuestros pensamientos, perdiendo toda conexión con el presente. 

Aquí tenemos algunas señales para ayudarte a identificar si estás siendo desatento:

  • Te chocas con todo y dejas caer las cosas frecuentemente.
  • Colocas los objetos en lugares extraños, como el abrelatas dentro de la nevera.
  • Cuando conoces a alguien inmediatamente olvidas su nombre.
  • No te das cuenta cuando las cosas están equivocadas.

Si esto te parece familiar, necesitas reconectarte con el presente. En primer lugar, acepta que está bien sentirse como te sientes y convive un tiempo con esa emoción. Algunas técnicas que pueden ayudarte a estar más consciente son:

  • Vaciar tu mente y respirar.
  • Escoger un objeto en tu línea de visión y concentrarte en él por un momento.
  • Enfocarte en cada parte de una tarea diaria, como cepillarse los dientes (olores, sensaciones y texturas).
  • Encontrar una canción que te guste y escucharla como si fuera la primera vez.

Esto te ayudará a ganar más perspectiva de los acontecimientos y de cuánto estás reaccionando a hechos imaginarios. Cuando estamos sintiendo emociones fuertes, como tristeza o miedo, es difícil “distanciarse”. Muchas veces sientes que tu mundo se está acabando.

Hacerte más consciente de tu mundo y vivir el presente es la mejor manera de separarte de tus emociones para observarlas con compasión y curiosidad.

Respalda tus valores personales

¿Sigues normalmente a la multitud? Muchos lo hacen porque genera una gratificación instantánea de pertenencia a un grupo. Esto, además, permite disfrutar la vida con menos responsabilidad personal. 

El problema es que este tipo de comportamiento no es compatible con ningún sentido de propósito o felicidad a largo plazo. Eso te llevará a vivir una vida basada en los valores de otras personas que no apoyas. Te colocará en un camino que no te ayudará a alcanzar tus objetivos personales.

Uno de los culpables por este tipo de comportamiento es el ”contagio social”, que es particularmente común en ambientes de trabajo. Digamos que a tus compañeros les gusta hablar de su jefe durante el almuerzo. Tú normalmente participas en la conversación hablando de todas las dificultades que tienes en el trabajo. 

Cuando vuelves a la oficina, no te sientes para nada mejor. Esto se debe a que no estás respetando uno de tus valores principales: apreciar tu trabajo e intentar ser promovido.

Gasta un poco de tiempo pensando sobre tus valores y objetivos personales, respondiendo estas preguntas:

  1. ¿Qué es lo que importa realmente en tu vida?
  2. ¿Qué situaciones te hacen sentir bien?
  3. ¿Qué tipo de relación te gustaría tener?
  4. ¿Si tu vida fuese una película, de qué trataría?

Ahora considera tus actitudes diarias en casa o en el trabajo y reflexiona sobre si ellas respaldan esos valores que te ayudarán a alcanzar tus objetivos. La idea es conectarte a lo que quieres y a lo que valoras. Así, no sentirás más la necesidad de autosabotearte o de comportarte de manera destructiva.

En vez de seguir los pasos y las ideas de los demás, piensa lo que quieres y define tu propia versión de la felicidad. Cuando descubres y te reconectas a las cosas que realmente te importan, tus decisiones diarias serán mucho más fáciles. También serás capaz de definir tu propia versión del éxito y dejar de lado la comparación social.

Busca cambios duraderos en tu vida

Muchas veces, tomamos decisiones traumáticas cuando queremos cambiar de empleo, carrera, ciudad, etc. En algunos casos, esas actitudes pueden ser necesarias, pero a veces nos llevan a frustraciones y miedos. En vez de eso, trata de trabajar con lo que tienes y haz pequeñas variaciones que te serán útiles ahora y en el futuro.

Existen tres áreas claves que puedes cambiar para generar una actitud positiva y duradera en tu vida: tu mentalidad, tus motivaciones y tus hábitos. 

Por ejemplo, si modificas tu actitud sobre el ejercicio físico, tal vez no te sientas culpable por no frecuentar un gimnasio. Piensa en todas las actividades que haces durante el día: limpiar la casa, caminar hasta el trabajo, pasear con tu perro, estar pendiente de tus hijos, hacer compras o andar por la ciudad. 

Mejor todavía, intenta instalar un contador de pasos en tu celular y ve los resultados. Pensar en todas esas actividades va a reducir tus niveles de estrés. Esto producirá una disminución de la presión sanguínea e incluso llevará a la pérdida de peso. Además, te sentirás menos tentado a buscar consuelo en la comida para aliviar tu culpa por no ir al gimnasio.

Para ajustar tus motivaciones, la clave es permanecer conectado a tus valores personales. No te fijes en lo que quieres ahora para buscar una felicidad instantánea. Expande tu visión a las motivaciones a largo plazo. Esto te ayudará a corregir naturalmente tus malos hábitos. 

Por ejemplo, si estás tratando de tener un hijo, entrenar para un maratón o querer vivir más, entonces fumar ya no tiene sentido para ti. No entres en batalla contra tus sentimientos negativos como la culpa o la vergüenza. Se trata de una lucha que no puedes ganar. Simplemente busca las cosas que son más importantes para ti.

Los pequeños cambios pueden parecer insignificantes de forma aislada, pero contribuyen para una historia más grande y más inspiradora. Mejora tus creencias, motivaciones y hábitos en el presente. Esto puede tener un impacto duradero en tu vida y ayudarte a seguir adelante, cambiando no solo el ahora sino que también el futuro.

El equilibrio entre la comodidad y el desafío

La manera más fácil de vencer los altos y bajos de la vida es estar cómodo en lo que es familiar. La manera más difícil es retarte a ti mismo y hacer cosas que te hagan sentir incómodo. El mejor camino es encontrar un punto de equilibrio y solo tú puedes descubrirlo.

A todos nos gusta estar cerca de lo que nos es familiar. El problema es que, si solo hacemos cosas que ya hicimos antes, no aprendemos nada nuevo. Eso nos puede llevar al aburrimiento, a tener dudas de nosotros mismos, y en algunos casos, a la depresión. 

Existen dos caminos para encontrar ese equilibrio y promover su autodesarrollo: expandiendo tu respiración (lo que haces) y su profundidad (qué tan bien lo haces). Si te aburre la monotonía de tu vida o estás cansado de la hiperactividad, revisa lo que estás haciendo y pregúntate:

  • ¿Esto va a ayudarme a ser la persona que quiero ser?
  • ¿Me gusta lo que estoy haciendo?
  • ¿Puede ser exitosa esta búsqueda?

Si respondiste no para cualquiera de estas preguntas puede que sea hora de repensar lo que estás haciendo. El próximo paso es aceptar que existe una diferencia entre la persistencia y la determinación ciega.

Notas finales 

Enfrentar las dificultades de la vida puede ser difícil. Muchas veces reprimimos nuestras emociones hasta que nos llevan a comportamientos destructivos o a preocuparnos continuamente hasta ahogarnos en nuestros propios pensamientos.

En general, nuestras respuestas emocionales automáticas derivan de experiencias negativas anteriores, lo que nos lleva a tomar malas decisiones. Necesitamos reconocer nuestros patrones repetitivos para tener una mejor perspectiva de las situaciones y observar lo que realmente está sucediendo. 

Esta claridad nos ayuda a tomar mejores decisiones sin dejarnos influir por las malas experiencias del pasado.

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¿Quién escribió el libro?

Psicóloga famosa por diferentes motivos. Tiene un papel importante como pensadoras del liderazgo, ganó el premio de psicología de la Escuela Médica de Harvard y con su libro “Agilidad emocional” (2018)... (Lea mas)

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