Somos la revolución - Reseña crítica - Joshua Wong
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Somos la revolución - reseña crítica

Somos la revolución Reseña crítica Comienza tu prueba gratuita
Sociedad y política

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: Unfree Speech: The Threat to Global Democracy and Why We Must Act, Now

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN: 9788418014512

Editorial: Roca Editorial

Reseña crítica

¡Conoce al joven activista que inspira al mundo! Sus objetivos son claros: lograr la libertad en Hong Kong y acabar con los abusos e injusticias. ¡Inspírate tú también con su extraordinaria lucha! Su corta aunque motivadora experiencia de vida tiene mucho para enseñarnos.

Despertar político

Joshua, aventurero, rebelde y parlanchín, nació en 1996, en una familia de cristianos fervientes. Si bien a los nueve años le diagnosticaron dislexia, hablar compensaba todas sus debilidades.

En 1997, Hong Kong se despojó de su pasado colonial británico y volvió a la China comunista. Muchos emigraron por este hecho, ya que “comunismo” les resultaba sinónimo de disturbios políticos.

Para Joshua, quien había crecido en el comunismo, eran todas habladurías. En la escuela se enseñaba a enorgullecerse de la República, de los logros económicos y de la disminución de la pobreza.

A sus 12 años, Joshua logró ingresar al United Christian College (UCC). Allí tenía libertad de expresarse y ganó mucha popularidad por las actividades que llevaba a cabo como periodista, cineasta y cronista.

Su tendencia a cuestionar a la autoridad iba en aumento y tomó un nuevo rumbo cuando la combinó con el poder de las redes sociales: organizó una campaña para que mejoraran la comida del colegio.

A partir de ese momento, comenzó a fijarse en objetivos más elevados y asuntos más importantes. Pronto, Joshua pudo ver la desigualdad, la pobreza y las injusticias que sucedían en Hong Kong, y se convenció de que Dios lo había traído al mundo para actuar.

En el UCC conoció a Justin, quien le contagió la pasión por la política.

Juntos leyeron, se informaron y descubrieron las graves faltas del Gobierno hongkonés. Descubrieron, entre otras cosas, que el jefe ejecutivo hongkonés era elegido por un comité reducido leal al Partido Comunista y que las circunscripciones funcionales (CF) no eran elegidas democráticamente.

Joshua se sintió enfadado y frustrado de que todo ese sistema injusto hubiera pasado inadvertido durante tanto tiempo. Culpó al Gobierno del sistema electoral desequilibrado y de las injusticias.

Su despertar político no tardó en convertirse en acción: escribió un largo argumento en Facebook para que los hongkoneses entendieran por qué debían trabajar unidos para abolir las CF para siempre.

Primeros logros

En 2010, a Joshua se le presentó una prueba de fuego. El Gobierno aprobaría un plan de estudios con una materia denominada “Educación Moral y Nacional” cuyo objetivo era formar a los jóvenes para aceptar y adoptar los principios comunistas.

Joshua decidió que debía proteger el sistema educativo. Se unió a otros jóvenes con ideas afines a las suyas, entre ellos Ivan. Comenzó a asistir a protestas y manifestaciones antigubernamentales y creó, junto a Ivan, una página de Facebook llamada “Escolarismo”.

Joshua pronunciaba discursos y atendía a la prensa. Uno de sus videos se hizo viral y se convirtió en una figura habitual en los medios de comunicación locales.

Comenzó a reunirse con líderes de la sociedad civil y diputados prodemócratas, planeó acciones y coordinó protestas.

Si bien su rendimiento académico disminuyó, todos se sentían orgullosos de que Joshua estuviera haciendo algo por el futuro de la educación.

Un día, un profesor le dijo: “Tengo una hija adolescente de tu edad. Me gustaría darte las gracias por lo que estás haciendo por ella”.

Leung asumió el cargo de jefe ejecutivo de Hong Kong y, poco después, se distribuyó en todas las escuelas un manual de enseñanza que alababa al Partido Comunista.

Tras estos hechos, se formó una nueva alianza de 12 organizaciones, incluidas Escolarismo, la Federación de Estudiantes de Hong Kong (HKFS) y el Frente Civil de Derechos Humanos (CHRF).

Joshua dirigió la alianza a una masiva concentración a la que asistieron casi 100 mil participantes.

Leung afirmó que la asignatura se implementaría tal y como estaba planeado.

Nuevos jóvenes se unían a la causa a diario.

Un nuevo año escolar estaba por iniciar y, junto con él, la nueva asignatura.

La campaña se encendió. Se intensificaron las protestas y gracias a las huelgas de hambre y al bombardeo mediático, más de 120 mil ciudadanos vestidos de luto acudieron a la zona conocida como Admiralty.

Fue la mayor manifestación organizada por estudiantes en la historia de Hong Kong. Ese día, Joshua pronunció su mejor discurso; estaban haciendo historia y demostrando el poder del pueblo. En ese discurso, le exigió a Leung que quitara la “asignatura lavacerebros”.

Al día siguiente, Leung retiró la asignatura del plan.

Compromiso cívico

Fue la primera vez que un grupo de estudiantes dirigía un movimiento político de semejante escala. La victoria levantó el ánimo y reforzó la identidad colectiva. Pero esto no bastaba: necesitaban democracia y sufragio universal.

Pekín había prometido el derecho a elegir representantes, pero era una promesa olvidada.

El profesor Tai, un experto en derecho político, junto con otros dos respetados miembros de la sociedad, organizaron una campaña que consistía en una sentada masiva si Pekín no cumplía.

Los estudiantes propusieron conjuntamente que se les permitiera a los ciudadanos presentar candidatos. Pero Pekín encontró la forma de proponer lo que parecía un “sufragio universal” sin concederlo.

El profesor Tai no tenía otra alternativa que seguir adelante con la campaña y los jóvenes supieron que debían seguir actuando.

Escolarismo convocó a una manifestación masiva en Admiralty. La Federación de estudiantes de Hong Kong anunció un boicot a las clases y organizó asambleas masivas.

La policía cercó la Plaza Cívica con el pretexto de la seguridad ciudadana y Joshua tuvo la idea de recuperarla. Pidió a la multitud que fuera a ocupar la plaza y así fue como miles de jóvenes comenzaron a saltar las vallas.

La fuerza de seguridad reprimió con gas pimienta y detuvieron a Joshua. Durante su detención, el número de manifestantes aumentó a 200 mil.

Luego de la represión, los adultos pasaron a la acción. Comenzó un movimiento de ocupación que se prolongó por 79 días denominado la “Revolución de los Paraguas”.

Pero era difícil desafiar a la China comunista: aparecieron matones, comenzaron las intimidaciones, la violencia y las amenazas, y se rumoreaba que los jóvenes estaban trabajando para gobiernos extranjeros, la CIA y el M16.

Luego, las fisuras de la coalición se hicieron evidentes. La campaña se alejaba cada vez más del objetivo y comenzaron las divisiones dentro del movimiento. Al cabo de 79 días, desmantelaron las barricadas y las tiendas. Los manifestantes no presentaron batalla.

Cuando la campaña concluyó, Joshua fue arrestado por segunda vez por no alejarse de la zona de protesta y fue acusado de desacato.

Si bien no consiguieron los cambios que buscaban, se produjo un indiscutible despertar político en la sociedad y un compromiso cívico sin precedentes.

De manifestantes a políticos

Con la Revolución de los Paraguas, Joshua entendió que luchar en las calles no era suficiente. Era necesario cambiar el sistema desde adentro. Para ello, necesitaban una nueva plataforma que atrajera a votantes adultos.

En 2016, reactivaron Escolarismo con el nombre de Demosistō para formar un joven partido político. Cuando el partido cobró vida, se prepararon para las elecciones del Consejo Legislativo de 2016. Nathan Law contó con el apoyo masivo del partido para presentarse como candidato.

Demosistō solo contaba con financiación colectiva y donaciones públicas. Las encuestas arrojaban cifras muy bajas a favor de Nathan.

Luego de algunas apariciones de Nathan en debates televisivos, el apoyo de famosos y una campaña de marketing poco común (a través de Instagram, videos de realidad virtual y presencia en las calles), las cifras comenzaron a aumentar.

En las elecciones se vio reflejado el gran esfuerzo que hizo el partido: Nathan se convirtió en el diputado más joven elegido en Asia.

La banca de Nathan apenas estaba tibia cuando se produjo una crisis constitucional denominada “Caso del juramento”, que le costaría el cargo.

Durante la jura, algunos diputados, incluido Nathan, no se atuvieron al juramento. “Cuando juró lealtad a China, Nathan modificó el tono de voz en la última palabra de la frase y transformó la promesa en una pregunta”.

El Gobierno inició acciones legales para expulsar a los diputados y, en 2017, el tribunal falló en contra de los diputados.

Nathan perdió el puesto y sería enjuiciado junto a Joshua por su participación en la Revolución de los Paraguas. El voto popular fue invalidado y el pueblo fue acallado una vez más.

Desde 2014, los líderes chinos dejaron las sutilezas y los cambios progresivos, y comenzaron con los cambios abruptos. Por ejemplo, en 2015, desaparecieron cinco miembros de una editorial que dejaba al descubierto al Partido Comunista.

Casos como este y el de la jura dejan en evidencia que Pekín recurre cada vez más a la supresión.

En 2017, Joshua, junto con Nathan y Alex, fueron condenados a una pena de entre seis y ocho meses de prisión. Pero la cárcel no los silenció, solo reforzó su determinación.

Crisis de la Ley de Extradición

Desde que Carrie Lam asumió como jefa ejecutiva, comenzó un contraataque de medidas ilegítimas contra la sociedad civil:

  • Prohibieron que Agnes Chow se presentara a elecciones para reemplazar a Nathan.
  • Condenaron a nueve activistas de la Revolución de los Paraguas.
  • Ilegalizaron al Partido Nacional de Hong Kong por su postura proindependencia.
  • Deportaron a Victor Mallet, del Financial Times, por invitar al fundador de ese partido a dar una charla.

En 2019, se desencadenaron nuevas protestas debido a un acuerdo con China sobre la extradición de presuntos delincuentes para que se les juzgara en la China continental.

La persecución política y el abuso de los derechos humanos era una amenaza inminente: los juicios justos y las garantías procesales no están aseguradas allí.

La sociedad civil se opuso firmemente a la Ley de Extradición. El comunismo podría detener abierta y legalmente a todo el que no le gustara, sin recurrir al secuestro. Lam tenía la obstinada determinación de seguir adelante con la ley.

Las protestas masivas y llenas de manifestantes combativos estallaron. Las voces de los jóvenes se volvieron ensordecedoras y las manifestaciones pacíficas se convirtieron en una guerra.

Apareció un grupo más activo, con manifestantes vestidos de negro y con casco amarillo, que se enfrentaban a la policía, arrojaban adoquines y cócteles molotov, e incendiaban las estaciones de metro.

“Una pintada antigobierno ofreció una conmovedora explicación, o justificación, por el uso de tácticas más agresivas: ‘¡Ustedes nos enseñaron que las protestas pacíficas no funcionan!’”, afirma Joshua.

La policía contraatacó y se elevó el sentimiento antigubernamental al máximo.

Luego de meses de incidentes que convirtieron a la ciudad en un campo de batalla, Lam cedió y anunció la retirada del proyecto de ley. Pero los manifestantes no estuvieron satisfechos: exigían rendición de cuentas y democracia.

Conforme Hong Kong se iba hundiendo en el caos, Joshua se dio cuenta de que no podían ganar esta batalla solos. Su ciudad necesitaba un influencer global que consiguiera apoyo extranjero y apremiara a los funcionarios para que presionaran a su gobierno y a Pekín.

Joshua asumió esa función y viajó a Washington D. C. para testificar frente a la Comisión Ejecutiva del Congreso sobre China. El objetivo era tratar el malestar social provocado por el proyecto de Ley de Extradición, y conseguir apoyo para la aprobación de la Ley de Derechos Humanos y Democracia de 2019.

Joshua recibió el apoyo de múltiples personalidades estadounidenses y hongkonesas.

Tomar acción

Joshua propone diez puntos para tomar acción si deseas ayudar a detener la regresión de los derechos democráticos en Hong Kong.

  1. Abrir una cuenta de Twitter y utilizar etiquetas como #StandWithHongKong, #HongKongProtests y #FreedomHK.
  2. Seguir las noticias sobre Hong Kong.
  3. Participar en las protestas de tu ciudad en apoyo a Hong Kong.
  4. Ver la película hongkonesa “Ten Years”.
  5. Viajar a Hong Kong para ver de cerca la situación.
  6. Escribir a los representantes gubernamentales.
  7. Firmar peticiones en línea en apoyo a Hong Kong.
  8. Apoyar a las empresas y medios de comunicación.
  9. Hacer donativos al Hong Kong Democracy Council.
  10. Contarles a tus amigos lo que has aprendido.

“Con vuestra ayuda y la de la comunidad internacional, Hong Kong vencerá”, asegura Joshua.

Notas finales

En su libro, Joshua incluye una serie de cartas que envió desde la prisión. En ellas insta a la gente a seguir con su lucha, comparte sus pensamientos, relata las visitas que recibe, agradece el apoyo a los presos políticos, solicita apoyo nacional e internacional, da a conocer la violencia carcelaria y el abuso a los presos.

“Somos la revolución” no solo es la autobiografía de un joven que ha logrado muchas cosas a su corta edad, sino también una denuncia pública a los arrebatos estatales, la persecución política, la violación de los derechos humanos, los enjuiciamientos injustos, el autoritarismo gubernamental, la censura y supresión de la libertad de expresión, y los secuestros en manos del Estado.

Es también un pedido de ayuda para que, por fin, Hong Kong pueda ser libre.

Consejo de 12min

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¿Quién escribió el libro?

Es un joven activista político hongkonés nacido en 1996. A su corta edad, fundó los movimientos Escolarismo y Demosistō, lideró la Revolución de los Paraguas y encabezó las protestas contra la Ley de Extr... (Lea mas)

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