La vida de Mon Laferte - reseña crítica

Activista social, cantautora, compositora y pintora. La irreverente figura de Mon Laferte es tan fuerte como su voz. Entregando su alma al canto desde muy joven, su carrera musical y su lucha feminista la han convertido en una de las voces latinoamericanas más sobresalientes del momento.

Una infancia llena de música y pintura

Norma Monserrat Bustamante Laferte, mejor conocida como Mon Laferte, nació el 2 de mayo de 1983 en Viña del Mar, Chile. Criada por su madre y su abuela en un barrio de clase media baja, Mon Laferte recuerda su infancia como paisajes llenos de música y pintura.

Para la cantante, la mayor inspiración de su vida ha sido su abuela, quien la crió desde pequeña y le dio consejos que la artista llevaría con ella para siempre.

“Mi hijita, usté tiene que ser famosa, es la única manera de que usté no pase hambre”, “No hagas caso a lo que dicen”, “Debes ser libre”, “Serás la flor más bella” eran algunas de las frases que su abuela Norma le decía constantemente a la chilena, y que Mon Laferte retrató en su canción “La trenza”.

De su abuela, su padre y su madre fue de quienes adquirió sus gustos musicales variados, que van desde la balada, el bolero y el folklor, hasta el rock y el jazz. Con ellos, experimenta en su carrera profesional.

Mon Laferte pasó su infancia en un hogar con valores de igualdad y de amor, donde se le motivó siempre a impulsar su creatividad tanto en la pintura como en el canto, como ella misma lo ha dicho en reiteradas entrevistas.

Desde pequeña era capaz de reconocer su talento para el canto, y decidió aprovecharlo tocando en calles y bares, y participando en concursos.

Con tan solo nueve años ganó su primer premio en un certamen escolar. En su adolescencia, cuando tenía trece años, obtuvo una beca para estudiar Música en el conservatorio de Viña del Mar.

El conservatorio expandió su visión artística, pero también le sirvió para entender que lo suyo era la vía autodidacta y no la academia.

La chica de rojo escapa a México

“Rojo fama contrafama” fue el primer programa de la televisión chilena que vio a Mon Laferte actuar en público; para ese entonces, ella se hacía llamar Monserrat Bustamante.

Sus excelentes interpretaciones ante un público en vivo le brindaron la oportunidad de trabajar con el grupo estable de cantantes y bailarines de aquel programa, y luego le permitiría grabar su primer álbum: “La chica de rojo”.

Pero tantos años en el programa comenzaron a abrumar a Mon; aunque le iba bien, sentía que se estaba estancando. A pesar de que sus amigos y familiares no estaban de acuerdo, la artista dio un salto de fe: dejó todo para irse a México.

El país norteamericano le regaló los espacios necesarios a Mon para crecer. Para la artista, México es su segundo hogar, no solo porque encontró hospitalidad de parte de los mexicanos, sino porque la vibrante cultura del país le inspiró a crear.

La carrera de Mon Laferte empezaba a despegar luego de la publicación de su segundo álbum, pero una dramática y grave noticia la alejaría de los escenarios. En 2009, la cantante fue diagnosticada con cáncer tiroideo.

Mientras luchaba con esta terrible situación, Mon supo sacar lo mejor de su sí y componer algunas de sus mejores letras. La artista no solo logró vencer al cáncer, también adoptó la identidad y el look rebelde que la caracteriza. En su lucha entre la vida y la muerte, había ganado la vida.

Con todas las emociones y sentimientos que experimentó durante su enfermedad, la chilena logró lanzar un tercer álbum titulado “Tornasol”.

Éxito internacional

Los años luego de su recuperación le permitieron a la artista iniciarse en nuevas áreas, como ser parte del jurado calificador en el programa “Factor X” de Chile, junto a Tito Beltrán, Karen Doggenweiler y José Luis Rodríguez (“El Puma”), uno de sus ídolos.

También debutó como actriz en el cine peruano, con la película titulada “Japy Ending”. Allí le puso color al personaje de Eli, una cantante que, al ver el inminente fin del mundo, decide pedir un último deseo: morir en un escenario.

El verdadero éxito internacional de la cantante comenzó en 2016, al firmar un nuevo contrato discográfico dentro de una subdivisión de Universal Music México. El estudio decidió remasterizar el cuarto álbum de la cantante “Mon Laferte Vol. 1”.

La primera vez que Mon Laferte había grabado aquel disco fue en uno de los momentos más oscuros de su vida. Enfrentaba una fuerte depresión y se encontraba en condiciones económicas muy precarias. La grabación la hizo en su propia casa, con problemas de acústica y utilizando la electricidad de un estacionamiento.

Pero fue aquel álbum, con sencillos como “Tormento”, “Amor completo”, “Tu falta de querer” y “Si tú me quisieras”, en el que ella y la disquera pondrían sus esperanzas. Y esto sería recompensado.

Tras la remasterización, el álbum se lanzó oficialmente el 21 de agosto de 2015. En poco tiempo se convirtió en un éxito, alcanzando triple disco de platino y oro en México, así como cuádruple disco de platino en Chile.

El álbum le daría sus primeras nominaciones a los Grammy Latinos, en la categoría de “Mejor Álbum Alternativo” y “Mejor Artista Nuevo”. Al mismo tiempo, los videos oficiales de “Tu falta de querer” y “Amor completo” superaron las 100 millones en reproducciones.

Luego del éxito de “Mon Laferte Vol. 1”, la artista siguió con la buena racha al lanzar el álbum “La trenza” en 2017, fuertemente influenciado por los sonidos, la cultura latinoamericana y su motivación eterna: su abuela.

Ese mismo año colaboró con Juanes en el sencillo “Amárrame”, que se convirtió en tendencia en plataformas como Youtube y Spotify. La canción con el cantante colombiano, junto a tres de las suyas, la convertirían en la artista chilena más escuchada de la radio en su país natal.

Con “La trenza”, Mon Laferte obtuvo cinco nominaciones a los Grammys, en categorías como: “Grabación del Año”, “Canción del Año”, “Álbum del Año” y “Mejor canción alternativa”, ganando este último con “Amárrame”.

Mon Laferte ya no era una cantante más, era un ícono, una líder, y esto se haría aún más notable al tomar una posición irreverente para defender a las minorías y causas sociales.

Feminista y pro LGBTQ+

La figura de Mon Laferte está ineludiblemente atada tanto al movimiento feminista como a la comunidad LGBTQ+, ya que ha demostrado en reiteradas ocasiones su apoyo a tales causas.

Uno de los momentos más polémicos de la artista fue en los Grammys de 2019, cuando luego de la premiación posó con un pañuelo verde y los senos al aire, frente a cientos de cámaras. En su pecho se leía la frase: “En Chile torturan, violan y matan”. Era una clara protesta a la situación que enfrentaban las mujeres en su país.

Mon Laferte no sabe si siempre tuvo sus ideales tan claros como ahora. Sus prioridades han cambiado con el tiempo, y los años le han permitido conocerse a sí misma. Antes no se creía feminista, pero poco a poco comenzó a entender la causa y defenderla.

En una entrevista para un famoso medio argentino, la artista expresó que el feminismo se había convertido en parte importante de su vida, y que vela por las mujeres, en especial por las más vulnerables, víctimas de abusos de todo tipo.

Además de ser pro aborto, Laferte promueve la autoaceptación. Las presiones sociales y los estándares de la belleza son algo que ha vivido en su propio cuerpo, pero de lo cual ha dejado de preocuparse al estar bien consigo misma.

Además del feminismo, Mon Laferte siempre ha sido una gran defensora de los derechos del colectivo LGBTQ+. Para ella, todo lo que venga del amor es bueno, pues fue criada con una mentalidad basada en él y en la equidad.

La cantante hizo una afirmación para un portal de temática LGBTQ+ donde expresó que para ella todo el mundo es bisexual —todos poseen la capacidad de sentir atracción y amor tanto por hombres como por mujeres— pero que, dados los estigmas sociales, las personas se ven presionadas a negarlo, en especial los hombres.

A la artista se la ha visto en marchas de la comunidad, así como interpretando algunos de sus mejores éxitos en eventos afines. En 2019, reveló en uno de sus conciertos que estaba enamorada de una mujer: su baterista.

Apoyar a las dos causas le ha traído algunos problemas, como cuando decidió cancelar uno de sus conciertos en un evento del colectivo feminista “Okupa Bloque Negro”, al enterarse del rechazo que este grupo daba a la comunidad trans.

Para esclarecer su postura, Mon Laferte lanzó un comunicado que rezaba: “Siempre he intentado unir a las personas, ya sea con mi música o mis acciones. Yo ya no quiero más odio. Seguiré apoyando a todos los colectivos feministas, trans, LGBTTTIQ+ como lo he hecho los últimos 10 años de mi vida”.

La cantante llamó a la unión y a la no división, afirmando que el enemigo era otro.

Los polémicos murales

Además de ser una reconocida cantante, Laferte siempre mostró pasión por el dibujo y la pintura. Este es otro arte que le permitió expresar lo que habita en su interior, así como seguir creando conciencia.

El arte pictórico de Mon Laferte comenzó a ser relevante a nivel público en 2020, cuando la artista inauguró una exposición artística en el Museo de la Ciudad de México denominada “Gestos”; la exposición contaba con pinturas y muñecas de trapo hechas por sus propias manos.

Existe un factor común en la obra de Mon Laferte: además de que todas las pinturas están protagonizadas por mujeres, jóvenes o niñas, estas expresan llanto, dolor, tristeza o agonía.

Con relación a lo anterior, Laferte comentó en una entrevista para el artista Antonio García Villarán que en la pintura conseguía un espacio para expresar su interior, lo que ella denomina una irracionalidad sistemática, que no consigue en otras artes.

“A lo mejor en el fondo de mi corazón soy una mujer tremendamente triste y deprimida, no lo sé, según yo estoy bien”, comentó riendo.

Mon Laferte atrajo nuevamente la polémica cuando se arriesgó al plasmar su creatividad en las fachadas de algunos edificios en Valparaíso, Chile. El primer mural, una mujer desnuda rodeada de tres pequeñas criaturas coloridas, atrajo tanto a fanáticos como a miradas no tan bien intencionadas de personajes públicos.

Para Mon Laferte, este mural es una representación del ciclo menstrual, de los estados de ánimo y de los dolores que una mujer debe aguantar en esos días. Pero para la SEREMI de Cultura, Arte y Patrimonio de dicha región, Constance Harvey, fue un acto egoísta e individualista.

Para la representante del gobierno, Laferte debió consultar con la comunidad. Sin embargo, los vecinos de la comunidad lo consideraron algo positivo para el barrio, ya que llamaba la atención de los turistas y de las mismas autoridades.

A causa del mural, el gobierno chileno planteó multar a la artista al no poseer un permiso para realizarlo. Pero otros dirigentes decidieron ponerse del lado de Mon Laferte al ver la buena receptividad del mural por parte del público.

El mural duró pocas horas en su estado original, pues al día siguiente había sido vandalizado, un suceso que la propia artista veía venir.

Mon Laferte es una figura pública que genera debate, a la que muchos juzgan, ya sea por su premiada música, sus curiosas y desafiantes pinturas, sus muñecas que muestran una infinita tristeza, por sus ideales de igualdad o por sus acciones rebeldes y mediáticas.

Norma Monserrat Bustamante Laferte es una mujer que no se queda callada, que dice lo que cree, que muestra sus sentimientos como si salieran de un volcán y que defiende sus ideales, cada vez más sólidos, a capa y espada.