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Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: The One Minute Manager
Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.
ISBN: 0062367544
Editorial: DEBOLSILLO
Este bestseller americano da ejemplos de cómo utilizar tres técnicas gerenciales prácticas: definir objetivos, halagar comportamientos positivos y reprender los negativos.
Además, incluye diversos estudios de comportamientos que te ayudarán a entender cómo estas prácticas mejorarán tu comunicación y tus relaciones. Así, te volverás un administrador más eficiente y podrás obtener mejores resultados. ¿A qué esperas? ¡Vamos!
Kenneth Blanchard y Spencer Johnson te enseñan las técnicas de “gestión de un minuto”. No necesitas entenderlas completamente para ponerlas en práctica.
Es más, para saber cómo funcionan, lo mejor es ponerlas a trabajar para ti. Adáptalas a tu empresa y enséñaselas a los demás. Tus compañeros o empleados pueden ayudarte a que el proceso sea regular y eficaz.
Un gerente necesita estar constantemente evaluando y mejorando su equipo y sus procedimientos, y el programa de “gestión de un minuto” facilita ese proceso.
Aprenderás cómo desarrollar objetivos eficaces para ti mismo y tus compañeros. Esto asegurará que toda tu empresa esté siempre creciendo. Estas metas te proporcionarán una manera cuantitativa de medir el éxito.
Siguiendo este programa, reconocerás la importancia de halagar a quienes están consiguiendo buenos resultados dentro de tu equipo. Además, así les incentivarás para que se desarrollen y continúen con su buen trabajo. Todo el mundo necesita ser reconocido por sus acciones.
Por otro lado, cuando alguien comete un error, también serás capaz de expresar tus sentimientos al respecto. Siempre con la garantía de que esa persona es valorada por la empresa. Eso permitirá que los miembros de tu equipo usen sus errores como experiencias de aprendizaje, para ayudarlos a mejorar como empleados.
El propósito principal de las tres herramientas que los “gerentes de un minuto” usan es el de crear una comunicación eficaz y constante con quienes están a su alrededor. Mejorar tu relación con los demás es siempre un buen objetivo, y te ayudará a ser más comprensivo. Y, mientras más temprano adoptes esta idea, más rápido verás los resultados.
Una de las primeras herramientas que debes utilizar es el establecimiento de “metas de un minuto” significativas. Esta práctica permite, tanto a un gerente como a un empleado, sincronizarse para alcanzar el éxito. Como gestor, podrás definir claramente la responsabilidad de tus subordinados y medir el éxito de los mismos.
La idea no es la de dictar las metas de tus trabajadores, sino discutir las tareas juntos y ayudarlos a desarrollar sus propios objetivos. Estos deben tener plazos y ser brevemente descritos, en uno o dos párrafos; deben poder leerse en un minuto.
Cada “meta de un minuto” debe ser accesible para quien las use, así podrán referirse a ellas siempre que lo necesiten. Pueden entonces verificar si sus actitudes están alineadas a sus objetivos. Si no es así, pueden hacer los ajustes necesarios para volver al camino correcto sin que nadie tenga que recordárselos.
Eso hace que los trabajadores se administren de forma eficaz, lo que es benéfico para todos. Tus empleados tampoco deben tener un número muy alto de metas a alcanzar. Cuando expliques paso a paso sus papeles y los resultados deseados, deben tener entre tres y cinco responsabilidades principales, como máximo.
Cuando defines objetivos eficaces y comunicas a tus empleados exactamente lo que se espera de ellos, no quedarán sorprendidos o desorientados. Puede que necesites ofrecer algunas orientaciones a veces, pero este método permitirá a tus subordinados mantenerse en el camino. Ellos serán capaces de hacer los ajustes necesarios para lograr sus objetivos.
La próxima herramienta importante es el “elogio de un minuto”. Como vimos en el tópico anterior, la gente entiende mejor sus propósitos de negocios cuando aprenden a establecer metas y medir sus acciones apropiadamente. Pero la mejor manera para que sepan que están progresando es que se los comuniquen claramente.
El feedback puede ser incómodo al principio, pero es crucial para conseguir el éxito. Al comienzo, comunícate con tu empleado, muestra que sigues su trabajo y reconoce sus comportamientos positivos y sus éxitos.
Halagar a alguien por hacer algo bien, alienta ese comportamiento correcto y hace que la persona crezca y sea capaz de desarrollar todo su potencial.
Otros estilos de gestión alientan la búsqueda de errores, pero la positividad es mucho más eficaz. El hecho de que los empleados estén animados y tengan confianza genera resultados. Estos trabajan más, producen mejor y se preocupan con el negocio.
Si no estás seguro de por dónde empezar, puedes encontrar puntos que halagar en las metas que les ayudaste a definir. Pero no digas cosas porque sí, es muy importante que tus comentarios sean merecidos y sinceros.
Eso significa que debes reconocer el trabajo tan rápido como sea posible, diles específicamente lo que hicieron bien. Eso demuestra al empleado que sabes quién es, lo que está haciendo y que te importa. Llama su atención de forma positiva y sincera.
Para que esto sea efectivo, debes decirle lo que hizo bien y cómo te sientes al respecto. Los empleados deben saber que estás contento con su desempeño.
La segunda mitad del “halago de un minuto” es el aliento para que continúen haciendo lo mismo. Al final, ofrece un apretón de manos o haz algún contacto físico que los deje saber claramente que los apoyas. Con esa herramienta, puedes construir confianza en tus empleados, lo que los llevará al éxito.
Nadie es perfecto, y así como tú cometes errores, tus empleados también los cometen de vez en cuando. Halagar el comportamiento positivo es importante, pero lidiar correctamente con el comportamiento negativo también lo es.
Después de que estableces las metas, si el trabajador actúa de acuerdo a ellas y las cumple, un “halago de un minuto” es adecuado. Pero cuando se descarrilan, entonces una tercera herramienta llamada “reprensión de un minuto” entra en juego.
Así como debes señalar el buen comportamiento, también debes avisar a tus subordinados cuando están realizando un mal desempeño. Esto requiere una respuesta rápida. La “gestión de un minuto” exitosa exige que aproveches al máximo cada oportunidad de aprendizaje.
Cuando los trabajadores están lejos de sus metas, la mejor actitud es redirigirlos, para que puedan hacer las cosas mejor la próxima vez.
Primero, cerciórate de que las metas que se aplican a ese fallo están claramente definidas. Si no lo están, discúlpate y ayúdales a aclararlas, para que el error no ocurra de nuevo. Si los objetivos eran claros, entonces puedes regañarlos.
Cuando surge un problema, reúnete con tus trabajadores para confirmar los hechos del incidente y explícales lo que sucedió. Diles específicamente lo que está mal, para que quede absolutamente claro.
Además, explica cómo te sientes (lo que no te gusta o te incomoda) y cómo puede tener un impacto negativo. Entonces puedes pausar el momento para que el empleado entienda la gravedad de la situación. Al final cierra la discusión positivamente.
Deja que tus empleados sepan que ellos son mejores que el error que cometieron y que todavía crees en su potencial. Señala que todavía estás seguro de sus habilidades y que confías en ellos para corregir el problema.
Hazles saber, también, que quieres que tengan éxito y que los apoyas. Las reprensiones no son exactamente experiencias positivas, pero seguir esta fórmula ayuda a hacer que sean una oportunidad significativa de aprendizaje.
La clave de la técnica “gestión de un minuto” es actuar inmediatamente para conseguir los resultados deseados. Si no defines las metas al instante, los empleados no sabrán lo que quieres de ellos. Esto significa un desperdicio de tiempo.
Dejar que las acciones de un empleado, sean buenas o malas, se acumulen por un largo tiempo es un error. Debes controlar su trabajo, para conocer su comportamiento de forma frecuente y ayudarlos a alcanzar todo su potencial. Actuar con rapidez previene desastres y los alienta al éxito.
Si halagas a un empleado mucho después de que haga un determinado trabajo, este no sabrá qué comportamiento específico quieres que continúe teniendo. Habrá, entonces, una desconexión entre lo que hizo y por qué fue bueno y el reconocimiento no será eficaz.
Dando reconocimiento inmediato, guías a tus subordinados paso a paso en el camino deseado.
Por ejemplo, piensa en un niño que está aprendiendo a hablar. Al principio, lo halagas por simplemente hacer sonidos con la boca. Entonces, el proceso de aprendizaje continúa, dejas de conformarte con los sonidos y aplaudes cuando pronuncia palabras.
Con el tiempo, el niño ya dice frases enteras. Si hubieras esperado hasta que hablara una oración completa para darle ánimos, tal vez no hubiera aprendido tan rápido. Como ves, el halago inmediato acelera el proceso de aprendizaje.
La misma cosa sucede con las represiones. Si dejas que las malas acciones se acumulen, la experiencia de decírselas al responsable puede ser perturbadora. Incluso si dices las cosas de forma suave, puede ser muy desanimador. El empleado puede tener dificultades para identificar exactamente lo que hizo mal, porque todo sucedió hace algún tiempo.
Como alternativa, la reprensión inmediata mantiene los feedbacks negativos en dosis pequeñas. Esto ayuda a guiar el comportamiento de tus subordinados, evitando que sucedan más errores.
La gestión puede ser un tema confuso, porque hay una serie de puntos de vista en conflicto sobre lo que puede funcionar y lo que no. No hay dos gerentes exactamente iguales, pero muchos siguen planes similares para lograr sus objetivos.
Algunas personas creen que administrar una empresa significa cuidar de los números y resultados y no les importa ser duros con sus empleados. Si bien estas actitudes pueden ser eficaces, lo cierto es que producen la infelicidad entre tus subordinados. Este tipo de gerente no está comunicándose competentemente y no le importa su equipo.
Por otro lado, podemos encontrar personas que gestionan una empresa desde la preocupación por los empleados. Pero son tan bondadosos que ignoran los resultados. Esto provoca pérdidas para la empresa, porque el responsable no impulsa el trabajo de sus subordinados.
Los trabajadores son más felices y están de acuerdo con este sistema. Sin embargo, puede ser que los superiores del gerente tengan una opinión diferente. Seguramente les preocupan los números. Si un negocio no está generando las ganancias que debería, entonces las técnicas de gestión usadas necesitan ser mejoradas.
Cada una de estas actitudes tiene algo correcto, pero dejan de tener en cuenta algo muy importante. Los mejores gerentes son capaces de encontrar un equilibrio entre el cuidado de las personas y la búsqueda de resultados. Esto lleva al éxito en ambas categorías.
Cuando se cuida a los empleados, el responsable fortalece y desarrolla su trabajo. Estos se sienten parte de una organización y se preocupan por ella. Tal sentimiento de pertenencia mejora la productividad y la capacidad de responsabilidad.
Las personas que saben que son importantes para ti tomarán tus prioridades en serio. Los resultados que quieres lograr serán objetivos importantes para ellos también.
Estos trabajadores se volverán activos que aumentan el valor de la empresa y mejorarán las ganancias. Cuando las personas sienten que son importantes, trabajan duro y mejor para lograr resultados significativos.
El truco es recordar que estás lidiando con personas y que ellas necesitan sentir que son importantes para ti. Al mismo tiempo, los resultados son igualmente importantes y tu personal también debe entender eso.
Y lo mismo vale para tus otras relaciones e interacciones. Puedes usar estos métodos en tu casa y en tu vida personal. Metas, reprensiones y halagos son motivadores comportamentales poderosos que te pueden ayudar a desarrollar hábitos positivos.
La “gestión al minuto” implica definir metas y halagar comportamientos positivos. También consiste en reprender a los trabajadores cuando cometen errores. Aplicando estas tres excelentes técnicas de gerencia, puedes desarrollar una cultura enfocada en el éxito de los resultados.
Quizás te sorprenda la diferencia que estos métodos pueden generar. Es una de las maneras más eficaces y económicas para desarrollar a tu personal. Algo tan simple como invertir tiempo y esfuerzo en tus relaciones puede convertirte en un comunicador y un gestor muy eficaz.
Si te gustó este título y quieres continuar perfeccionándote como gerente, te recomendamos nuestro microlibro “Administración de alto rendimiento”, de Andy Grove. ¡Revísalo!
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Es un escritor y experto en management nacido en Estados Unidos. Junto a su esposa Marjorie fundó The Ken... (Lea mas)
Licenciado en Psicología y Doctor en Medicina, reconocido internacionalmente por sus libros “¿Quién se ha llevado mi queso?”, “El ejecutivo al minuto” y “Cómo ser buen padre en 1... (Lea mas)
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