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Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro:
Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.
ISBN: 9786075690018
Editorial: Zenith
La soledad puede adoptar muchas formas, pero en la mayoría de casos es una situación que nos da miedo, nos genera rechazo y tratamos de evitar a toda costa.
En el mundo actual y especialmente a partir de una cierta edad, parece que la soledad se entiende como un fracaso. Sin embargo, saber estar solo es en realidad un signo de madurez, de autonomía, de riqueza personal.
Silvia Congost rompe con las ideas preconcebidas sobre no tener pareja y nos invita a perderle miedo al monstruo de la soledad desde su propia experiencia. “A solas: Descubre el placer de estar contigo mismo” es una oda a la vulnerabilidad, al atrevimiento, a no dejarse vencer. ¡Anímate a cambiar tu vida!
Todo ser humano tiene el instinto de agruparse (exceptuando algún caso en particular); tiene el impulso o la necesidad de entrar en contacto con otras personas. Al hacerlo sentimos una sintonía, una empatía y ciertos aspectos en común, y eso hace que deseemos estrechar aún más nuestros lazos.
Así, nuestro vínculo se va haciendo cada vez más fuerte y entonces aparece la amistad. Con los amigos sentimos cariño, ganas de compartir, de darnos apoyo y de ayudar, y, si además sentimos deseo, pasión y ganas de estar cerca del otro y construir un futuro de la mano, entonces aparece el amor de pareja.
En el caso de algunas personas, su manera de ser introvertida o sus dificultades para relacionarse las hacen apartarse de los demás. Por un lado, así están más tranquilas, al no tener que enfrentarse a las posibles críticas o a que los demás vean que no están a la altura (así lo creen ellos).
Pero actuar así las hace sentirse profundamente desdichadas. Cuanto más se han apartado, más les cuesta romper esa barrera y cuanto más les cuesta, peor se sienten.
Hay otras personas, en cambio, que son más sociables y no tienen problemas para relacionarse con los demás. Lo que ocurre es que han pasado mucho tiempo en una relación tóxica y, por ello, se han ido quedando sin amigos. La dependencia emocional tiene un componente obsesivo muy importante.
Finalmente, llega un día en que por el motivo que sea la relación acaba. Es entonces cuando empieza nuestra cuesta arriba. Debemos rehacer nuestra vida, ir sanando las heridas que han quedado en nosotros y ver qué queda de la gente que antes teníamos tan cerca pero que hoy ya no está.
En cualquier caso, ese vacío asfixiante en el que navegamos debe ser la herramienta que nos ayude a aprender lo necesario de aquella situación, para así no volver a cometer los mismos errores.
Será una cuesta arriba, pero hay que tener claro que lo más importante es ponerse en marcha. Cuando nos movamos, el camino no tardará en parecer mucho más fácil.
El objetivo más importante de nuestro cerebro es mantenernos con vida, y que nuestro cuerpo esté en equilibrio, buscando la homeostasis y el bienestar. Nuestro cerebro tiene dos funciones básicas que explican absolutamente todo lo que hacemos: evitar sufrir y obtener placer. Si lo piensas, todo lo que haces va en una u otra de esas direcciones.
Siempre que nuestro cerebro asocia una acción con la posibilidad de sufrir más (es decir, si piensa que al realizar esa conducta sufrirá más de lo que ya sufre), decidirá no hacerlo.
Debemos ser capaces de comunicarnos con él y decirle algo así como: “Querido cerebro, siento mucha gratitud por la gran labor que realizas. Muchísimas gracias por tratar siempre de protegerme de todos los peligros y acercarme al bienestar y al placer. Te lo agradezco muchísimo. Pero en este caso, debes comprender que las consecuencias de no dar este paso que me planteo desde hace tanto tiempo son inmensamente peores que el sufrimiento que pueda sentir si lo doy. Por ello, te pido que me ayudes a conseguirlo”.
Desde pequeños, cuando la soledad se siente más como una expulsión o como un castigo que como una opción, buscaremos la aceptación cambiando nuestra manera de ser y dejando de lado la autenticidad, con el objetivo de ser lo que creemos que los demás esperan de nosotros y sentirnos incluidos en el círculo.
No es de extrañar, por lo tanto, que el miedo a ser rechazado o a no pertenecer pueda interferir con el tiempo en la apreciación de la soledad de un adulto y le lleve a vivirla con dureza y rechazo en vez de convertirla en algo creativo y muy positivo para crecer y crear.
Para que el niño se sienta seguro de sí mismo, es importante que sepa que cuenta con un círculo de confianza que le apoya y le hace sentir escuchado y querido.
La influencia de quienes forman nuestros círculos de seguridad más cercanos es enorme. Nos hacen mucho bien y nos aportan mucho bienestar, pero de la misma manera pueden hacernos muchísimo daño.
Por eso, debemos ser conscientes de la magnitud y de la importancia que eso tiene para nosotros, para tratarnos con mucho respeto y muchísimo cariño hasta que hayamos comprendido, integrado y superado lo sucedido.
Debemos darnos cuenta de que estando solos podemos sentirnos en paz y armonía y que podemos estar mucho mejor que al lado de alguien que no nos quiere de una manera sana.
La razón de nuestro más profundo malestar con nosotros mismos, ese que nos lleva directo a rechazar con todas nuestras fuerzas tener que enfrentarnos a una situación de soledad es la vergüenza tóxica.
Se trata de un sentimiento internalizado de ser defectuoso como ser humano, de ser imperfecto. Es un sentimiento que nos provoca un sufrimiento muy profundo y desgarrador que puede acompañarnos durante toda la vida, a menos que hagamos algo para sanar esa mirada distorsionada hacia nosotros mismos.
Podemos afirmar que la vergüenza tóxica provoca dolor físico, ya que las emociones pueden herir y provocar un dolor real que sentiremos en nuestro cuerpo.
El amor y la conexión son lo que da verdadero sentido y propósito a nuestra vida, la razón por la que estamos en este mundo. Sin eso, nada tiene sentido.
La necesidad de amor es la necesidad de recibir cariño y afecto, de sentir que somos importantes para alguien, que somos valiosos, que cuentan con nosotros, que les importamos de verdad, de una forma sincera y profunda.
Cubrimos esta necesidad teniendo una buena relación con nuestros familiares y nuestra pareja, cuidándoles, estando pendientes de ellos y compartiendo nuestra vida con ellos.
Por otro lado, hay acciones que son negativas, a pesar de que tienen también la finalidad de cubrir la misma necesidad. Sería el caso de la dependencia emocional, es decir, cuando nos aferramos a alguien para no perder nuestra dosis de cariño, ese vínculo que supuestamente nos aporta afecto y atención (a pesar de que en muchos casos estamos tan mal que ya ni siquiera lo recibimos).
La necesidad de conexión es la que nos hace sentir que hay otras personas parecidas a nosotros, que comparten los mismos valores, que consideran importantes las mismas cosas.
Puede que cubramos esta necesidad con gente con la que compartimos un mismo objetivo o con la que luchamos por una misma causa, o con la que compartimos gustos o preferencias en alguna área de nuestra vida.
Las dos emociones que se apoderan de nosotros ante la idea de quedarnos solos son la vergüenza y la culpa, y por eso nos conectan con ese profundo rechazo a la soledad.
Cuando hayas logrado trascender el desajuste que crea en ti la vergüenza, tras haber hecho algún trabajo de crecimiento profundo y transformador, sabrás que eres mucho más que lo que hagas o lo que te suceda, que estás por encima de todo ello.
Tal vez seguirás queriendo agradar y tener éxito, y, por supuesto, seguirás sintiendo vergüenza, pero ya habrás trascendido tus resultados, sean los que sean, y no te juzgarás, ni mucho menos valorarás, en función de ellos.
Saber estar solos y llevarnos bien con la soledad es una asignatura muy importante para los seres humanos. La realidad es que, pese a ser sociales y necesitar a los demás, estamos solos.
Creamos vínculos sociales con nuestras relaciones y esos vínculos son imprescindibles, pero hay una diferencia importante entre ser seres sociales y vincularnos con otros y saber estar a solas con nosotros mismos cuando sea necesario.
A lo largo de nuestra vida nos movemos siempre del amor al miedo. Amar es nuestra condición esencial, la base de nuestra vida. Amar y que nos amen nos hace crecer, expandirnos, conectar, sanar y llegar desde el equilibrio allí donde deseemos.
Sin embargo, el miedo es el que nos paraliza, nos invalida y nos hace pequeños allí donde podríamos ser tan grandes como quisiéramos.
Si conectamos con el amor, no quedaremos atrapados en relaciones tóxicas, no nos aferraremos nunca a alguien que nos trata mal o nos demuestra que no nos quiere con sus actos.
Gozar de una soledad sana se trata de tener espacios de introspección, de conexión con uno mismo y con nuestro mundo interior, con nuestro silencio, con el vacío que habita en todo. Pero algunas veces, la soledad no es nada recomendable. Es más, en algunas ocasiones, la soledad puede perjudicar seriamente la salud.
Uno de los casos en que no es recomendable enfrentarnos a la soledad es cuando estamos tratando de salir de una relación en la que hay dependencia o cuando tenemos que encarar una ruptura o una pérdida que no deseamos (del tipo que sea).
Está claro que ante cada pérdida hay que transitar por un duelo, pero cuando nuestro pensamiento está totalmente lleno de eso que hemos perdido, es muy importante distraerlo con otras cosas, con otros temas nuevos y diferentes que nos aparten de eso que tanto nos duele. Así nuestra mente irá sanando la herida poco a poco.
Tampoco es recomendable la soledad cuando se convierte en nuestro estado habitual. No podemos aislarnos si no queremos enfermar gravemente, porque eso es lo que va a ocurrir.
El de las personas mayores es, sin duda, el caso más grave y preocupante en relación con la soledad. Las personas mayores sufren marginación y aislamiento, y su situación empeora cuando tienen problemas de movilidad y dependen de las visitas de los demás para poder hablar con alguien y mantener una conversación.
Es importante interactuar con ellas, visitarlas a menudo o asegurarnos de que reciben visitas o acuden a reuniones con otras personas de la misma edad con frecuencia. Hablarán de sus cosas o simplemente escucharán a los demás, pero eso implicará un proceso mental que les beneficiará.
Por lo tanto, si bien es cierto que es importante llevarnos bien con la soledad y saber estar solos, ser conscientes del enorme y profundo manantial de paz, claridad y bienestar que puede aportarnos esa conexión con nuestro interior, hay que saber que el aislamiento social puede traer problemas para muchos seres humanos. En ocasiones va de la mano de una soledad forzada o de una soledad que no llega en buen momento.
A fin de superar el miedo tan frecuente a quedarnos solos, debemos hacer un trabajo de crecimiento interior para conseguir reconectar con nosotros mismos, con nuestra esencia, con nuestra parte más sutil.
De lo contrario, no conseguiremos estar en paz en soledad. Cuando consigues conectar con esa parte de ti desde la que te sientes uno con la vida, encuentras ese espacio en el que todo está bien, en el que eres capaz de disfrutar, de agradecer, de soltar y de elegir lo más adecuado en cada momento.
Se trata simplemente de conectar con la propia vida, de confiar en todo el conocimiento que llevamos dentro, tanto el que hemos acumulado nosotros como el que hemos heredado de nuestros antecesores. Se trata de confiar, de sentir, de fluir.
Cuando uno confía en la vida, es capaz de hallar un espacio de paz en su interior que le acompaña hacia una mayor apertura mental, física y espiritual, y en ese espacio suceden las cosas más maravillosas.
Cuando conectas con el ser, empiezas a vivir tu vida de una forma diferente, la comprendes desde una conciencia más plena y no desde la inconsciencia, como habías hecho hasta ahora.
En el momento en que te concibes así, de repente, te vuelves humilde. Aceptas las jugadas que la vida decide para ti y observas cómo esta se va expresando a través de ti y de los demás. Al verlo desde esa conciencia y con tanta claridad, te sientes mucho más sereno y tranquilo. Es fascinante ver cómo la vida se expresa a través de cada persona y a partir de esa conciencia, todo cambia.
Para conectar con tu ser debes conectar con la vida que llevas dentro de ti, la vida que da vida a tu cuerpo. Al conectar con ella, puedes sentir cómo vibra en tu interior, y si a través de esta conexión con la vida logras ver a través del ser, te das cuenta de que todo lo que observas ha cambiado. Es lo mismo, pero ya no lo ves igual.
Cuando sientes la conexión con el ser, ya no hay lugar para sufrir por apegos, relaciones tóxicas, pérdidas o contratiempos. Te das cuenta de que todo esto pasa a un segundo plano, a un plano mucho más superficial.
Quizá te estés enfrentando a la soledad porque consideras que has cometido algún error importante, y puede que tengas razón. Pero una cosa es que seas consciente de ello, lo aceptes y lo asumas, y otra muy distinta es que te machaques y te maltrates por ello. Eso sí que no debería suceder y no está bien.
Si quieres crecer y trascender tus miedos y creencias limitantes, debes darte cuenta de que los juicios negativos que te haces no aportan absolutamente nada positivo.
¿Te sientes mal por algo que has hecho o que te ha pasado? Sigue los siguientes pasos:
Vivimos centrados en tener y no nos damos cuenta de que, en realidad, no hay nada que nos pertenezca. Por mucho que acumulemos, todo cuanto alcancemos lo tomamos prestado de la vida y, más tarde o más temprano, tendremos que devolverlo. La vida que hay en cada uno de nosotros es la misma. De nosotros depende cómo decidamos vivirla.
En el microlibro basado en “Las 5 heridas que impiden ser uno mismo”, Lise Bourbeau demuestra que todos los problemas de orden físico, emocional o mental con los que cargamos provienen de cinco heridas vitales: el rechazo, el abandono, la humillación, la traición y la injusticia. Gracias a las descripciones detalladas de estas heridas, así como de las máscaras que las acompañan, podrás identificar la verdadera causa de los problemas que te angustian o que amargan tu vida.
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Psicóloga experta en dependencia emocional, autoestima y relaciones tóxicas. Cuenta con centros de psicoterapia en Barcelona, Madrid y Girona, además de realizar terapia online con p... (Lea mas)
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