You Can Negotiate Anything - Reseña crítica - Herb Cohen
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You Can Negotiate Anything - reseña crítica

You Can Negotiate Anything Reseña crítica Comienza tu prueba gratuita
Desarrollo personal

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: You Can Negotiate Anything: How To Get What You Want

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN: 9780806540368

Editorial: Citadel Press

Reseña crítica

La negociación no es sólo una habilidad para grandes empresarios o abogados; es una herramienta esencial en la vida cotidiana. Cada día negocias, aunque no lo notes: con tu jefe, con tu pareja, con vendedores e incluso contigo mismo. Este libro demuestra que todo es negociable, siempre que comprendas las reglas del juego.

Aprenderás cómo el poder, el tiempo y la información determinan cualquier acuerdo y cómo usarlos a tu favor. Con anécdotas reales, estrategias probadas y un enfoque práctico, te enseñará a negociar con confianza, en cualquier situación. No se trata de manipular, sino de influir inteligentemente para lograr lo que realmente quieres. ¿Estás listo para aprender el arte de la negociación?

La negociación: una habilidad esencial en la vida

Tu mundo real es una mesa de negociación gigante, y, te guste o no, eres un participante. Desde el momento en que te despiertas hasta que te acuestas, estás negociando. No importa si es con tu jefe, tu pareja, un vendedor o un desconocido en el tráfico: la vida es una serie interminable de negociaciones. Sin embargo, pocos son conscientes de ello y, lo peor, muchos creen que negociar es una habilidad reservada para expertos o personas con autoridad. Nada más lejos de la realidad.

Negociar no es regatear, ni imponer, ni ganar por la fuerza. Es simplemente el uso de la información y el poder para influir en el comportamiento dentro de una red de tensiones. Es decir, no se trata de gritar más fuerte, ni de ser el más listo en la sala, sino de entender qué quiere la otra parte, qué quieres tú y cómo llegar a un acuerdo que te beneficie.

No siempre gana el más talentoso o el más trabajador. Gana el que mejor entiende las reglas del juego. Piensa en tu entorno: seguro conoces a alguien que, sin ser particularmente brillante, siempre consigue lo que quiere. ¿Su secreto? Sabe negociar. No porque haya nacido con un don, sino porque ha aprendido a identificar oportunidades, leer a las personas y manejar el tiempo a su favor.

Pero, ¿qué es exactamente negociable? Casi todo. Si algo es producto de una negociación previa, entonces puede volver a negociarse. Desde un contrato hasta el precio de un electrodoméstico, desde tu salario hasta las reglas de convivencia en casa. Sin embargo, la clave está en tu mentalidad.

Si partes de la idea de que no puedes negociar, automáticamente pierdes. Si crees que no tienes poder, aunque lo tengas, no lo tienes. La buena noticia es que la negociación se aprende. No necesitas un título en derecho, ni años de experiencia, sólo necesitas entender cómo funciona el juego y empezar a jugarlo. Tienes más poder del que crees. La cuestión es si estás dispuesto a usarlo.

Los tres pilares de toda negociación

Toda negociación, sin importar el contexto, se basa en tres elementos clave: información, tiempo y poder. Si dominas estas tres variables, puedes negociar cualquier cosa. La información es el arma secreta en cualquier negociación. El otro lado siempre parece saber más sobre ti de lo que tú sabes sobre ellos, y ese es el primer error: creer que estás en desventaja, cuando, en realidad, la información se puede obtener, preguntar o deducir.

Imagina que quieres comprar un refrigerador en una tienda de precios fijos. Entras convencido de que el precio no es negociable. Pero, ¿cómo crees que se decidió ese precio? Fue producto de una negociación interna y, si fue negociado antes, puede ser negociado de nuevo. ¿Cómo? Preguntando. ¿Tienen descuentos por pago en efectivo? ¿Hay rebajas por modelos de exhibición? ¿Habrá una promoción pronto? Si no preguntas, regalas tu ventaja.

El otro lado siempre parece tener más tiempo que tú y eso les da poder. Mientras tú sientes la urgencia de cerrar el trato, ellos esperan con calma. ¿El truco? Dar vuelta el reloj a tu favor. Si el otro lado cree que tienes prisa, se aprovechará. Pero, si muestras paciencia, dudas y hasta insinúas que podrías irte sin cerrar el trato, el poder cambia de manos. Esto se llama “el arte de hacer esperar”. En una negociación, el silencio y la espera pueden valer más que mil palabras.

Sin embargo, el poder en una negociación no es absoluto. Si crees que tienes poder, lo tienes. Si crees que no lo tienes, aunque lo tengas, no lo tienes. Muchas veces, el poder es sólo una ilusión. ¿Quién tiene más poder en una entrevista de trabajo: el candidato o el empleador? La mayoría diría que el empleador, pero, si el candidato tiene habilidades valiosas, la empresa necesita contratarlo tanto como él necesita el trabajo.

El poder es relativo. La clave es cambiar la percepción: si actúas como alguien con poder, los demás empezarán a tratarte como alguien con poder. Aprender a manejar la información, el tiempo y la percepción del poder te permitirá negociar con confianza y conseguir mejores resultados, en cualquier situación.

Estilos y estrategias para la negociación

No todas las negociaciones son iguales, ni todas las personas negocian de la misma manera. El estilo que elijas determinará si ganas, pierdes o encuentras un punto medio. Debes aprender a identificar dos enfoques principales: la negociación agresiva y la negociación colaborativa.

Negociar para ganar a toda costa: el estilo soviético

Este es el enfoque más duro y competitivo. Se basa en tácticas de presión, manipulación y desgaste emocional. El objetivo no es sólo ganar, sino hacer que la otra parte se sienta derrotada. Los negociadores que usan este estilo intimidan, exigen y rechazan cualquier concesión. Tienen paciencia infinita y juegan con el tiempo para desgastar al otro. En política y en el mundo corporativo, este estilo puede dar resultados, pero también crea conflictos y deja resentimientos. Si te enfrentas a este tipo de negociador, prepárate para resistir. No cedas ante la presión y usa su propio tiempo en su contra.

Negociar para obtener el mejor acuerdo: la estrategia “ganar-ganar”

En contraste, la negociación colaborativa busca acuerdos en los que ambas partes obtienen algo valioso. No se trata de ver quién gana, sino de encontrar una solución que funcione para ambos. Este enfoque usa la empatía, la escucha activa y el entendimiento de las necesidades del otro. Los mejores negociadores saben que la clave no está en vencer, sino en persuadir. Si la otra parte siente que ha ganado, será más propensa a aceptar tu propuesta.

Saber cuándo usar cada estilo es la clave. Negociar no es un juego de suma cero. Es un arte y, como todo arte, se puede aprender y perfeccionar.

Cómo negociar en distintos escenarios: del teléfono a la mesa de negociación

Muchas de las negociaciones no suceden cara a cara. Cada contexto tiene sus propias reglas y estrategias, pero el objetivo siempre es el mismo: influir para obtener lo que quieres. Negociar es como jugar ajedrez: debes anticipar los movimientos del otro y adaptarte al tablero en el que juegas.

Cuando estás frente a la otra persona, las palabras no son lo único que importa, el lenguaje corporal es clave. El 90 % de la comunicación es no verbal. Si no controlas tu lenguaje corporal, estarás negociando en desventaja sin darte cuenta. Mantén contacto visual y postura firme. Usa pausas y silencios para generar impacto. Observa las reacciones del otro para identificar señales de interés o resistencia. A veces, el silencio es la herramienta de negociación más poderosa que existe.

En el caso de las negociaciones telefónicas, sólo tu voz importa. Negociar por teléfono elimina el lenguaje corporal, lo que significa que tu tono, ritmo y seguridad al hablar juegan un papel clave. Sonríe mientras hablas. Aunque la otra persona no pueda verte, la sonrisa se transmite en la voz y genera confianza. Evita responder demasiado rápido. Si te apresuras, puedes parecer ansioso y perder ventaja. Haz preguntas estratégicas. Cuanto más hable la otra persona, más información obtendrás.

En las negociaciones escritas la importancia está en cada palabra. En un correo o contrato, cada palabra cuenta. No puedes aclarar dudas con el tono de voz o la expresión facial, así que sé claro y preciso. Nunca respondas impulsivamente. Tómate el tiempo para analizar y redactar con calma. Usa el formato a tu favor. Negritas, puntos clave y frases bien estructuradas facilitan la comprensión y generan impacto.

Siempre deja espacio para la negociación. Si envías una oferta final demasiado rígida, podrías cerrar puertas antes de empezar. Adaptarse al escenario es la clave. La negociación no es sobre dónde o cómo ocurre, sino sobre quién tiene el control del proceso. Con las estrategias adecuadas, puedes influir en cualquier contexto y llevar la conversación hacia el resultado que buscas.

Psicología y percepción en la negociación

Toda negociación es un juego de percepciones. Las palabras pueden mentir, pero la percepción es difícil de ocultar. No importa qué tan sólida sea tu propuesta: si la otra parte percibe debilidad, aprovechará la situación a su favor. Es importante que entiendas cómo las emociones, el lenguaje corporal y la psicología influyen en cada negociación.

La sensación de poder no siempre refleja la realidad. Si crees que tienes poder, lo tienes. Si crees que no lo tienes, aunque lo tengas, no lo tienes. Muchas veces, cedemos porque asumimos que el otro lado es más fuerte, pero en realidad, todo es cuestión de perspectiva. Si algo es producto de una negociación previa, puede volver a negociarse. Si un jefe te dice que no puede darte un aumento porque "no está en el presupuesto", ¿es una verdad absoluta o simplemente su forma de marcar límites? Muchas reglas parecen inquebrantables, hasta que alguien las cuestiona.

La postura, los gestos y el tono de voz pueden revelar confianza o inseguridad. En una negociación, no sólo cuentan las palabras, sino cómo las dices. Evitar gestos de nerviosismo, hacer pausas y silencios estratégicos, y mantener contacto visual, sin intimidar, pueden darte una ventaja crucial. El que habla menos, controla más. No se trata de dominar con palabras, sino de influir con presencia.

Por otro lado, actuar menos inteligente de lo que eres puede ser una estrategia poderosa. Ser demasiado articulado puede hacer que el otro se cierre o se ponga a la defensiva. Mostrarte como alguien que necesita ayuda puede generar empatía y hacer que la otra parte revele más información de la que planeaba compartir. Más allá de los números y los argumentos racionales, las negociaciones se ganan o se pierden en la mente. Quien controla la percepción, controla el resultado.

Aplicando la negociación a tu vida: consejos prácticos y errores a evitar

Negociar es una habilidad que se perfecciona con práctica, no es un talento innato. No negocies sólo para ganar, negocia para obtener lo que realmente necesitas. Las mejores negociaciones no son batallas, sino oportunidades para conseguir acuerdos que realmente funcionen. El problema es que la mayoría de las personas no negocia conscientemente, simplemente acepta lo que le ofrecen.

Uno de los errores más comunes es no intentarlo. Si asumes que algo no es negociable, te estarás venciendo antes de empezar. Desde el precio de un producto hasta las condiciones de un contrato, todo tiene margen de negociación, si haces las preguntas correctas. Preguntar “¿qué podemos hacer para mejorar este acuerdo?” puede abrir una puerta que ni siquiera sabías que existía.

Otro error frecuente es ceder demasiado rápido. Si te apresuras en decir que sí, la otra parte asumirá que podrías haber dado más. Aprender a manejar los silencios, a mostrarte paciente y a crear pequeñas fricciones puede ayudarte a conseguir mejores condiciones, sin generar conflicto. A veces, la simple espera hace que el otro lado sea quien termine cediendo.

También, es clave aplicar la estrategia del "mordisco" o “nibble tactic”, que consiste en pedir un beneficio adicional, después de que el acuerdo ya parece cerrado. Si logras que la otra parte invierta suficiente tiempo y energía en la negociación, le será más difícil rechazar una pequeña concesión final. Algo tan simple como pedir envío gratuito o una garantía extendida puede marcar la diferencia.

Finalmente, saber cuándo alejarte es una de las herramientas más poderosas. No existe negociación exitosa, si terminas con un acuerdo que no te beneficia. A veces, la mejor jugada es levantarte de la mesa. El que está dispuesto a irse tiene el verdadero poder en la negociación.

Notas finales

Negociar no es un lujo, ni una habilidad exclusiva de los expertos, es una herramienta esencial para mejorar tu vida. Todo es negociable, siempre que sepas cómo abordarlo. No se trata de manipular, ni de imponer, sino de entender las reglas del juego y usarlas a tu favor. El poder, el tiempo y la información son los tres pilares que determinan cualquier negociación. Si crees que tienes poder, lo tienes. Si manejas el tiempo con paciencia, puedes hacer que el otro ceda. Si obtienes la información correcta, siempre tendrás ventaja.

No esperes a estar en una mesa de negociación para empezar a practicar. Cada conversación es una oportunidad para influir. No temas preguntar, no aceptes la primera oferta y, sobre todo, no subestimes tu capacidad de cambiar el resultado. Negociar no es cuestión de suerte, sino de estrategia. Ahora, tienes todas las herramientas para hacerlo.

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