Open - Reseña crítica - Andre Agassi
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Open - reseña crítica

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Biografías y memorias y Deportes

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: 

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN: 9788415945482

Editorial: DUOMO EDICIONES

Reseña crítica

Incluso si no te gustan los deportes deberías animarte a este libro. Andre Agassi describe con mucha sinceridad los sucesos más importantes de su vida. La presión de su padre, el eterno amor-odio hacia el tenis y la comprensión de su esposa Stefanie. Este libro resulta fundamental para entender los vaivenes que sufren los deportistas profesionales. ¡Llegó la hora de sacar!

Primeros pasos

El tenis es el deporte más solitario de todos. Se lo podría comparar con el boxeo, aunque a la hora del juego el tenista ni siquiera toca o habla con su oponente.

Si a eso se le agrega que Andre Agassi nació con espondilolistesis, el padecimiento es doble.

“Detesto el tenis, lo odio con toda mi alma, y sin embargo sigo jugando”, decía Andre en su infancia. A esa edad enfocaba su frustración en el dragón, una máquina lanzapelotas.

Aunque probablemente su mayor lucha diaria era con su padre Mike, un ex boxeador iraní y apasionado por el tenis, que lo presionaba durante cada entrenamiento.

Era una cadena: su abuela maltrataba a su padre, y su padre lo maltrataba a él. De todos modos era ella quien conseguía aflojar a su hijo para que no fuera tan duro.

En tanto que su madre era como un oasis. Betty era el lugar donde acudía Agassi para conseguir calma.

Torneos iniciales

A la soledad del tenis hay que agregarle el dolor de las derrotas. No hay posibilidades de compartirlas con otro, por lo que pesan más.

Luego de perder un partido con un niño dos años mayor, Andre sintió una vez más el crudo padecimiento que significa caer. El odio hacia el tenis se hace mayor.

Más aún cuando la familia deposita todas sus esperanzas futuras en un niño de 10. Acompañado por su exigente padre, viaja a todos los torneos nacionales con plata de los Agassi.

Por diversos motivos, sus hermanos Rita, Philly y Tami ya habían abandonado la práctica de tenis. Así que la única y última chance de Mike era Andre.

De todos modos, entre tanto drama, consigue hacerse de un amigo: Perry. Ambos comparten gustos pero, sobre todo, padres estrictos.

Y cuando todo parecía remontar a partir de su amistad, ¡zas! Tras una gira por Australia donde consiguió varios trofeos, su padre se da cuenta que ya no le queda nada más por enseñarle. Tiene que dar un paso adelante y lo inscribe por tres meses en un instituto en Florida.

La Academia Bollettieri

Ya sin sus padres, hermanos ni Perry, llega a la Academia de Tenis de Nick Bollettieri. Allí comparte con 200 chicos más.

Agassi lo describe como un lugar aterrador: “La presión constante, la competitividad salvaje, la falta total de supervisión por parte de los adultos nos va convirtiendo lentamente en animales”.

Al mismo tiempo cursó sus estudios en la Academia Bradenton. Allí tuvo su primer acto de rebeldía. Se colocó un pendiente en una de sus orejas.

“La rebelión es lo único que puedo escoger todos los días, y esa rebelión en concreto habrá de aportarme el premio añadido de representar una venganza contra mi padre, que siempre ha detestado los pendientes en los hombres”.

Le costó adaptarse al colegio y terminó bebiendo y fumando porros. Además de hacerse peinados extravagantes.

Pese a esto, a los 14 años ya juega torneos satélites en pueblos lejanos con jugadores amateurs mayores. Así alcanza la posición 610 del ránking de la ATP.

Con mucho ímpetu, también logra hacerle frente a Nick, el dueño de la Academia de Tenis. Consigue dejar la escuela para hacerla por correspondencia y enfocarse 100% en el deporte para ser un profesional.

Salto al profesionalismo

Luego de ese golpe de timón en su vida viaja a Los Ángeles. Se reencuentra con Philly y participa en el torneo de La Quinta.

Por ser amateur no tiene permitido cobrar un premio. Sin embargo logra que le den 2000 dólares en concepto de gastos. Tenía apenas 15 años.

Con el paso de los meses logra afianzar su relación con Nick. Se convierte en su entrenador y su amigo.

Para los 16 ya es jugador profesional de tenis, luego de aceptar 1.100 dólares que le correspondían por haber sido segundo en el Másters de Florida.

A partir de ahí, Philly se une al equipo para hacerse cargo de toda la logística. También aparece Nike como sponsor.

Su primer certamen en el mundo profesional fue en Schenectady, Nueva York. Cayó en la definición con Ramesh Krishnan, que estaba entre los mejores 50.

También consigue enfrentarse a John McEnroe. Si bien perdió sin atenuantes contra la leyenda, Andre logró que le elogiara su drive.

Y compite por primera vez en el Open de los Estados Unidos a finales de 1986.

Ascenso en el ránking

Itaparica, Brasil, es su primera conquista a nivel profesional en 1987. 90.000 dólares en premios y muchas chicas alrededor.

Si bien compite contra los mejores, Agassi se da cuenta que necesitaba mejorar mucho su físico si quería estar en igualdad de condiciones.

Para potenciar esta parte contrata a Lenny, un duro preparador físico que había sido coronel en el ejército.

Ganó en Memphis a principios de 1988, casi al mismo tiempo que creció en popularidad. Su juego, la cresta y su forma de vestir llamaban la atención.

“Me llaman rebelde, pero yo no tengo la menor intención de serlo, y sólo participo de una rebelión adolescente normal y corriente”, explica Andre. “Dicen que pretendo cambiar las costumbres del juego, cuando en realidad lo que procuro es que el juego no me cambie a mí”.

Ese mismo año alcanza las semifinales de Roland Garros, las primeras suyas en un Grand Slam.

Pero para seguir mejorando empieza a entrenar con el chileno Pat hacia 1989.

Además debuta en la Copa Davis en Argentina y en singles se corona campeón de su torneo preferido, Stratton Mountain. Así sube al cuarto puesto del mundo.

Mientras tanto tenía una batalla con los medios. “Todos los días se me machaca por mi aspecto, por mi comportamiento, por nada en absoluto”.

El maestro Gil

Su explosión se dio cuando conoció a Gil Reyes en la Universidad de Nevada-Las Vegas.

Agassi se sintió escuchado y comprendido con su nuevo preparador físico. Básicamente le enseñó a trabajar su cuerpo para mejorar su rendimiento y prevenir lesiones.

“Mi vida siempre le ha pertenecido a otros. Primero, a mi padre. Después, a Nick. Y siempre, siempre, al tenis. Ni siquiera mi cuerpo me ha pertenecido hasta que he conocido a Gil, que está haciendo lo que se supone que hacen los padres: convertirme en una persona más fuerte”.

Gil combinó una figura paterna con un perfeccionismo a la hora de entrenar. No por tener un método exigente como los anteriores preparadores, sino por saber qué necesitaba Andre en cada momento.

Acariciando la gloria

Con el nuevo equipo de trabajo se metió por primera vez en la final de un Grand Slam: Roland Garros 1990.

Pero el pánico lo invadió la noche previa a la definición. Para paliar la incipiente calvicie, Agassi había apelado a pelo postizo. Sin embargo, se desintegró en aquella ocasión.

Lo recompusieron a partir de unas horquillas y así disputó el partido ante el ecuatoriano Andrés Gómez.

Andre jugó de manera tímida y la experiencia de Gómez, cerca del retiro, pesó. Cayó en cuatro sets.

Después de ausentarse en Wimbledon, alcanza la final del Open de los Estados Unidos. Pero repite los mismos errores que había cometido en París y cede ante otro joven maravilla, Pete Sampras.

La tercera definición de un Grand Slam para Agassi volvió a ser en Roland Garros. Se enfrentó a Jim Courier, al que ya había vencido en otras oportunidades. De todos modos, vuelve a perder.

Sólo encontró paz en los brazos de Wendi, su novia en ese entonces.

Tomó envión con la Copa Davis en 1992 y recién vio sus frutos en Wimbledon. Derrotó al croata Goran Ivanisevic en cinco sets.

“El problema, en las otras finales de Grand Slam, era que no deseabas lo bastante el triunfo, y por eso no lo hiciste posible. Pero éste sí lo quieres, así que tienes que hacer saber a Ivanisevic y a todos los demás que sí lo quieres”, analiza Agassi.

En el baile post final, conoce a la ganadora de la rama femenina, la alemana Steffi Graf.

Las mieles del éxito

“Las victorias no nos hacen sentir tan bien como mal nos hacen sentir las derrotas, y las buenas sensaciones no duran tanto como las malas. Con gran diferencia”.

De la mano de los triunfos también llega la fama. Fiestas VIP, visitas a la Casa Blanca e invasión de la privacidad. Un mundo nuevo.

Para colmo, Wendi decidió finalizar la afianzada relación que tenía con Andre. También sufre una lesión en una de sus muñecas y no consigue grandes resultados deportivos en 1993.

Al tiempo comienza a salir con la actriz Brooke Shields. Y cambia a Nick como entrenador por Brad Gilbert.

Desde ahí crece hasta ganar el Open de los Estados Unidos en 1994. Superó a Michael Stich en sets corridos.

Además, en una difícil elección para él, se rapa. Asume su calvicie y se libera.

Eso se refleja en su juego. A principios de 1995 juega por primera vez el Open de Australia. Allí se corona campeón al vencer a Sampras en cuatro sets.

Así, llega al número 1 del ránking de la ATP con 25 años.

Cuesta abajo

Uno de los tantos vaivenes que ha tenido Agassi en su vida empezó a suceder después de ceder con Sampras en el Open de los Estados Unidos de 1995.

Se siente perdido y ello atrajo malos resultados. “Desde que perdí contra Pete en el Open de Estados Unidos, he perdido las ganas”.

Aunque al mismo tiempo, consigue darse cuenta que ayudar a los demás es un triunfo en sí. Colabora con un amigo de Brooke dueño de un restaurante italiano.

“Ésta es la única perfección que existe, la perfección de ayudar a los demás. De lo que hacemos, esto es lo único con un valor o con un sentido duraderos. Ésta es la razón por la que estamos aquí. Para hacernos sentir seguros los unos a los otros”.

Pero entre tanto análisis interno, se cuestiona su relación con Brooke. Y, a pesar de tener dudas, decide proponerle matrimonio.

En el plano deportivo consigue la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atlanta, pero los malos resultados en el ámbito profesional continúan a lo largo de 1996.

Atormentado, Agassi acepta la oferta de Slim, su asistente personal: gack, metanfetamina de cristal. Pasa dos días sin dormir por el efecto de la droga y vuelve al ruedo.

Termina casándose con Brooke el 19 de abril de 1997. Aunque sigue drogándose.

“Además del subidón que me da colocarme, obtengo una satisfacción clara en el hecho de perjudicarme a mí mismo y de acortar mi carrera”.

Tocando fondo

Entre tantas pálidas, Agassi opta por tomar un nuevo rumbo en su carrera. Apoyado por su entrenador Brad vuelve a entrenar como antes.

Pero en ese momento recibió un llamado de la ATP. Le encontraron trazas de metanfetamina en la muestra de orina que había entregado en una prueba antidopaje.

Sin salida, envió una carta aceptando su culpabilidad con muchas mentiras. Adució que Slim -al que despidió- era drogadicto y tomaba refrescos con metanfetaminas y, sin querer, había ingerido uno de ellos.

Cayó al puesto 141 del ránking y volvió a jugar torneos de promesas como al inicio de su carrera.

En esa resurrección también crea una fundación para niños carenciados de la mano de Perry.

Empezó a salir de la depresión y recuperó las ganas de ganar.

Ya en 1998, sus abogados lo llamaron y le avisaron que la ATP había aceptado su carta e iban a desestimar el caso. Libertad.

También se divorció de Brooke, con la que cada vez coincidía menos.

Vuelta al esplendor

Con los tormentos dejados atrás, en 1999 coincide -adrede- con Steffi Graf en un entrenamiento en Key Biscayne.

En lo deportivo, fue sin esperanzas a Roland Garros convencido por Brad.

Allí despachó a rivales complicados en tierra batida como Franco Squillari o Carlos Moyá. En la final le ganó en cinco sets al ucraniano Andriy Medvédev.

“Levanto los brazos y la raqueta se me cae al suelo. Sollozo. Me rasco la cabeza. Me aterra sentirme tan bien. Se suponía que ganar no era tan bueno. Se suponía que ganar no debía ser tan importante. Pero lo es, lo es, no puedo evitarlo”.

Al coronarse en París, consiguió ser uno de los pocos de la historia en triunfar en los cuatro Grand Slams.

Para Wimbledon, toma contacto con Steffi. Y llega a la final, donde cae con Sampras.

En el Open de los Estados Unidos ya comparte tiempo con ella y levanta el título al derrotar a Todd Martin. Asimismo, vuelve a ocupar el puesto número 1 del ránking.

También festeja a inicios del 2000, en el Open de Australia.

Y repite el cetro en 2001, ya comprometido y esperando un hijo con Stefanie.

Finalmente, contraen matrimonio en una discreta ceremonia. Meses más tarde nace Jaden.

Los demás importan

Luego de un 2002 sin títulos de Grand Slam, Andre logró levantar la copa en el Open de Australia de 2003.

Lo hizo siendo el jugador más veterano en los últimos 30 años, al mismo tiempo que mostró el mejor tenis de su carrera en la final.

Ese mismo año nace Jaz Elle, que completa la familia Agassi-Graf.

Ante la sorpresa de muchos especialistas, estira su carrera hasta 2006.

“Juego, y sigo jugando porque escojo jugar. Aunque no sea tu vida ideal, siempre puedes escogerla. Sea como sea tu vida, escoger lo cambia todo”.

Una vez retirado, dedica su vida a su familia y a actos de beneficencia. En especial al complejo educativo al que asisten 500 alumnos.

Notas finales

Crudo. Real. Sincero.

Esas palabras bastan para describir cómo es “Open”, la autobiografía de Andre Agassi.

Repasa desde su dura infancia y la rebelión adolescente hasta llegar a ser uno de los mejores tenistas de todos los tiempos.

Al mismo tiempo, da sus puntos de vista sobre la vida, destaca a las personas que estuvieron a su alrededor y deja varios mensajes interesantes.

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¿Quién escribió el libro?

Andre Agassi es un importante tenista profesional retirado con una carrera que comenzó en 1986 y finalizó en 2006. Durante ese lapso obtuvo 60 títulos, entre los que se encuentran och... (Lea mas)

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