Más fuerte que la adversidad - Reseña crítica - Walter Riso
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Más fuerte que la adversidad - reseña crítica

Más fuerte que la adversidad Reseña crítica Comienza tu prueba gratuita
Autoayuda y motivación

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: 

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN: 9786070772504

Editorial: Planeta México

Reseña crítica

Durante la vida, pasamos por muchas situaciones de dolor y angustia, de estrés y tristeza.

Walter Riso analiza en profundidad muchas de las emociones que se hicieron presentes durante la pandemia. Pero hay buenas noticias: puedes aprender a gestionar tus emociones para convertirlas en tus aliadas y a potenciar tu capacidad de adaptación.

Las situaciones de adversidad son inevitables. ¡Aprende a enfrentarlas de la mano de Walter Riso!

La personalidad resistente

“Las adversidades forman parte de la vida”. Algunas adversidades son absurdas o injustas y otras las creamos nosotros mismos.

Muchas cosas nos duelen, pero contamos con la capacidad necesaria para darle un sentido constructivo a nuestros sufrimientos y convertirlos en aliados.

En nuestras vidas, podemos encontrar momentos de paz y de lucha. Solo necesitamos poder diferenciarlos y saber dónde estamos parados.

No es valiente quien no teme, valiente es quien, “sintiendo temor, lo enfrenta con la intención de vencerlo”.

Por eso, cuando te encuentres en situaciones difíciles o de estrés, no huyas inmediatamente. Resiste; verás que la próxima vez aguantarás un poco más. Así, gradualmente, irá aumentando tu resistencia.

Hay dos conceptos importantes a tener en cuenta:

  1. Autoeficacia: es la creencia de que eres capaz de tener éxito en determinadas situaciones.
  2. Competencia personal percibida: es la creencia sobre qué tan capaz te ves de lograr metas, independientemente de la situación.

Menor será el impacto del estrés y mejor se afrontarán las adversidades cuanto mayores sean la autoeficacia y la competencia personal percibidas. Ambas cualidades se pueden aprender. La mejor manera de medir la eficacia percibida es poniéndote a prueba y asumiendo riesgos.

Quienes ante la inseguridad se posicionan en un lugar cómodo jamás sabrán cuáles son sus fortalezas, porque jamás explorarán, se pondrán a prueba ni asumirán riesgos. El miedo decide por estas personas.

Por el contrario, quienes se arriesgan y se enfrentan al miedo crean confianza en sí mismos.

La psicóloga Suzanne C. Kobasa descubrió que determinadas características de la personalidad permiten hacer frente al estrés de una forma más benigna y afectan positivamente la salud física y mental. Este conjunto de características conforma la personalidad resistente.

Los tres componentes de la personalidad resistente son:

  1. Compromiso: se refiere al compromiso con uno mismo, con otra persona o con algo más allá de los resultados.
  2. Control: es la convicción de que se puede influenciar el curso de los acontecimientos, lo que te convertirá en alguien más perseverante y combativo ante la adversidad.
  3. Reto o desafío: es el entendimiento de que los cambios son oportunidades para crecer y ponerse a prueba. “Percibir la adversidad como un desafío es descubrirse en plena acción”.

“No sabes de lo que serías capaz dadas ciertas condiciones, pero te aseguro que te sorprenderías a ti mismo”.

Incertidumbre y ansiedad

Existen miedos racionales y miedos irracionales y desproporcionados.

Para eliminar los irracionales, existen muchas técnicas cognitivo-conductuales y casi todas comparten la idea de la exposición: enfrentar el objeto de miedo hasta que este miedo desaparezca.

Verbalizar los temores no es suficiente.

La ansiedad es el miedo a lo que vendrá. En situaciones ambiguas y de vacíos de información, la ansiedad y la incertidumbre se presentan.

Hoy, dada la inmediatez con la que vivimos, es natural ser intolerantes a la espera. Pero debemos aceptar que, en ocasiones, no saber qué va a pasar es aceptar que hay cosas que escapan a nuestro control.

La completa certeza e inmediatez es imposible. Ellas dificultan nuestra relación con el futuro porque somos intolerantes a la incertidumbre, y eso genera miedo y ansiedad.

Pero crear expectativas falsas y esperanzadoras también nos afecta negativamente: se cambia la incertidumbre por decepción, desengaño o indefensión. Es como tapar el sol con la mano.

El catastrofismo es malo, pero el optimismo irracional también.

La solución es “realismo puro y duro, hasta donde seamos capaces”. Lo bueno es que esa incertidumbre puede gestionarse.

Es preciso diferenciar entre posibilidad y probabilidad: no es lo mismo que algo sea posible a que sea probable.

Cuando te encuentres ante un problema de incertidumbre, debes apegarte a la probabilidad. La posibilidad de que determinadas cosas ocurran existe siempre, pero muchas veces la probabilidad de que en verdad ocurran es muy remota.

Esta confusión es un disparador directo de ansiedad. Si aprendemos a hacer la diferencia, evitaremos los autoengaños, y eso se traduce en salud. Una vida sin riesgos es insostenible.

Cada vez que te anticipes a cosas terribles que puedan sucederte, cambia el riel al pensamiento racional.

Puedes pensar cosas como “soy muy malo anticipando cosas negativas (en verdad lo somos), esto jamás ocurre por mucho que lo piense”; así, la anticipación se debilitará.

Si aceptas lo peor que te pudiera ocurrir y te entregas al universo, dejarás de vivir en el futuro, porque no habrá nada que controlar. Debes aprender a discernir lo que puedes controlar de lo que no. Si algo no depende de ti, entrégate a lo inevitable; si algo depende de ti, lucha y persiste. Así, no caerás en la ansiedad y el estrés.

Ira y tristeza: aprender de ellas y gestionarlas

Nuestras emociones básicas forman parte de nosotros porque fueron adaptativas durante miles de años, y aún lo son.

Si supiéramos cómo gestionarlas de forma adecuada, cumplirían su función exitosamente.

Ira

Estamos acostumbrados a ver la ira como una emoción que arrasa con todo, pero si aprendiéramos su función, podría ser nuestra aliada en momentos difíciles.

Cuando un obstáculo nos impide alcanzar una meta, el organismo expresa ira para intentar destruir o eliminar el estorbo.

Cuando no logramos eliminar el obstáculo, la mente crea frustración. Es decir, cuando no podemos satisfacer una necesidad o meta, nos frustramos.

Un ejemplo cercano es la pandemia, que nos puso muchos obstáculos para hacer lo que queríamos. Nuestra fisiología responde a esos obstáculos con ira.

Por lo general, en situaciones en las que la libertad se ve limitada, la ira se manifiesta. También desarrollamos esta emoción cuando alguien nos ofende, se burla o nos lastima.

Y nos impide agachar la cabeza, o escapar y trabajar para la autoafirmación.

“Una de las mejores maneras de expresar ira defensiva, de una forma socialmente adecuada, sin violar los derechos de nadie y defendiendo los propios, es la asertividad”.

Algunas sugerencias para gestionar la ira son:

  1. Entender la causa y buscar el problema subyacente.
  2. Pensar antes de hablar.
  3. Salir de la situación por un rato.
  4. Pedir disculpas.
  5. Crear microclimas de paz.
  6. Hacer ejercicio.
  7. Pensar racionalmente.

Tristeza

En situaciones de tristeza, la naturaleza nos ofrece por lo menos tres opciones de supervivencia:

  1. Ahorrar energía ante una pérdida afectiva, dado que la resignación nos sirve para no esperar lo imposible. 
  2. Pedir ayuda en caso de sentirse desamparado.
  3. Buscar soluciones almacenadas frente a problemas difíciles.

La tristeza y la depresión son distintas. La persona depresiva busca soledad y aislamiento. La persona triste, aunque a veces quiera estar solo, busca ayuda y no pierde la capacidad de conectar afectivamente con otros o de quererse a sí misma.

Establecer esta diferencia es esencial para saber cuándo preocuparse.

Sugerencias para gestionar la tristeza:

  1. Escribir.
  2. Tener presente que es transitoria.
  3. Hablar con alguien.
  4. Llorar.
  5. Hacer ejercicio.
  6. No evaluarse negativamente ni juzgarse.
  7. No descuidar el cuidado personal.
  8. Mimarte a uno mismo.

Desarrollo del potencial humano en la adversidad

El sufrimiento es información y energía que se pueden utilizar de forma positiva y constructiva. Por lo tanto, puede ser una ventaja para afrontar la adversidad y construir un estilo de vida que nos permita el crecimiento personal.

Cuatro de estas ventajas son las siguientes:

  1. El sufrimiento cumple la función de avisar que algo anda mal. Un sentimiento de malestar indica que existe una necesidad no satisfecha. Al reconocer el malestar como esa señal, se pueden desarrollar conductas proactivas: pedir ayuda, leer un libro o hablar con alguien. Hay que aprender a leer el sufrimiento y construirlo.
  2. A veces es posible ubicar el sufrimiento en un nuevo contexto y darle un nuevo significado. Esto implica una reestructuración mental y una revaluación de eso que nos hace sufrir. Su por qué y para qué toman un rumbo más constructivo.
  3. El sufrimiento también puede tomar la forma de un medio para llegar a un fin. El dolor, en muchos casos, nos permite cumplir objetivos.
  4. El sufrimiento y el conocimiento del dolor fortalecen la compasión y la empatía. A través de él se puede comprender el padecimiento del prójimo. Aquí el sufrimiento cumple una función social/comunicativa que lo eleva a la dimensión ética.

Contacto y afecto

Si bien internet nos ha ayudado a no estar tan desalados en los tiempos que corren (pandemia), queda un vacío que sentimos, una falta.

Expresar amor por un medio auditivo o visual ayuda mucho, pero mucha gente no lo expresa. Expresar sentimientos positivos produce bienestar a quien lo da y recibe.

Siempre hará falta el contacto físico. Las conversaciones, virtuales o no, nos aproximan. Hablar es mejor que dejarse llevar por la soledad o incertidumbre que produce no estar en contacto con el otro.

La pérdida de afecto es el centro de la depresión. La ausencia de amor, cariño, contacto y cuidado, así como la soledad, y la falta de protección y atención agotan nuestra fortaleza.

Los niños cuyos padres son fríos, lejanos o indiferentes tienen muchas posibilidades de ser afligidos e inseguros, con autoestima baja, baja empatía y dificultades para tener relaciones afectivas. Los padres sensibles y dispuestos promueven una emocionalidad equilibrada.

La resiliencia (esto es, la capacidad de las personas de salir de situaciones adversas o adaptarse sin consecuencias psicológicas negativas y regresar a su vida habitual) va de la mano con la expresión de afecto.

Cuando sientes que las personas que están a tu lado te aman, sabes que cuentas con un espacio de protección.

Frente a situaciones traumáticas, algunas personas pueden evolucionar y generar cambios positivos.

El paso por una situación traumática puede llevarte a revisar tu visión del mundo y tu sistema de valores para bien. “Hay situaciones límite en las que te haces más fuerte y emprendes el ascenso”.

Si bien lo ideal sería no pasar por un episodio traumático para generar un cambio en tu vida, este tipo de transformación postraumática es positiva.

La información te confunde y estresa

La ambigüedad y la contradicción en la comunicación afectan tu salud mental.

Poder saber exactamente de qué se trata la información a la que nos enfrentamos genera tranquilidad. Pero, si no podemos saberlo exactamente, es necesario parar e investigar.

La información contradictoria o ambigua provoca ansiedad y estrés en las personas.

Si, en situaciones difíciles o de catástrofe, como la pandemia del coronavirus, nuestro comportamiento depende de hechos confusos e incoherentes, es casi imposible enfrentarlas sin ansiedad.

Las dudas que emergen de información confusa no solo generan ansiedad, sino que también nos inmovilizan. “Ambas son un desastre adaptativo”.

La propuesta aquí es no dejarse aplastar por el miedo o la duda.

Todo esto significa que hay que desarrollar estrategias de protección, y una de ellas es el pensamiento crítico.

Si existe ambigüedad, resuélvela o intenta hacerlo: no esperes que los que la crearon (sobre todo los medios) te digan qué hacer o que la resuelvan por ti. Si entramos en el juego de la ambigüedad, ponemos en riesgo nuestro bienestar.

Ante una situación de adversidad, como puede ser una enfermedad, algunas personas buscan toda la información sobre el asunto. Otras evitan la información para bajar la ansiedad y el miedo.

Busca tu estilo, sin irte a los extremos.

Es importantísimo que evites las fake news: adopta una actitud prudente y un pensamiento crítico para no dejarte manipular por las falsas noticias.

Para aplicar el pensamiento crítico, selecciona la información que te llega por internet, la televisión o cualquier otro medio, y suelta el piloto automático; crea ideas propias o elige aquellas compatibles con un análisis reflexivo.

Notas finales

A lo largo del libro, el autor utiliza un ejemplo de situación de adversidad que nos ha atravesado a todos: la pandemia del COVID-19.

Muchas personas se han identificado con los mismos sentimientos durante la pandemia: angustia, tristeza, soledad, falta de contacto y depresión, entre otros. Todas y cada una de estas emociones tienen fundamentos que el autor explica a la perfección.

Podemos utilizar a nuestro favor todas esas emociones generadas por la adversidad y salir fortalecidos de esas situaciones. Hay mucho que puedes hacer. ¡No te quedes de brazos cruzados y aprende de lo inevitable!

Consejo de 12min

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