Las mujeres que aman demasiado - Reseña crítica - Robin Norwood
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Las mujeres que aman demasiado - reseña crítica

Las mujeres que aman demasiado Reseña crítica Comienza tu prueba gratuita
Sexo y relaciones

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: 

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN: 

Editorial: VERGARA

Reseña crítica

Son tiempos de cambios para las mujeres y la sociedad en general. Por eso Robin Norwood intenta brindar una guía para que las mujeres que aman demasiado puedan valorarse. Encontrar el amor propio y relaciones saludables son los nuevos objetivos. ¡Vamos por ellos!

¿Cómo son las mujeres que aman demasiado?

Estamos transitando tiempos de cambios para la sociedad con las mujeres como eje. Avances en cuestión de derechos y oportunidades. Sin embargo, ¿qué sucede cuando hablamos de amor? ¿cuál es el rol de la mujer?

Amar demasiado es una experiencia tan común que casi creemos que es así como deben ser las relaciones de pareja.

Para Robin Norwood, este libro fue su manera de ofrecer a otras mujeres lo que le fue ofrecido a ella.

Se trata de pautas y principios espirituales que la sacaron de la desesperación y la depresión. Así terminaron respondiendo sus interrogantes más profundos acerca del significado de su vida y de sus luchas.

Según explica la autora, amar demasiado significa obsesionarse por un hombre y llamar a esa obsesión “amor”. En esa situación permitimos que esa manía controle nuestras emociones y también nuestras conductas.

Aquí además entra a jugar el factor familiar. Si hay algo que tienen en común todas las familias disfuncionales es la ineptitud de discutir problemas de raíz. Falla la comunicación.

Cuando ninguno puede expresar qué le afecta a cada uno, aprendemos a no creer nuestras propias sensaciones o sentimientos.

Si crecimos en un ambiente así, esto puede afectarnos a futuro. Buena parte de lo que nos atrae es un calco de lo que nos sucedió en nuestra infancia o adolescencia.

Para describir a las mujeres que aman demasiado, Norwood enumera una serie de características como parámetro. Generalmente suelen provenir de un hogar disfuncional y tratan de compensar una necesidad insatisfecha brindando afecto.

Además reaccionan a fondo frente a hombres “emocionalmente inaccesibles” a los que pretenden cambiar.

También carecen de amor propio y necesitan controlar a sus parejas. Asimismo son propensas a la depresión y a caer en las adicciones hacia las drogas, el alcohol y/o ciertas comidas.

En los momentos donde sufrimos una situación dolorosa y nos culpamos a nosotras mismas, en realidad estamos diciendo que tenemos el control sobre ello.

La escritora remarca que a estas mujeres no les atraen los hombres amables y estables. Simplemente, no se puede “arreglar” a ese tipo de personas. Del mismo modo, si es de esa manera tampoco podemos sufrir.

La sexualidad en la pareja

Para muchos, el sexo es parte fundamental de la vida activa de la pareja. Sin embargo para varias mujeres no se trata de expresar su propia sexualidad, sino su sensación de ser valoradas por las respuestas sexuales de su compañero. Es complacer al otro casi como si fuera su súbdita.

“Creo que el sexo me ha dado mucho alivio porque me he sentido tan mal en cada relación. Parece disolver por un momento y unirnos”.

Tal como vimos antes, en la ausencia de excitación, se sienten inquietas e irritables. Esto se da en presencia de sujetos tranquilos, estables y confiables y no ante los que son emocionalmente más distantes. Es decir, no la atraen sexualmente los hombres con quienes no luchan.

Entonces el sexo es una de las herramientas que usan para manipular o cambiar a su pareja. Tienen una conducta que apunta a la gratificación de otra persona, y no a la de ella.

Pero ahí confunden angustia, miedo y dolor con amor y excitación sexual. No saben sentirse bien por sí mismas. Sólo se sienten cómodas con la distancia emocional creada y mantenida por la tensión de la relación.

Nos han enseñado que “buen” sexo es “verdadero” amor, nada más lejos que la realidad.

Norwood señala que los griegos eran más inteligentes. Utilizaban la palabra “eros” para el amor más apasionado y “ágape” para la relación estable y comprometida. Cada una tiene su valor, verdad y belleza. No obstante la sociedad y la continua presencia de los medios de comunicación confunden permanentemente a las dos clases de amor.

La realidad es que hacen falta intereses, valores y objetivos comunes, y capacidad para una intimidad profunda y duradera. Resulta necesario tener la voluntad de verse a sí mismo con honestidad a fin de promover el crecimiento de la relación y la profundización de la intimidad.

Por eso la excitación y la emoción que se obtiene al conocer y ser conocidos es demasiado poco común.

“En ese temor a lo desconocido que existe dentro de nosotros y entre nosotros, ignoramos y evitamos el mismo don que nuestro compromiso pone a nuestro alcance: la verdadera intimidad”.

La influencia de la infancia

Desde que somos pequeñas nos enseñan a cuidar de todos menos de nosotras mismas. Crecimos buscando más oportunidades de preocuparnos por las necesidades y exigencias de los demás.

Pero el problema aparece cuando creemos que ya es demasiado tarde para esperar nuestro turno. Así continuamos estando a disposición de los demás esperando que nuestro miedo se vaya y que el amor aparezca como recompensa.

En muchos casos se llega a confundir lo agradable con lo desagradable. Como por ejemplo, cuando una mujer asume la culpa por la infidelidad de su pareja. Al mismo tiempo, muchas suelen mantener a la familia.

También ocurre que las mujeres que aman demasiado llegan a necesitar el caos para poder vivir. Obtienen la aprobación del resto trabajando duro y atendiendo a los demás. Pero a cambio sacrifican sus propias necesidades.

En la infancia pueden surgir tres consecuencias que determinan el carácter. La primera es la culpa. Mientras que la segunda son los sentimientos inconscientes de incomodidad ante las implicaciones sexuales del hecho de tener al progenitor deseado por uno mismo. Y la tercera es una joven que puede sentirse incómoda con cualquier sentimiento sexual.

De todos modos no es tan cierto que la compañía que elegimos sea igual a mamá o a papá. Según Robin, la realidad es que “con esa pareja podemos sentir lo mismo y enfrentar los mismos desafíos que encontramos al crecer”.

Con ella podemos recrear la atmósfera de nuestra niñez para movernos en un ambiente que nos resulta familiar. Nos sentimos cómodas con las personas con las que podemos experimentar todos nuestros sentimientos conocidos.

Los hombres en cuestión

Ahora, ¿qué rol tienen tienen los hombres involucrados? ¿cómo los afecta? ¿cuál es su experiencia?

Varios de ellos han ganado un grado inusitado de autoconocimiento. También lograron un notable distinción de los patrones de sus relaciones con las mujeres que han sido sus parejas.

En algunas situaciones, los hombres pueden llegar a decir que “necesitaban alguien como ella para que me cuidara”. Pero terminan tratándose de manera manipulativa.

También están los que se dan cuenta que algunas mujeres funcionan mejor bajo toda la presión y la tensión de una situación extrema como, por ejemplo, un affaire. Como vimos anteriormente, varias prefieren la aventura antes que una relación estable.

De vez en cuando puede verse que cuando una pareja que lleva años de relación decide contraer matrimonio, algo se pierde. Deja de estar presente la excitación, y como consecuencia, el amor desaparece. Un motivo puede ser que han excedido su capacidad para la intimidad.

Como explica Norwood, hay mujeres que son incapaces de tener ningún grado de intimidad con hombre. Escogen vivir con una fantasía, con el anhelo de cambiar a su pareja para amar y ser amadas. Sin embargo sólo disfrutan de eso en el imaginario.

Tienen la necesidad de ser útiles y de ayudar a los hombres con quienes se relacionan.

Volvemos a lo mismo: ese deseo de controlar a otros se origina en la niñez. Ahí se experimentan muchas emociones abrumadoras. Dentro de las que señala la autora aparecen el miedo, la furia, la insoportable tensión, la culpa, la vergüenza y la pena por otros y por uno mismo.

Más allá del amor

El panorama empeora cuando las mujeres no sólo estamos atadas a hombres tóxicos, en relaciones de dolor, miedo y anhelo. Pero es posible que no sólo seamos adictas a eso. Algunas hemos caído en adicciones a sustancias con el fin de bloquear sentimientos de la niñez.

“Utilizamos las relaciones de la misma manera en que utilizamos nuestra sustancia adictiva: para alejar el dolor”.

Cuando la relación nos falla, buscamos refugio en las sustancias. Y luego recurrimos a la relación para salir de la adicción. Se crea un círculo vicioso del que es muy difícil salir.

“Mientras estamos empeñadas en huir de nosotras mismas y evitar nuestro dolor, seguimos enfermas”.

Tal como explica en el libro, Norwood sostiene que es habitual que estas mujeres busquen el estímulo de una relación difícil y dramática a fin de obligar a sus glándulas a liberar adrenalina.

Cuando una relación así se rompe, una mujer de este estilo generalmente se hunde en la depresión si está sin pareja. O se mete en otra relación porque necesita con desesperación el incentivo que él proporciona.

Es tan difícil recuperarse de la dependencia de las relaciones (o de amar demasiado) como lo es recuperarse del alcoholismo. Tanto que para los que padecen los dos, puede llevar hasta la muerte.

Cómo salir

Robin Norwood enumera una serie de pasos a seguir para poder recuperarse luego de amar demasiado. Se trata de una lista sencilla, aunque nada fácil de aplicar en este tipo de situaciones.

  1. Busque ayuda.
  2. Haga que la recuperación sea la prioridad absoluta de su vida.
  3. Busque un grupo de apoyo integrado por pares que la entiendan.
  4. Desarrolle su lado espiritual mediante la práctica diaria.
  5. Deje de manejar y controlar a los demás.
  6. Aprenda a no “engancharse” en los juegos.
  7. Enfrente con coraje sus propios problemas y defectos.
  8. Cultive lo que necesite desarrollar en usted misma.
  9. Vuélvase “egoísta”.
  10. Comparta con otros lo que ha experimentado y aprendido.

El camino hacia la recuperación es arduo y lleva tiempo. Pero una vez conseguido eso, queda un paso más.

Eliminado el desafío de de usar su sexualidad para manipular a un hombre complicado y lograr así que las ame, deben aprender a ser sexuales con una pareja que realmente las quiera.

“El sexo funciona muy bien cuando estamos obsesionadas. Todos esos intensos sentimientos de excitación y ansioso deseo, incluso temor, contribuyen a un poderoso conjunto que llamamos amor. En realidad, es cualquier cosa menos eso”.

¿Cómo notar a una mujer recuperada de amar demasiado? En resumen, se acepta a sí misma y a los demás como son, tiene una autoestima alta, se permite ser abierta y hacerse preguntas, es capaz de dejar una relación potencialmente destructiva y sabe que para que funcione debe haber objetivos e intereses en común.

Notas finales

En este libro, Robin Norwood apunta directo a las mujeres que sufren por el “mal pensado” amor.

Y con eso no sólo describe y trata de guiar a las que padecen esto, sino también abre el debate sobre qué es el amor. Reformular el concepto para dejar de practicar el que fomenta la sociedad en general y los medios de comunicación.

Porque amar no se trata de sufrir, de intentar cambiar a alguien o de tratar de solucionar problemas de la niñez a través de él.

Si ese es el camino la situación puede llegar a terminar de mala manera. Tal como lo refleja con varios ejemplos, las mujeres que aman demasiado a menudo caen en adicciones y en círculos viciosos del que no logran salir.

Aunque hay salvación. No todo está perdido. Que la mujer empiece a valorarse por sí misma es el puntapié inicial para empezar a tener relaciones saludables y estables.

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¿Quién escribió el libro?

Robin Norwood es una célebre terapeuta especializada en el tratamiento de alcoholismo y la adicción a las relaciones. Nacida en Estados Unidos, ha escrito varios libros... (Lea mas)

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