¡Crear o morir! - Reseña crítica - Andrés Oppenheimer
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¡Crear o morir! - reseña crítica

¡Crear o morir! Reseña crítica Comienza tu prueba gratuita
Tecnología y innovación

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: 

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN: 9788499924885

Editorial: Debate

Reseña crítica

A pesar de que la innovación va a un ritmo lento en Latinoamérica, Andrés Oppenheimer es optimista sobre el futuro, siempre y cuando se sigan las claves para el éxito tecnológico. Descubre cuáles son y conoce a los innovadores que están marcando el presente y el futuro de la humanidad.

El mundo que se viene

¿Qué ocurre en Latinoamérica que no surge un Steve Jobs? Esto se pregunta el autor de esta obra. ¿Qué es lo que hace que en Estados Unidos triunfen Mark Zuckerberg, Bill Gates y otros innovadores?

Es una cuestión fundamental que debería estar en el centro del análisis político de nuestros países, porque estamos viviendo en la economía global del conocimiento, en la que las naciones que más crecen y más reducen la pobreza son aquellas que producen más innovaciones tecnológicas.

Uno de los primeros problemas es que en los países de habla hispana, constituir una empresa es abrumador. En Argentina hacen falta 14 trámites legales para abrir una empresa, en Brasil 13, en Venezuela 17, mientras que en Estados Unidos hacen falta solo 6.

Sin embargo, otro de los problemas —quizá el más grave— es cultural. La cultura hispánica tiene una larga tradición de verticalidad, obediencia y falta de tolerancia a lo diferente que limita la creatividad. Es una cultura que no tolera el fracaso.

La mayoría de los innovadores buscan vivir en sitios vibrantes, abiertos a las ideas y con alta diversidad ética, sexual y cultural. Silicon Valley, la meca de la innovación, es un ejemplo de ello, donde el 53% de los residentes son extranjeros.

Andrés Oppenheimer, autor de esta obra, viajó a diferentes lugares para encontrarse con individuos creativos y culturas innovadoras, con el fin de saber qué los diferencia.

Gastón Acurio y Jordi Muñoz

Andrés Oppenheimer se reunió con diferentes innovadores que demuestran que si se dan las condiciones adecuadas, los proyectos pueden cobrar vida. Uno de ellos es el chef peruano Gastón Acurio.

Acurio es uno de los chefs latinoamericanos más conocidos en el mundo, con un emporio de más de 37 restaurantes peruanos en 11 países, los cuales facturan más de 100 millones de dólares anuales.

La hazaña de Acurio no es solamente a nivel gastronómico y económico, también es social y cultural, pues decidió reinventar la cocina peruana y difundirla con pasión casi evangelizadora.

Desde la hazaña de este chef, Perú pasó de no tener ninguna escuela de cocina en 1990 a ser hogar de más de 300 escuelas de gastronomía, con alrededor de 80.000 alumnos.

Pero ¿qué diferencia a Gastón Acurio del resto? Además de jamás rendirse y seguir sus sueños, la gran diferencia fue que construyó un emporio basándose en la cooperación con otros. Donde otro hubiese visto competencia, Gastón vio una oportunidad de hacer crecer la cocina peruana, y eso terminaría ayudando a todos.

Por supuesto, Gastón no disponía de todas las condiciones para desarrollar su plan. El gobierno peruano no lo apoyó sino hasta que vio frutos, mientras que su financiamiento vino de sus amigos y familiares.

¿Qué hubiese pasado si ese dinero no hubiera llegado nunca o si Gastón se hubiese rendido? Probablemente, lo que le pasa a la mayoría de innovadores en Latinoamérica: nunca llegan a convertir en realidad sus ideas.

Al igual que Curio, otro innovador que muestra que, con el conocimiento apropiado, un ambiente emprendedor y la colaboración se pueden hacer grandes cosas, es el mexicano Jordi Muñoz.

Si alguien a los 19 años le hubiera dicho a Jordi que a los 23 sería presidente de 3D Robotics, una empresa de California con ventas proyectadas en 60 millones de dólares en 2015, seguro él se hubiese muerto de risa.

Muñoz, a sus 19 años, tuvo que dejar su país natal y cruzar a Estados Unidos con su novia embarazada en búsqueda de una vida mejor.

Al nacer su hijo, era él quien se quedaba cuidándolo, mientras se distraía escribiendo en foros en línea sobre la creación de drones, una de sus grandes pasiones.

Una de sus publicaciones, que hablaba sobre cómo hacer los drones mucho más baratos, captó la atención de Chris Anderson, director de la revista Wired. En poco tiempo, ambos se hicieron socios y se dedicaron a consolidar 3D Robotics.

Muñoz tuvo que ir a California para poder surgir como innovador, sin siquiera tener capital más que su convicción y conocimiento, además de un buen socio que se dedicó a apoyarlo.

Bre Petits y Rafael Yuste

Bre Petits no es latinoamericano, tampoco español, pero a diferencia del típico perfil extrovertido y explosivo de la mayoría de los genios innovadores, él es mucho más tranquilo, podría decirse introvertido.

Petits era un maestro de escuela secundaria que se reinventó como empresario de impresoras 3D. Un día decidió que, aunque adoraba enseñar, aquello no era realmente lo suyo.

Creó una empresa de impresoras industriales que luego vendió por 604 millones de dólares para financiar su nuevo proyecto de impresoras personales.

Su paso de ciudadano común a innovador millonario no fue el típico, pero su creatividad y convicción estuvieron presentes en todo momento. En especial cuando decidió mudarse a Nueva York, rentar un taller e invitar a todo el que quisiera ser creativo.

El taller no era para darle forma a un proyecto en particular, sino solo para dejar volar el ingenio. Sin embargo, Petits sabía que en cualquier momento algo saldría de todo ese esfuerzo.

Para este empresario, las impresoras 3D representan el futuro. No duda de que pronto todas las personas tendrán una en su casa y podrán, con patentes, crear sus objetos, desde muebles hasta computadoras. Se habla de una nueva revolución industrial donde los países tendrán que repensar su estructura económica.

No todas las innovaciones son tan tangibles como una impresora; por otra parte, otras no solo plantean una revolución para el ser humano, sino que generan un debate moral. La manipulación del cerebro es algo en lo que trabaja el científico español Rafael Yuste, en la Universidad de Columbia.

Yuste coordina el proyecto Brain Activity Map, que pretende crear el primer mapa que permita ver, quizá controlar, las miles de millones de neuronas del cerebro humano. El objetivo es realizar diagnósticos y nuevas terapias relacionadas con enfermedades neurológicas.

El mismo Yuste entiende el miedo que puede generar el proyecto. No obstante, asevera que los involucrados son personas moralmente correctas, y que además son supervisados por comités éticos.

Yuste piensa que su investigación puede ser histórica, pues una vez que cada ser humano comprenda cómo funciona su mente, será libre. Se comprenderá el origen de muchos sufrimientos, y se solucionarán problemas médicos y de comportamiento.

El científico español sostiene que el mapa de actividad cerebral contribuirá al desarrollo de nuevas tecnologías que permitan al cerebro controlar su entorno tecnológico.

Al comienzo, este proyecto fue totalmente repudiado, pero la determinación del equipo internacional de trabajo encabezado por Rafael logró obtener el apoyo de Obama, en ese entonces presidente de Estados Unidos.

El arte de reinventarse

Una de las características que parece estar presente en todos los innovadores es su capacidad para reinventarse. Esto se ve en perfiles que van desde Richard Branson, creador de Galactic Virgin, que asegura que el fracaso y la reinvención son necesarias para el éxito, hasta Elon Musk, que ha pasado por empresas totalmente diferentes pero con un mismo fin: cambiar la humanidad.

El carismático Richard Branson, que busca iniciar el turismo espacial, asegura que fueron sus fracasos los que lo llevaron a conseguir que muchos proyectos funcionaran. Este empresario ha logrado meterse en mercados que no son conocidos para él, y es gracias a la reinvención de sí mismo que ha marcado grandes hitos.

Lo mismo sucede con Elon Musk: a pesar de que ha estado al borde de la quiebra y muchos de sus proyectos a nada de fallar, se ha mantenido con la convicción de que todo funcionará mientras no deje de intentarlo. Con la reinvención logra solucionar los problemas con los que antes se topaba.

A veces, la reinvención aparece en forma de oportunidades, como la que aprovechó el argentino Emiliano Kargieman cuando, una noche como cualquiera, empezó a investigar la manera de desplegar minisatélites en el espacio en los que las personas pudieran desarrollar aplicaciones.

Kargieman tomó un mercado dominado por grandes capitales y lo reinventó para convertirlo en lo que será la tecnología pionera que buscará democratizar las aplicaciones espaciales.

Khan, Zolezzy y Von Ahn

Muchos de los innovadores comenzaron su proyecto con la idea de mejorar la calidad de vida en regiones poco favorecidas. La historia de Salman Khan es la de un innovador social que logró brindar educación a personas de bajos recursos a través de su plataforma Khan Academy.

Su sitio no solo tiene 60 millones de visitantes por año, los cuales reciben clases gratuitas de matemáticas, álgebra, historia y otras asignaturas escolares en 28 idiomas, sino que está cambiando la enseñanza tradicional en el mundo.

La idea de las “escuelas al revés”, donde los jóvenes en vez de estudiar en la escuela lo hacen en la casa mirando videos interactivos, produce un buen rendimiento académico.

El noble objetivo de Khan genera una pregunta común: ¿cómo se puede mantener el proyecto económicamente? Con las donaciones de personas e instituciones que buscan aportar su grano de arena.

Brindar educación gratuita también fue lo que tuvo en mente el guatemalteco Luis Von Ahn cuando creó una aplicación para enseñar idiomas de forma gratuita: Duolingo. La aplicación, galardonada por Apple en 2013, es ahora una de las más usadas alrededor del mundo.

Si bien su innovación no estaba dentro del sector educativo, el chileno Alfredo Zolezzi inventó un sistema de purificación que promete proveer de agua potable a 780 millones de personas en todo el mundo, quienes hasta ahora solo reciben agua contaminada.

El invento, denominado Plasma Water Sanitation System, es un aparato purificador de agua que consiste en un tubo de vidrio con una recámara interna que, gracias a una descarga eléctrica, convierte el agua sucia en plasma y luego la transforma en agua potable.

Para probar su funcionamiento, Zolezzi tuvo que romper las reglas al instalarlo en una comunidad sin ninguna autorización más que la aprobación de los vecinos del sector. Aquel riesgo que corrió pudo valerle como mínimo una multa, sin embargo, los resultados fueron positivos. Estaba usando la ciencia para luchar contra la pobreza.

Los cincos secretos de la innovación

Tan solo un 2,4% de toda la inversión mundial en investigación y desarrollo tiene lugar en Latinoamérica y el Caribe. Esta es una cifra alarmante que podría cambiar si se ponen en práctica los cinco secretos de la innovación.

  1. Crear una cultura de innovación: una cultura de innovación se refiere a un clima que produzca entusiasmo y glorifique a los innovadores productivos de la misma manera en la que se glorifica a los grandes artistas o deportistas, en la que la gente se permita asumir riesgos sin temor a ser estigmatizados por el fracaso.
  2. Fomentar la educación para la innovación: no solo se debe desarrollar una educación básica y secundaria con mayor interés en las creaciones científicas y tecnológicas, también se debe cambiar el modo de impartir conocimiento y comenzar a enseñar formas de procesarlo.
  3. Derogar leyes que matan la innovación: es necesario simplificar los trámites en países latinoamericanos y modificar sus leyes de quiebras para no castigar a quienes fracasan con un emprendimiento.
  4. Estimular la inversión en innovación: no solo los gobiernos deben desembolsar inversión, también deben hacerlo las empresas privadas, quienes son las que mejor conocen el mercado. El intercambio cultural entre empresas y universidades siempre trae beneficios.
  5. Globalizar la innovación: la innovación es un proceso colaborativo que requiere estar en contacto cercano y en tiempo real con quienes trabajan en proyectos parecidos en todo el mundo. La mayoría de los países de Latinoamérica no permiten universidades de otros países, ni tienen convenios de titulación conjunta con las mejores universidades del primer mundo. De cambiar esto último, podría abrirse un campo de posibilidades.

Es hora de que Latinoamérica entre de lleno en la era de la economía del conocimiento y entienda que el gran dilema del siglo XXI no será “socialismo o muerte”, ni “Estado o mercado”, sino uno mucho menos ideológico: ¡crear o morir!

Notas finales

¿Por qué en Latinoamérica no nacen personas innovadoras tan influyentes como Steve Jobs? Burocracia, poco apoyo financiero, una cultura de obediencia y cero tolerancia al fracaso son algunas de las razones. Poniendo en contraste la realidad latinoamericana, Oppenheimer muestra cómo algunos de los innovadores más importantes del momento han logrado llevar a cabo sus proyectos.

A pesar de que el panorama luce desalentador, hay acciones que se pueden tomar para que los países de habla hispana puedan recuperar el tiempo perdido e impulsar nuevas ideas y creaciones.

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